Histomagia

Niño fantasma

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Las historias de fantasmas y aparecidos en las escuelas, es sin duda uno de los relatos que siempre son parte del imaginario social de los pueblos. Guanajuato, como pueblo que es, tiene muchas y muy variadas historias que hacen honor a esa tradición de leyenda, sin embargo, aquí, una de las que más ha impactado hasta la fecha, es la que tiene la historia de un pequeño niño que se aparece en una secundaria ubicada en el barrio de Pastita.

Me cuenta mi amigo Marco, quien labora de maestro en dicho plantel educativo, que él ha sido testigo de las apariciones de este niño. Él me relata que una de esas tardes en que ya están dispuestos salir al recreo, salió al pasillo para ver, desde ese segundo piso, el patio solitario, sintió entonces un frío inexplicable, no supo por qué pero tuvo unos deseos inmensos de voltear hacia el fondo del pasillo, volteó y  vio cómo de la pared salió un pequeño espectro, bajito, peinado hacia atrás, con pantalones cortos, era un niño, su carita se fue conformando poco a poco, a cada paso que se acercaba a él, Marco no creía lo que estaba viendo, sólo se quedó inmóvil, paralizado, viéndolo pasar tan cerca de él… no creía que fuera real, de pronto sintió miedo, un miedo que se acrecentaba ante esa aparición que no le permitió emitir sonido alguno, sabía, a estas alturas, que estaba solo con el espectro. El niño sólo lo miraba con unos inmensos ojos tristes, no le quitaba la mirada de encima, lo veía, sin sonrisa, sin ánimos de nada. De repente, sonó la campana que llama al recreo, es entonces que el niño le regala una sonrisa, se voltea, ve al frente y corre todo el pasillo, baja las escaleras a tropel con otros niños, Marco lo busca con la mirada, y ve cómo el niño fantasma, ahora ya feliz, transforma su vestimenta en el uniforme escolar, su piel se ve lozana y radiante, chapeteado como niño vivo, voltea a ver a Marcos, y el niño comienza a saludar a otros niños, ríe, platica, juega, consciente de que Marco lo está viendo; para sorpresa de mi amigo, en un instante el fantasma se pierde entre el caos de niños que salen corriendo de las aulas para disfrutar su merecido descanso. Marco no daba crédito, ese día ni siquiera comió, se quedó ahí arriba buscando con insistente mirada a ese niño, pensaba que en cualquier momento lo vería de nuevo taciturno y gris como lo vio al salir de la pared, pero no, el fantasma no apareció.

Al término del recreo, Marco se quedó fuera de su salón, ahí en el pasillo, insistía en esperarlo, verlo de nuevo, pero no, el niño no apareció ya más ese día, porque eso sí, el niño fantasma aparece de vez en vez, Marco lo ha visto fugazmente en alguna de las aulas, de pie, tomando clase, el niño sabe que mi amigo tiene el infortunio de poder verlo, tal vez por ello, cada vez que se ven en algún lugar de esa secundaria, sus miradas se cruzan y el niño le esboza una sonrisa, como permitiéndole ser parte de su mundo, porque es un hecho: ese fantasma ama no estar solo, es por eso que no se va a donde pertenece porque la soledad del mundo de los muertos, nunca será lugar para un alma de un niño.

Cuando mi amigo me contó la historia, también me dijo que de seguro ese niño es el que cuenta la leyenda que murió ahí antes de que se construyera la escuela, al parecer cayó a la noria ubicada en ese lugar, intentaron rescatarlo, pero, dadas las condiciones de la época, resultó imposible por la impetuosidad de las aguas en la noria en tiempo de lluvias. ¿Quieres recordar tus momentos de secundaria? quizás ahora te des cuenta que aquél amiguito con el que jugabas era un fantasma más y cada día te esperaba con ansías para jugar y platicar contigo. Ven, lee y anda Guanajuato.