Histomagia

Reza

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Sofía se despierta al oír su voz fuerte en la soledad de la madrugada, inmóvil, desesperada intenta moverse no puede, decide hablarle a su esposo y le llama una, otra, y otra vez…

Guanajuato se vive de día y de noche; el tumulto de turistas, estudiantes y ciudadanos, sueñan con los ojos abiertos siguiendo sus ilusiones y metas, y sueñan dormidos con sus vivencias, amores, alegrías, miedos. La noche es para descansar, es lo común, pero en verdad a veces, aunque se tenga la intención de dormir, la duermevela te atrapa en un sinfín de vueltas y vueltas para poder acomodarte, y dormir en tu cama, a veces, no es posible.  No sabemos qué pasa, porqué ambos mundos -el real y el onírico- se unen, pero el misterio de vivir en sueños mundos alternativos y  que la realidad te avise, es aterrador. Hoy mismo, por la madrugada, a mi amiga Sofía le ha sucedido, y me cuenta que aún siente el horror de tan vívido que fue su sueño, y de saber que pudo haber evitado su, ahora lo sabe, pesadilla.

Sofía se metió a su cama temprano, estuvo viendo la TV, trabajó en su compu, y decidió ya dormirse, pues el recién haber sanado de una gripa, ameritaba un verdadero descanso. Se acomodó en su cama, su esposo hizo lo propio y casi al instante se quedaron dormidos. No había pasado ni una hora cuando Sofía se despierta apurada por la necesidad de compensar el frío que sentía por el despojo sufrido de su cobertor por su esposo, y de ir irremediablemente al baño pese al ambiente congelante de la madrugada. Regresa a su cama, su esposo sigue dormido, ella se arropa, y acomoda para dormir, piensa y piensa, y de repente se da cuenta, en la oscuridad, que tiene los ojos abiertos a la oquedad y negrura de la noche. Decide ver su celular, agiliza trabajo, revisa algunas notas online. Dando vuelta una y otra vez para acomodarse y ver de manera perfecta la pantalla, sigue en su trabajo cuando de repente su esposo se mueve, reacomoda, y profundamente dormido voltea a verla y le dice: “Reza”. Ella sorprendida y un tanto asustada por lo inesperado de esa acción, piensa que él estaba soñando, hace tiempo, ve el reloj y decide que ya dos horas frente su móvil es suficiente. Se acomoda, está ya tomando sueño, cuando su gatita llega ronroneando fuertemente, piensa que es un amor su minina, pero que no puede ser, justo cuando dormía ya casi… su esposo escucha y se levanta al baño, ella espera su regreso y le pide saque a la minina del cuarto para poder ya dormir. Así lo hace su marido, regresa a la cama, se acomoda y se duerme él primero. Ella sigue en la duermevela, no puede conciliar el sueño, hasta que de pronto se ve en su casa, en una casa diferente, que es su casa pero que no es su casa, pues estaba ubicada en un camino arbolado y con una entrada de jardín de casi quince metros, es de noche, se ve hablando con su marido sobre el ver o no la televisión afuera donde está su cuñado Alejandro viendo amenamente el fútbol, ella le dice a su esposo que cómo quiera hacerle, mientras va al cuarto a dormir a su hija. Lo realmente extraño es que ella no tiene hijas sólo un hijo, ahí se da cuenta que es un sueño, pero dada la rapidez de las acciones oníricas, entra y ve a “su hija” en la cama, pero no puede acercarse a ella porque en la entrada del cuarto hay un colchón tirado en el suelo y ahí está acostado su hermano (quien actualmente vive en otro país), “su hija” habla dormida y dice: “déjala en paz, déjala en paz”, Sofía ríe y con gran fuerza toma del cabello a su hermano, lo levanta y habla con él diciéndole: “¿ya la viste?”, en ese preciso instante todo sucede tan rápido que voltea a ver la cara de su hermano semiinconsciente con los ojos entrecerrados y en blanco con la boca abierta en una mueca de verdadera inconsciencia maligna, se queda con él en su mano y voltea a ver a “su hija” quien ya está de pie con los brazos extendidos a un lado de la cama diciendo: “déjala es mía, déjala es mía”, Sofía desesperada sabe que está ante un ser de los de cuernos y de inmediato le dice: “No puedes hacerle nada, tiene mi sangre y yo soy santa, yo soy santa, yo soy santa…” Sofía se despierta al oír su voz fuerte en la soledad de la madrugada, inmóvil, desesperada intenta moverse no puede, decide hablarle a su esposo y le llama una, otra, y otra vez, él no responde, pero, en ese momento aterrador, el nombre de su esposo es sin duda un bálsamo para sus oídos y la palabra mágica para poder recuperar su movilidad, de inmediato estira su brazo helado, lo toca por la espalda y lo mueve, para poder despertarlo, él se despierta y ella le dice que tiene miedo, que recen, que recen…tal y como él le había dicho antes, como si él la hubiera querido proteger de ese ser que se metió en sus sueños para recuperar terreno, puesto que no han podido conscientemente llegar a su alma. Rezan, él la abraza y al sentirse protegida, se queda por fin dormida.

Realmente la conexión del mensaje de su esposo aún dormido de “reza” fue sin duda una premonición sobre lo que estaba por venir, una advertencia para cuidarla, fue la unión de la realidad con el mundo de los sueños. Dicen que estos seres que te protegen se disfrazan de esposos, pero son ángeles que Dios te envía para protegerte de eso que no puedes tú. Y sí, esos ángeles están en todo el mundo, y ojalá, esposo o esposa, te encuentre uno como a Sofía. Ven, lee y anda Guanajuato.