El Laberinto

Se trata de ellos

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No entienden que no siempre se trata de ellos. Siempre hay uno de estos en la familia, en el círculo de amigos y en la oficina, ese que se pone hablar de helado cuando todos hablan de café diciendo que es mejor y por qué, o el típico amante de los gatos que forzosamente trata de ganar adeptos a los felinos en una charla canina. Ese que si le cuentas qué estás enfermo te enumera sus agonías, ese que vii  una mejor oferta que la que tú compraste, ese que se enoja cuando estás poniéndote atención a alguien más, ese que tiene que participar en clase aunque no tenga nada absolutamente que decir, ese que lleva la contraria solo para figurar.

Para este tipo de personas, que nunca proponen algo nuevo y que solo esperan a que los demás dibujen para hacer ellos su versión con los colores alterados y los presuntos defectos “mejorados” no existe una historia auténtica, una convicción real o una causa sentida. Solo existe el deseo de contradecir, de atacar y por supuesto de fijar la atención en ellos.

Cuando este personaje aparece pueden suceder dos cosas: la primera es que sea ignorado directamente, la segunda es que logre cambiar el rumbo de la conversación por unos segundos, para luego retomar la anterior o puede lograr convertir el debate completo y hacer que el resto olvide de que estaban hablando al principio- El resultado dependerá de sus habilidades personales de persuasión y de la disposición de su público.

Lo grave aquí es que este tipo de actitud se ha vuelto el mayor motor generador de opiniones y de posturas políticas de nuestros tiempos y gana adeptos en segundos, pues se alimentan de una de las mayores fuentes de aglutinamiento negativo que hay entre individuos: el odio común.

Se entiende que en un mundo de recursos y de atenciones limitadas se compita por atraer los reflectores, se entiende que hay muchas causas y que luchar por cualquiera de ellas, siempre y cuando no dañen a los demás. Lo que es imperdonable es que para ellos estas solo existan como un arma contra los otros, que utilicen problemas reales para estancar la discusión sobre otros temas y para dividir a las mayorías, cuando en la realidad nunca han hecho nada por ningún frente.

En esta ocasión les daremos gusto, este laberinto sí se trata de ellos.