Distrito Capital

No por mucho madrugar, amanece más temprano

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Amigas y amigos, las oportunidades. Esas que los abuelos nos dicen que nomás aparecen una vez en la vida, y de las que hay que estar bien atentos para no nadamás llamarles suerte, ya que es la suma de la capacidad de atención, mas el conocimiento, mas la situación. Me explico: si estuviste atento en cuánto cuestan las televisiones Samsung de 55 pulgadas, y conoces a un amigo que trabaja en la tienda de las teles y está en tu mismo grupo de Whatsapp, y llega el Buen Fin y le puedes preguntar si realmente bajaron de precio o no, entonces estarás aplicando esta tríada.

Lo mismo sucede cuando estás desarrollando una negociación: triste sería sentarte a la mesa esperando que la suerte te socorra, y más en una de carácter internacional. En artículos anteriores, he explicado los riesgos de tomar decisiones al vapor frente al T-MEC y que resumo en este momento: hace dos semanas, terminaba el artículo “Grandes expectativas” con lo siguiente: “Esperemos que el arduo trabajo del Canciller Ebrard no coloque a nuestro país en esa encrucijada que reza: «el que apuesta por necesidad, pierde por obligación»; mientras que la semana pasada “Los mundos olvidados”, afirmaba lo siguiente: “No perdamos de vista que al detonar un tratado de este tipo, mientras no se tengan las condiciones laborales al mismo nivel que en las economías de nuestros vecinos del norte, se puede decidir dejar de importar por ellos la producción local, favoreciendo el consumo de las economías canadienses y estadounidenses. En este momento, cuando la economía nacional se encuentra en recesión, sería completamente desfavorable para nuestro país.”

El día sábado, el Gobierno de México rechazó la inclusión de agregados laborales de Estados Unidos que monitorearían la implementacion de la reforma laboral en el país, subrayó Jesús Seade, jefe negociador del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), con información de El Financiero. Sí, luego de haberlo firmado en el Senado mexicano con bombo y platillo.

Lo importante aquí es que se dieron cuenta. Tarde. Pero están perdiendo de vista un par de elementos más: las presiones Chinas y la manufactura del aluminio. En el primero, desde hace dos semanas, Pekín comenzó a levantar la voz porque el tratado podría excluir sus ventas hacia Canadá, favoreciendo a México. El 13 de diciembre fui testigo de un tweet del
Donald donde entre otras cosas afirma lo siguiente:

“We have agreed to a very large Phase One Deal with China. They have agreed to many structural changes and massive purchases of Agricultural Product, Energy, and Manufactured Goods, plus much more…The Penalty Tariffs set for December 15th will not be charged because of the fact that we made the deal. We will begin negotiations on the Phase Two Deal immediately, rather than waiting until after the 2020 Election. This is an amazing deal for all. Thank you!” (Hemos acordado un gran acuerdo de fase uno con China. Han acordado muchos cambios estructurales y compras masivas de productos agrícolas, energía y productos manufacturados, y mucho más… Las tarifas de penalización establecidas para el 15 de diciembre no se cobrarán por el hecho de que hicimos el trato. Comenzaremos las negociaciones sobre el Acuerdo de la Fase Dos de inmediato, en lugar de esperar hasta después de las elecciones de 2020. Este es un trato increíble para todos. ¡Gracias!)

¿Cómo podemos entender lo anterior y lo más importante, como diría Andrea Legarreta, a nosotros en qué nos afecta? Es relativamente simple. China está sometiendo a Trump debido a la intención del mismo de presentar como su gran logro la ratificación del T-MEC (recordemos que la salida de Evo y el apoyo para atrapar a García Luna son sospechosamente seguidos por la firma fast-track por parte de México del mismo tratado), antes de las elecciones. Siguiendo la lectura entre líneas de la última frase, descubrimos que será “un trato increíble para todos…” si se obtiene antes de las elecciones de 2020; o lo que es lo mismo, si no se obtiene, no será un trato increíble… a menos que vuelva a ganar.

En el año de 1980, Jack Torrance presentaba su libro “No por mucho madrugar, amanece más temprano”. En el mismo, luego llevado a la pantalla con un joven Jack Nicholson, nos presenta de manera delirante el arte de decir lo máximo con un recurso mínimo, obra cumbre de la literatura psicópata en lo que me atrevo a afirmar, la demencia hecha libro.

No obstante el apuro de Trump para aprobar el Tratado, las mismas implicaciones que afectaban al principal productor de aluminio, que es Canadá y particularmente Québec -del cual su primer ministro, François Legault, manifestó que estarían de acuerdo con su firma, cambiando su vertiginosa oposición al mismo, posterior a su reunión en esta semana en Montréal con el “Justin de Canadá” o supervillano de Batman “Two Faces”, como le ha llamado cariñosamente el Donald-; en pasillos del Senado del Congreso de los Estados Unidos, se escucha por parte de la mayoría demócrata un susurro, que al mejor estilo de Gandalf luchando contra Balrof, refiere: You shall no pass!

Esperemos que desde el Gobierno Mexicano no se depositen muchas esperanzas en este Tratado, y comencemos el próximo año con reales políticas económicas, sin olvidar que las mismas son la base de cualquier otra política estatal, sin lugares comunes y frases repetitivas madrugadoras que me hacen recordar el papel de Nicholson al protagonizar el libro de Torrance.

Y a pagar las deudas lo más pronto posible.