El Laberinto

Pie izquierdo

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Existen dos momentos de un proceso en el que somos mucho, pero mucho más susceptibles al fracaso, los inicios y los finales.

Aunque suene por demás obvio empezaremos con los inicios, como que justo a medio baño matutino, en la estación más fría  para agregar dramatismo, se termine el agua caliente ya es suficiente para arruinarles el día a muchos, al igual que perder el avión de ida en un viaje, mancharse la ropa temprano, recibir un gol en el primer minuto, caerse al inicio de una  competencia o tener una infancia horripilante.

En todos estos casos nos ataca el pesimismo y pensamos que lo peor está aún por llegar por que pensándolo concretamente nos queda mucho tiempo desempeñando aquella tarea en la que fracasamos miserablemente desde el principio, ya sea esta irnos a trabajar, completar el viaje, llegar limpio a la noche , ganar alguna justa para llegar entero a la edad adulta. De ahí que se diga que se levantó con el pie izquierdo aludiendo a que invocó a la mala suerte recién saliendo de la cama.

Lo cierto es que, más allá de la superstición lo que sucede con el fallo tempranero es que perdemos dos cualidades que requerimos para poder lograr lo que sea que estemos intentando: la concentración  y la confianza en que podemos hacerlo. Al instalarnos en el fallo ya no se piensa en el presente y suponemos que si fracasamos en lo sencillo lo complejo nos va a tundir por los cuatro flancos. Alguna vez nos pusieron un ejercicio donde el equipo completo tenia que pasar varias pelotas en una ruta marcada pero salteada y donde si se caía una tenías que estar listo para recibir las siguientes, no había tiempo de lamentarse o burlarse ni de recoger la pelota tirada, por que entonces se comenzaban a caer en cadena. A esta habilidad de sobreponerse a la adversidad  se le llama resiliencia.

En el caso de los finales, es muy frustrante que se nos caiga la cucharada de sopa a unos milímetros de la boca pero por lo menos el resto de la jornada no la pasaste tan mal y para cuando ello sucede es más fácil corregir por que estamos llenos de confianza, aunque la concentración o el azar nos hayan fallado. Aunque paradójicamente es muy probable que esta misma confianza es la que haya provocado el fallo.

Es estas fechas del año es interesante que todos los rituales tratan de finalizar bien el año que agoniza mientras tratamos de entrar con el pie derecho al siguiente, para ello hacemos acopio de nuestros seres queridos, nuestras mejores ropas y la mejor comida. Solo queda decir que no desesperemos si algo sale mal temprano, siempre hay tiempo para reponerse, siempre y cuando conservemos la concentración y la confianza.