Distrito Capital

La historia sin fin

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Allá por los finales de los años setenta del siglo pasado, Michael Ende nos regalaba una joya en su Historia interminable, aquella que nos llenaba los ojos de infantil esperanza con Bastián al lomo de Fújur —a quien después en el cine conocimos como Fálkor—, buscando salvar a la Emperatriz de una rara enfermedad y a los habitantes de Fantasía, que al más puro estilo de Flashpoint o de cualquier noche en nuestra industriosa ciudad de Salamanca, veían sus minutos contados al ir desapareciendo, así nadamás, en La Nada.

No obstante su éxito, Ende no aceptaba que esta magnífica novela fuera catalogada como un clásico de la literatura juvenil, sino más bien como una obra filosófica que invitaba al lector a conocer, como Dante en la Divina Comedia, el camino de su personaje principal para encontrar la realidad a través de lo fantástico.

No perdamos de vista que parte de las noticias que pasaron desapercibidas por el desabasto de medicinas, fue el inicio del registro del programa «Mi beca para empezar». ¿Y qué es esto? Pues bueno, es una beca que ofrece el gobierno de la Ciudad de México, donde se le otorgarán 330 pesos mensuales a los niños que estudien el preescolar.

Haciendo unas cuentitas alegres, de acuerdo con estimaciones de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2018, en México existían 11,4 millones de niñas y niños de cinco y menos años. En ese mismo año, en nuestro país habitaban 125,3 millones de personas (ahorita andamos alrededor de 128,19 millones es decir, un milloncito por año —porfa, pocos
hijos para darles mucho). En el mismo año, en CDMX residían 20,8 millones, lo que representa el 16,6% de la población. Entonces, más o menos, tenemos 1,89 millones de niñas y niños de cinco y menos años, clientes con padres votantes (uno, y a lo mucho dos), beneficiarios de la beca.

Ahora, si les vamos a repartir 330 pesitos al mes, pues tenemos más o menos que para la misma, por puro derecho natural para los niños y niñas, el gobierno de la CDMX paga ahí nomás alrededor de $624,360,000 (seiscientos veinticuatro millones trescientos sesenta mil pesos) al mes, o bien $7,492,320,000 (siete mil cuatrocientos noventa y dos millones, trescientos veinte mil pesos) al año, algo así como el presupuesto municipal de siete mil millones de pesos que se aprobó Zapopan (sí, Zapopan) para el año 2020.

Si a esta beca le sumamos la de Jóvenes promoviendo a Morena (que así lo afirmo por el exceso evidenciado en cuentas de twitter, al ser testigo de videos donde a los beneficiarios de las becas Jóvenes Escribiendo el Futuro o Construyendo el Futuro, se les imponía acudir a un evento multitudinario del Presidente, así como cualquier líder de la CNC en los tiempos del viejo PRI), para el Bienestar de las personas adultas mayores, el Crédito a la palabra, Bienestar a personas con discapacidad, grupos indígenas, Tandas para el Bienestar, programa Sembrando Vida o Beca Universal, pues nomás la lana no alcanza. Y apenas va un año.

En artículos pasados, escribía que en 2019, el Banco Mundial otorgó 900 millones de dólares para la lucha antipobreza de México. Ya no me extraña que no haya crecimiento económico, medicinas o condiciones de seguridad, inventando distractores y repitiendo que vamos requetebien, porque entre tanto gasto, la respuesta sigue siendo la misma: nos estamos encontrando con la realidad a través de lo fantástico. Juzgue usted.