Distrito Capital

Día de patriotas

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Amigas y amigos, la patria. Esa señora de singular belleza que veíamos en los textos de la primaria, pintada por Jorge González Camarena, hermano de Guillermo, inventor este último de la televisión a color (del cual el Canal 5 inmortalizó sus apellidos con el Gato GC, Corre GC corre, eh, Avanza la Ignorancia), y cuyo colorido brillante, emanada como nadie de Victoria de los Reyes Dorantes, tlaxcalteca de corazón y modelo para… ¿cómo? ¿que nadie se acuerda ya? Ah, perdón. Sí, es que pues los libros fueron en 1966 y pues… me acordé de la primaria y eso, Don Carlos. Ah, ok, bueno. Pues al grano.

La patria, pues, definida como el país en el que se ha nacido o al que se pertenece, ya sea por vínculos históricos o jurídicos. Los gringos le dicen «Homeland», algo así como «la tierra de casa», por el amor que le profesan y que, desde nuestras trincheras, cada uno de nosotros debemos procurarla, como el terruño que nos inspira a ser mejores y a dejar un mejor país, para el futuro de nuestros hijos.

Allá, desde su patria gringa, el Donald como primer mandatario luego de echarse su Coca de dieta matutina, ha estado tomando decisiones severas, las cuales durante estos meses han impactado positivamente en su economía colocándolo, también, como el virtual vencedor para las intermedias de ese país. Pero como decía Hannibal Lecter, vamos por partes. Con manzanitas, pues.

Por allá del 26 de diciembre compartía en esta columna lo que el señor Trun —como le dice cariñosamente el señor López—, tuiteaba: «Hemos acordado un gran acuerdo de fase uno con China. Han acordado muchos cambios estructurales y compras masivas de productos agrícolas, energía y productos manufacturados, y mucho más… Las tarifas de penalización establecidas para el 15 de diciembre no se cobrarán por el hecho de que hicimos el trato…».

La desaceleración que vivía el mercado estadounidense en 2019, por el incremento del déficit de productos chinos (importaciones vs exportaciones), impactaron directamente en el empleo de manufacturas que a su vez, venía impactando negativamente en el bienestar de la población (sí, como lo que dice el Peje, «bienejtar»). Luego, en un acto dramático, Trump decide renegociar la balanza comercial, subiendo los aranceles (impuestos sobre la importación de productos), lo cual limitó la misma de productos chinos y permitió fortalecer la economía local. Dramático, porque los riesgos de tomar esta decisión al mismo estilo de Roosevelt con el «New Deal» en 1929, podría haber colapsado debido a las nuevas técnicas de producción.

Y asumió el riesgo, llevándose el premio del malabarista del año, al poder utilizar la opinión pública generada para sí en contra de Nancy Pelosi con el impeachement (que había leído usted desde el 30 de diciembre en esta misma columna) con estas decisiones para favorecer la economía local, ya que China redujo a la mitad algunos aranceles a las importaciones estadounidenses en la primera fase de la tregua de la guerra comercial.

Lo anterior, colocó nuevamente a Estados Unidos con muchas probabilidades de crecimiento, ante la promesa de China de aumentar las compras de bienes y servicios estadounidenses por $200 mil millones durante dos años anunciada este jueves pasado, a cambio de que Estados Unidos reduzca algunos aranceles impuestos contra los chinos.

Así mismo, China comienza a sufrir más en estas redes de producción debido al surgimiento del coronavirus: Hyundai, de Corea del Sur, ha suspendido su producción de automóviles debido a problemas con el suministro de piezas de su operación en China, una señal de advertencia temprana de una posible interrupción extensa en el futuro. China es un proveedor importante para la industria automotriz mundial y el sector de la electrónica, y ha registrado un impacto particularmente marcado en los precios de las materias primas industriales. El precio del petróleo alcanzó su nivel más bajo en más de un año, reduciéndose aproximadamente en un 15% en las últimas dos semanas, lo que refleja la disminución de la demanda china, y un grupo de países exportadores de petróleo está considerando recortes de producción en un esfuerzo por revertir la caída de los precios.

El precio del cobre también ha bajado: aproximadamente un 13% en las últimas dos semanas. Mucho ojo: este es un material importante para la industria de la construcción, que seguramente también afectará a las economías más débiles en el mundo. Aunado a lo anterior, les comentaba el 16 de diciembre desde este mismo espacio que en los corrillos consulares en Québec, Pekín comenzó a levantar la voz porque el T-MEC podría excluir sus ventas hacia Canadá, favoreciendo a México.

¿Qué casualidad que surgió el canijo bicho ese, el coronavirus, no?

Y aquí andamos rifando un avión. ¿Quién quiere un cachito?