Presentan teatro becarias del PECDA, en el Cervantes

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Guanajuato, Gto.-Las obras fueron “El Socavón”, de Carmen Madrid Garduño, una lectura dramatizada protagonizada por dos mujeres de diferentes épocas, pero que tienen en común el enfrentamiento a las adversidades de su género.

“Después de nosotros, el silencio” (Chernóbil, 1986) de Carolina Segura Gallardo y dirigida por Javier Sánchez Urbina. Una propuesta de montaje dinámica a partir de 6 monólogos testimoniales de personas que vivieron en el accidente de Chernóbil, adaptados de la novela periodística Voces de Chernóbil de la premio Nobel, Svetlana Alexiévich. Después del accidente vemos cómo se transforma la vida de estas personas. Cómo los ve el mundo a partir de eso, desde el lucro con la desgracia, hasta la estigma de la radiactividad.

También se presentó “Niñas y niños titiriteros para un mundo de paz” de Rosa Elena Romero Alonso, un espectáculo de historias con títeres escritas y representadas por niños de la comunidad de “El Puño”, de San Francisco del Rincón. Romero Alonso comentó: “Son niños muy comprometidos. Descubrí la gran necesidad que tienen los niños de arte y cómo este puede cambiar sus vidas. Cómo, de alguna manera, el proyecto contribuye a la reestructuración del tejido social a través de los niños y el impacto que llevan a sus familias. Más que el resultadoo el montaje de un taller lo importante es y ha sido siempre el proceso: cómo se ha vuelto un espacio y un refugio para los niños en donde hay amistad, donde hay valores; donde disfrutan y se divierten; donde establecen lazos muy fuertes.

“El tiempo de los cactus”. Un espectáculo unipersonal para adultos mayores de Sandra Mónica Ramírez Hernández, con música de boleros y aire de nostalgia, cuenta la historia de una mujer y un cactus con quien indagará el sentido de la vida y de la muerte.

Tuve la oportunidad de hacerle algunas preguntas a Fernanda Ayala, actriz de “Después de nosotros, el silencio, Chernóbil, 1986”, quien se unió recientemente a la producción.

Cuéntame un poco de la obra, ¿cómo llegaste a ella?

Son tal cual testimonios reales de las personas que estuvieron en el accidente de Chernóbil. Son seis monólogos. Hay diversos personajes: una que es una doctora, uno que es un historiador, una que es una maestra… Son personas que tenían una vida normal, profesiones normales; pero que después del accidente cambia su vida, tanto a ellos, como a su comunidad y a sus familiares. Y cómo los ve el mundo a partir de eso.

La idea surge por la necesidad de querer decir algo a partir de esos monólogos. Yo llegué al proyecto porque necesitaba seguir aprendiendo teatro, seguir en otro proyecto. La productora, Diana Tejada, es amiga mía. Empecé a estar muy pegada a ellos (la productora y el director: Javier Sánchez) hasta que me dijeron “únete a Chernóbil”. Ellos ya llevaban siete u ocho meses ensayándolo y la obra la iban a presentar en una o dos semanas (lleva exhibiéndose desde diciembre). La idea era que yo me presentara hasta febrero, pero el director empezó a ensayar conmigo y me dijo que iniciara desde diciembre. Hizo una adaptación de mi texto, lo acortó: mi monólogo era de siete cuartillas y quedó en una cuartilla, es muy pequeño. Me dijo: “tú vas a ser como el cierre.”

¿Qué te atrajo del proyecto?

Una porque era para mí un reto como actriz. Es diferente crear un personaje desde cero a cobrarle vida a una persona que realmente vivió. Los personajes que yo había interpretado antes eran personajes de ficción. En cambio, aquí son personas que realmente vivieron esto. También que, como fue un evento que pasó hace ya años, no lo podía contar contar como si acabara de suceder, ¿sabes? No lo podía dramatizar tantísimo. Tienes que trabajar con la diferencia de sentimientos y emociones. Por ejemplo: fallece tu abuelita; en el momento te sientes súper triste, pero después de unos diez años también te va a seguir causando tristeza, sólo que no de la misma manera. Es algo que tienes que considerar al hacer esta obra, tienes que actuarla como algo que ya pasó, no algo que sucedió ayer ni antier. Vas a contar de manera diferente las cosas.

Algo que también me gustó de este proyecto es que podría haber recaído fácilmente en el morbo. El evento fue a partir de un accidente, no de una guerra o algo similar. Lo que me gusta y lo rescato de este proyecto es que trata de cambiar esa perspectiva de morbo por algo más humano, por algo que simplemente nos puede pasar a todos. Alomejor no un accidente de ese calibre, pero sí un accidente. Los que estuvieron ahí no tuvieron ninguna culpa, y no por eso debemos verlos de distinta forma, o rezagarlos de la sociedad. Chernóbil es una manera en la que se puede hacer este reclamo de simplemente vernos como personas: no hacer diferencias por cosas que nos pasaron, por lo que pensamos, lo que sentimos, lo que somos. Simplemente decir: “okay, son personas” y seguir viéndolas como eso. Eso algo quiero transmitir a través de la obra.

¿Qué es lo que más te emociona de que se presente?

Sería más bien el lugar, porque ya hemos tenido varias funciones de esta obra –no hemos tenido demasiadas pero sí hemos tenido algunas (en León)– de hecho esta es de las últimas que vamos a hacer. Me emociona presentarlo en Guanajuato y en el Teatro Cervantes. Me emociona que es un escenario nuevo en el que voy a estar. Espero que llegue a la mayor cantidad de personas posibles. Que haya un buen público; sobre todo que el público vaya dispuesto a dialogar con la obra, a escuchar y a salir con preguntas –que es lo más importante y es una de las cosas que plantea el teatro: no tanto responder preguntas, sino a hacer preguntas, que el público salga con más preguntas de las que llegaron. Esperemos que se cumpla ese objetivo. Me emociona mucho porque es también una forma de dar a conocer nuestro trabajo. Creo que es un momento muy padre de compartir lo que se estuvo trabajando desde hace meses y eso me encanta.

Cuéntame un poco sobre tu personaje

Mi personaje es anónimo, todos los demás tienen un nombre. Ella es la que narra: es como la vecina que observa todo lo que está pasando, cuenta las historias de las personas que decidieron quedarse ahí, que no quisieron abandonar sus casas. Es un personaje que observa y está diciendo lo que vio, o lo que le platicaron. El director y yo la traspasamos a una anciana. El lugar donde se quedaron a vivir son comunidades donde se siembra. Entonces ella cuenta las cosas desde los sembradíos; desde los campesinos rusos. Mi personaje es una viejita que es campesina y vende manzanas.

¿Qué te gustaría que se llevara el público de la obra?

Para mí Chernóbil es empezar a ver a las personas como personas, dejar de ponerles etiquetas; o dejar de verlos diferente por lo que piensan, lo que sienten, o por sucesos que fueron totalmente ajenos a ellos y les ocurrieron, como el caso de Chernóbil.

Pero también quiero que el público esté en “el aquí y en el ahora”. Que todo lo que tanto mis compañeros y yo les estemos diciendo lo sientan: sientan esa frustración, ese coraje, esa tristeza, ese enojo; sientan esa pérdida. Obviamente ellos no estuvieron en Chernóbil, ni nosotros; pero creo que todas esas emociones, todos esos sentimientos las llegamos a sentir en otras situaciones. Quiero que el público se dé un momento de sentirse y de relacionarlo con un recuerdo, con un momento que los haya hecho sentir enojo o frustración. También que logren tener empatía con el personaje. Que digan “Okay, yo no viví, pero alomejor sí me recuerda a esta situación que yo experimenté. Pero me conecto y estoy en el aquí y en el ahora del personaje, de la obra, de la situación”. Abrir sus sentidos para escucharnos, para sentirnos y para dejar que la obra les diga algo. Lo que quieran decirles. Que se vayan con una idea diferente a la que llegaron. Esa es otra cosa que me gustaría.

Obviamente, ya como de cajón: que lo disfruten, que les sorprenda el trabajo que hemos preparado mis compañeros y yo.

¿Qué otros días se presentará?

Ahorita tenemos para marzo dos en el Instituto Lux. Gracias a la función nos contrataron para San Luis Potosí, también para marzo. Ahorita son las únicas presentaciones confirmadas que tenemos.