EL BALCÓN DEL PALACIO. Los que andan muy activos son los diputados de Morena, presentando iniciativas, llamando secretarios y afinando el regreso a la institucionalidad. Es decir, que ahora si habrá definiciones en la dirigencia estatal, luego de la resolución del Tribunal Electoral, que avala la presidencia nacional de Alfonso Ramírez Cuellar.
El efecto, dicen, vendrá en cascada, sobre todo porque ya el fundador de Morena en Guanajuato, Ernesto Prieto, desde hace unas semanas ¿o meses? Andaba cantando su regreso, al parecer ahora sí se alinearon los astros y el ferviente deseo se le cumplirá en los próximos días. Dicen que no pasa de este mes, aunque se prevé que tendrá que pedir licencia al Congreso, para retomar las riendas del partido y darle rumbo.
Los que andan cabizbajos son los seguidores de Alma Alcaraz, que pronostican que se irá a otra posición aunque no saben cuál y esa incertidumbre les pesa.
LOS QUE DE PLANO NO CAMBIAN, son los priistas. Después de un proceso de reestructuración verdaderamente penoso en el que lo más evidente fue el fuchi guácala a todo lo que tuviera el tufo del ex candidato Gerardo Sánchez, la dirigencia estatal decidió imponer varias dirigencias municipales.
Prácticamente con el mismo estilo de cómo se gestó el cambio de dirigencia en el ámbito nacional, es decir, con chantajes, madruguetes y dinero.
De hecho la señora Ruth Tiscareño, delegada del Comité Nacional, en funciones de presidenta, llegó, dice, a salvar de la muerte a un partido que anda desde hace tiempo transformado en un verdadero zombie.
LO QUE DESCONOCE la delegada es que las corrientes priistas tienen conformadas muchos años y la imposición en lugar de unir divide y le da la estocada a los que estaban esperanzados en que el muerto reviviera.
No tenían nada que esperar sobre todo si tienen en consideración como se gestó el triunfo del actual dirigente nacional Alejandro Moreno, que le costó la salida de varios priistas comprometidos que renunciaron antes de ser comparsa de la simulación.
