Charamuscas y Trompadas

Compartir

NO ES CORONAVIRUS, sino una rinitis crónica que ya está diagnosticada, argumentó el diputado de Morena, Ernesto Prieto Gallardo, cuando salió del médico en el Congreso estatal, luego de que solicitaran su revisión porque se aventó un gallo, al finalizar su participación en tribuna.

Con todo y cubre bocas –que dijo– era parte del material que les iría a entregar al Hospital de Salamanca que se han quejado por falta de insumos y que uno de sus colaboradores le acercó, por los padecimientos respiratorios que le aquejan no de ahora, sino desde hace muchos años.

Esta pequeña anécdota, pasaría desapercibida si la condición sanitaria mundial fuera otra, pero en un contexto de foco rojo y alarma generalizada, lo que movió fue a otras acciones.

ESTE VIERNES, asistirá a labores al Congreso del estado de Guanajuato, casi un representante por oficina, y eso, se presume para abrir y cerrar sus áreas de trabajo porque van a sanitizar, el edificio.

Entre el personal ya hay inquietud, porque no se les manda a trabajar a su casa, cuando pueden  estar realizando sus actividades desde la seguridad antiviral, de su hogar, sobre todo porque saben que ceca de 20 Congresos estatales, ya están cerrados, que no paralizados.

Acá vaticinan, será la semana entrante, cuando se tome una determinación, sobre todo cuando anda la versión en radio pasillo, que hay casos sospechosos, de haber tenido contacto, con personas contagiadas del COVID-19.

DURO GOLPE ECONÓMICO, todavía de impacto incuantificable para los mexicanos tendrá todo el país, generado principalmente por el cierre de actividades en los centros laborales. En Guanajuato capital, el boquete  en el sector hotelero, rebasa los 12 millones de pesos, según estimaciones para los meses de marzo y abril, que como se sabe, Semana Santa, es una de las temporadas más concurridas por el turismo.

Hay ya incluso más de una decena de hoteles que han decidido cerrar sus puertas, hasta que pase la pandemia y no se diga el resto de prestadores de servicios turísticos, a quienes el fuego, o mejor dicho el virus, ya les está llegando a los aparejos.