Charamuscas y Trompadas

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EL BALCÓN DEL PALACIO. Ni todos los manifestantes juntos que habían y han amenazado con tomar las instalaciones del Congreso de Guanajuato ni alguna otra amenaza, habían logrado lo que el coronavirus luego de más o menos tres meses de estar en territorio estatal: cerrar la Cámara de Diputados.

Pues sí,  está cerrado por cuarentena de 14 días, de entrada, más lo que se vaya presentando.

Apenas el lunes de esta semana se dio a conocer que había una persona que trabaja en un grupo parlamentario del Partido Nueva Alianza, que resultó positivo al SARS Cov2-COVID-19.

Tanto ellos en el Panal,  así como los del grupo parlamentario del PRI, son los que siguieron asistiendo en grupo, todos y todas, secretarias, asesores, y algunos legisladores en el caso del PRI.

Ahora, fue verdaderamente imposible ocultar el enojo y la preocupación de que la secretaria de la Mesa Directiva del segundo periodo de sesiones,  Guadalupe Guerrero, haya seguido asistiendo a las sesiones pesar de que tuvo algunas molestias desde la semana pasada.

Hubo escenas de llanto, porque tanto la presidenta de la Mesa Martha Delgado Zárate, como el resto de los integrantes, Ema Tovar, Magdalena Rosales Cruz, Armando Rangel e incluso el personal de apoyo parlamentario estuvieron en contacto –al menos indirecto– con la legisladora.

No se explican la actitud tan irresponsable de seguir asistiendo a las sesiones, aunque presentaba ya algunos síntomas  e incluso –dicen- tuvo dos desvanecimientos en las oficinas del grupo.

PERO ESA IRRESPONSABILIDAD PRIISTA NO ES DE AHORA, según se sabe desde que se comenzaron las sesiones virtuales, prácticamente todo el personal del grupo parlamentario por instrucciones del jefe de asesores y del propio coordinador de la bancada, José Huerta Aboytes,  tuvieron que seguir asistiendo. 

No hay permisos y hay mucho trabajo. Fue la indicación. 

Se sabe que al menos en esa oficina se recibieron entre 2 y 3 oficios enviados por el área de Salud del Congreso, con la enfática recomendación de que disminuyeran las personas trabajando en esa área, sin que se haya hecho caso. No pelaron, en pocas palabras.

Ahora el temor está prácticamente en todo el personal de la bancada tricolor, que según dicen no han tenido la atención ni del coordinador José Huerta, ni del jefe de asesores José Luis Hernández, para preguntarles cómo están, o si deben hacerse la prueba.

Están confiados en que el jefe de la Junta, Jesús Oviedo, o el secretario general, Ricardo Narváez, tomen cartas en el asunto y al menos en calidad de sospechosos les manden a hacer la prueba del coronavirus, porque si los diputados tienen con qué pagarse una prueba pagada, ellos no están en esa condición.