Nuestra Señora de Guanajuato: leyenda, historia y devoción

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José Eduardo Vidaurri Aréchiga, Cronista municipal de Guanajuato

Nuestra Señora de Guanajuato. Pintura de Jesús Gallardo. Fotografía J.E.V.A.

Un 9 de agosto, pero del año 1557 (hace 463 años) llegó, a la naciente población de Guanajuato, una imagen de la Virgen María, era un obsequio del emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, su portador era un integrante de la nobleza Castellana, Perafán de Ribera, mismo que había sido designado por el rey sucesor de Carlos I, Felipe II, como juez intendente de las minas de Guanajuato.

La imagen es, sin duda, un referente histórico para la población guanajuatense, y podemos referir, aunque sea de manera breve, tres interesantes aspectos en torno a ella: un legendario capítulo que envuelve a la misma antes de 1492, otro capítulo que tiene que ver con la historia de cómo llegó a Guanajuato y otro más que tiene que ver con la devoción popular: ese amor, veneración o entusiasmo religioso y voluntario que la población mantiene con la imagen de la Virgen.

Petición por el buen temporal. Siglo XIX. Fotografía J.E.V.A.

La parte legendaria nos remonta al año 714 cuando los moros invadieron una parte importante de la Península Ibérica y cuando, se dice que, desde entonces, los cristianos ocultaron una imagen de la virgen María en una cueva de la Sierra Elvira para protegerla de cualquier posible profanación.

Fue a partir del siglo XIII que comenzó el reinado, en Granada, de la dinastía de los Nazaríes que controlaban un territorio que se extendía por las actuales provincias de Granada, Almería y Málaga, y era, a fines del siglo XV el último núcleo cultural rico del islam español.

A finales del siglo XV la corona española encabezada por Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, decidieron recuperar los territorios que estaban bajo el control nazarí. Para ello fundaron y construyeron, en 1490, el campamento de Santa Fe desde donde atenderían el asedio a Granada. Cuentan que, quizá, en Santa Fe la imagen de la Virgen recuperada tuvo su propio templo y altar en donde los combatientes católicos imploraban por el éxito de su empresa.

Santa Fe cobró relevancia porque ahí comenzaron las negociaciones y se firmaron los acuerdos conocidos como “las capitulaciones de Santa Fe” que definieron el futuro de Granada y de sus habitantes. En enero de 1492 se rindió, finalmente, el Sultán granadino Mohamed Boabdil quien entregó las llaves de Granada que fue recuperada por los Reyes Católicos.

Mohamed Boabdil entrega las llaves de Granada. Imagen tomada de internet.

Lo que vino después parece tender un puente entre la leyenda y la historia. Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico llegó al trono en 1526 y gobernó hasta 1556. De él se dice que tenía gran afición de obsequiar objetos para fortalecer el culto, sobre todo en los nacientes poblados de América, fue así como dispuso que se enviara al naciente Real de Minas de Santa Fe de Guanajuato, una bellísima imagen de la Virgen María.

Más allá de las fabulosas narraciones al respecto del tema que venimos tratando, sabemos que el poblamiento de Guanajuato, en la etapa colonial, comenzó alrededor de 1548 y 1550, a partir del descubrimiento de la veta o filón argentífero y del inicio de los trabajos en las minas de San Bernabé (en La Luz) y la de San Juan (en Rayas) respectivamente.

Para procurar seguridad a los pobladores se construyeron en la zona cuatro fortines, de ellos fue el de Santa Fe el que pronto se adelantó a los otros en el número de vecinos y así nació el Real de Minas de Santa Fe de Guanajuato. Al poco tiempo y por disposición del primer Obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, se construyó la Capilla Hospital de indios mexicanos, unos de los primeros espacios para el culto católico en el naciente poblado.

Correspondió a Felipe II, el sucesor de Carlos I, concretar el envío de la imagen de la Virgen María al Santa Fe de Guanajuato. El emisario fue don Perafán de Ribera que, como referimos, había sido designado primer alcalde, intendente de las minas de Guanajuato.

Carlos I y Felipe II. Pintura de Antonio arias Fernández 1639.Imagen tomada de internet.

La travesía de Perafán la podemos imaginar como una verdadera odisea llena de aventuras y peripecias, especialmente en el último tramo cuando extraviado y angustiado no encuentra en su derrotero manera alguna de llegar a Guanajuato. Devoto de la Virgen la sacó del cofre en que la conducía, la colocó encima de un gran tambor militar, le encendió dos hachas o velas grandes de cera y le imploró una señal para poder cumplir con su encomienda de llegar a Guanajuato.

Al amanecer del día siguiente Perafán y sus hombres observaron que unas palomas sobrevolaban su campamento, era la señal, así que decidieron seguirlas y pudieron, por fin, llegar a Guanajuato y entregar la imagen de la Virgen a la población. (Abro aquí un paréntesis para enviar un saludo a “Los Perafanes”, un grupo de guanajuatenses comprometidos con la historia, la tradición y la salvaguardia del entorno natural de nuestra ciudad que año con año recrean la histórica caminata de Perafán de Ribera en el trayecto que va de la Yerbabuena a la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato).  

Ahora podemos abordar la devoción. La virgen llegó, el 9 de agosto de 1557 fue confiada originalmente a la Capilla Hospital de indios mexicanos en donde estuvo por espacio de ocho años, luego en 1565 fue trasladada a la Capilla Hospital de indios tarascos en donde permaneció hasta 1696, es decir, 130 años y, finalmente cuando el nuevo templo parroquial de Guanajuato fue concluido fue traslada ahí donde permanece desde hace 324 años.

Pintura de Manuel Leal que recrea el momento en que Perafán de Ribera implora a la virgen la señal que le permitiría llegar a Guanajuato. Fotografía J.E.V.A.

La virgen que muy pronto adquirió la advocación propia de Nuestra Señora de Guanajuato ha sido, desde hace 463 años, un importante referente y testigo silencioso del devenir de la sociedad. A ella han acudido los guanajuatenses a implorar salud, bienestar y paz. La virgen ha escuchado el llanto y la tragedia derivada de los derrumbes al interior de las minas, las inundaciones, las sequías, las hambrunas, las epidemias y, claro, las peticiones individuales de sus devotos.

Petición para vencer a los norteamericanos durante la invasión. Fotografía J.E.V.A.

A Nuestra Señora de Guanajuato se le celebra su patrocinio, desde la época colonial, en noviembre, con esas alegres verbenas populares que llamamos “iluminaciones”. Se le festeja en mayo, el mes de María, con las también tradicionales peregrinaciones gremiales que vitalizan y cimbran las calles de Guanajuato. Nuestra Señora de Guanajuato fue canónicamente aprobada como patrona protectora de la ciudad en el año de 1907 y coronada en 1908, desempeña esa función junto con San Ignacio de Loyola que es patrono de la población desde 1616.

Invitación para acudir a la procesión y petición para frenar la epidemia de Cólera en 1833. Fotografía J.E.V.A.

En marzo del año 2012 el Papa Benedicto XVI visitó Guanajuato, su agenda no contempló una visita a la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, pero la Hermandad de Cargadores dispuso colocar la imagen de la Virgen justo en la puerta principal de acceso al atrio de la Basílica, el Pontífice al verla, hizo un alto para bendecir la imagen y la rosa de oro, un regalo de los guanajuatenses, que sostenía el Abad Juan Rodríguez Alba.

La imagen de la virgen en la entrada de la Basílica esperando el paso del Papa Benedicto XVI. Marzo 24 de 2012.

La devoción de los guanajuatenses católicos celebra cada 9 de agosto la efeméride que registra la llegada de la imagen a nuestra población.

Enhorabuena por esos 463 años.

  © J.E.V.A.2020. AGOSTO 7.