Histomagia

El Camino

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Andar por los caminos de Guanajuato, es estar siempre viviendo una aventura, porque, aunque veas que en la ciudad las puertas se abren y se cierran, las casas estén abandonadas con sus grandes ventanales abiertos como si te estuvieran observando, o los caminos cerrados como prohibiéndote el paso, en esta región siempre hay que seguir hacia alguna de las brechas que siempre se abren ante ti. No lo digo, lo dicen los que saben, los que han vivido hasta lo indecible, los que quieren contarlo y los que no.

Xami, mi sobrina, recientemente me platicó una de esas aventuras mágicas vividas en la Sierra de Guanajuato, ese lugar encantado que muchos creen es sólo una leyenda, y pues sí, en cierta forma sí es el lee y anda, porque precisamente, esa tarde, ella y su amigo Dante, venían de Llano largo a Santa Rosa para regresar a la ciudad de Guanajuato, por uno de esos intrincados caminos de hojas secas y árboles frondosos alrededor. Ellos regresaban de dar un paseo, la tarde los había alcanzado y con el caminar vigoroso típico de los jóvenes, hablando de cada tema, argumentos y palabras por aquí y por allá, no se dieron cuenta que el camino los llevaba por otro lado.

Caminaron y caminaron, hasta que mi sobrina tuvo a bien mirar a su alrededor y caer en la cuenta que no era el camino por el que habían entrado a esa zona, los árboles en la sierra se parecen tanto…comenzaron a hablar al respecto y Dante insistía que sí era el camino, que Llano Largo estaba detrás de ellos, “estoy seguro”, le dijo, mientras seguían caminando. Xami optó por darle la razón, pero ella estaba segura que ese camino no había sido caminado durante mucho tiempo: la vegetación verde, el camino breve hecho por los animales atrás tiempo, el excedente de hojas muertas en el camino, las ramas secas caídas, el olor a madera antigua, a moho, a silencio…

Ensimismada en sus observaciones, de repente escuchó unos pasos que iban atrás de ellos a la par de su caminar, Xami estaba segura que alguien venía caminando detrás pisando la hojarasca, pues a cada paso que daban, ese alguien daba el mismo paso; mi sobrina para darse un poco de tranquilidad se hizo pensar que de seguro era algún arriero o minero de por ahí, volteó con la intención de saludar, y cual fue su sorpresa que nadie estaba allí. De inmediato volteó su rostro hacia el frente ante esa inesperada experiencia, situación que en ese instante se transformó en otra más inexplicable, pues en ese momento el silencio marcaba aún más las pisadas de algo o alguien que venía con ellos acompañándolos, volteó a ver a Dante quien seguía argumentando sobre no recuerda cuál tema, sólo recuerda que ella, al voltear a la espesura de la sierra, alcanzó a ver la figura de un hombre vestido con camiseta azul y pantalón oscuro, escondido detrás de una hilera de árboles. Asombrada ante tal aparición, y el silencio absoluto que los elementos naturales hicieron para llamar su atención y avisarle que no estaban solos, detuvo sus pasos, Dante dio un paso más y se detuvo, volteó a verla y ella le hizo una señal posando su dedo índice en sus labios cerrados indicándole que no hablara más. Ambos escucharon como ese alguien también dio un paso más en la hojarasca de los árboles, y también se quedó quieto, en silencio como esperando, al igual que ellos, seguir ese camino que lo invitó a pasar hacia donde fuera que fuese… ese instante se hizo eterno…a estas alturas la noche ya tendía su manto, el hombre se azul seguía ahí, acechándolos, deteniendo el tiempo del ocaso, Dante y Xami seguían expectantes cuándo la naturaleza sabia, cuidando a los muchachos, dejó que el viento siguiera su curso dejando caer una lluvia de hojas secas rompiendo el hechizo del silencio, las aves regresaban a sus nidos, la noche azul aún les dejó ver un cruce de caminos indicándoles con una rama, la salida de ese antiguo sendero, mi sobrina, iniciada en las artes mágicas de protección, de inmediato escuchó a sus ancestros, y guió a Dante -esta vez Dante fue guiado-  hacia la seguridad que da el ver a las personas en el pueblo de Santa Rosa de Lima.

Es claro que muchas de las veces no sabemos qué caminos tomamos, tal vez nunca nos hemos percatado que la magia es la que nos guía para aprender o desaprender muchas de las cosas que nos han hecho ser como somos, lo qué sí es verdad es que ahí, en esa región, la magia ha estado presente siempre pues es la lucha del bien y el mal, es la naturaleza, que se sabe en sí misma una dualidad, por eso Xami pudo ver el mal y el bien, eso fue lo que los trajo de vuelta aquí, con nosotros. Dicen los que saben que si haces caso al mal o al bien permanecerás donde tú sientas tu lugar de poder. ¿Quieres vivir una experiencia como esta? Ven, lee y anda Guanajuato.