Estampas de la Revolución Mexicana en la ciudad de Guanajuato

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La familia del soldado. Fotografía de la Revolución Mexicana.
Imagen de archivo.

La Revolución Mexicana surgió como una protesta política frente a un régimen autoritario y prolongado. Porfirio Díaz se hizo reelegir por sexta vez consecutiva luego de casi 30 años en el poder, a pesar de que su gobierno estaba realmente envejecido y llevaba a cuestas un pesado lastre de problemas sociales que demandaban solución.

Por ejemplo, el 85% de la tierra estaba en manos del 1% de la población. Los campesinos y la mayoría de los trabajadores vivían en condiciones de extrema pobreza y sujetos a injustas condiciones de trabajo. El 96% de la población era analfabeta y la esperanza de vida se extendía mayoritariamente a los 35 o 40 años.

En 1908 Porfirio Díaz concedió una entrevista al periodista norteamericano James Creelman, en la que aseguraba que México estaba listo para la democracia y que no buscaría la reelección; además señalaba que veía con buenos ojos la aparición de nuevos partidos políticos. Ese mismo año Francisco I. Madero publicó el libro La sucesión presidencial, en donde abordaba el tema del necesario reemplazó del general Díaz.

Portada del Pearson´s Magazine.
Imagen tomada de internet.

En 1910 Madero inició una campaña por todo el país que despertó primero la burla, luego la alarma y finalmente la represión. Madero fue arrestado y observó el proceso electoral en el marco de un creciente ambiente de tensión a lo largo y ancho del país. El 4 de octubre de 1910 Porfirio Díaz fue declarado presidente, Madero fue liberado el 5 de octubre y cruzó la frontera para lanzar el Plan de San Luis que convocaba a levantarse en armas el 20 de noviembre de 1910.

Hubo algunos acontecimientos precipitados como lo ocurrido en Puebla en la casa de la familia Serdán, luego, los primeros en atender el llamado de Madero fueron Abraham González, Pascual Orozco y Francisco Villa.

La noticia del levantamiento llegó a la ciudad de Guanajuato el 22 de noviembre provocando de inmediato un estado de alarma y una movilización de las fuerzas del orden que rápidamente arrestaron a Antonio Méndez, un alumno del Colegio del Estado. Luego se supo que también habían sido arrestados Alejandro Martínez Ugarte, Nabor Baltierra, Agustín Landeros y Jesús Chagoya, todos acusados de antirreeleccionistas y trasladados a la Ciudad de México para que fueran juzgados allá.

La reacción inmediata del régimen fue contraatacar y Chihuahua se convirtió en el primer gran escenario de la revolución, mientras que Emiliano Zapata se rebelaba en el Sur. Porfirio Díaz al darse cuenta de que no lograría vencer presentó su renuncia en mayo de 1911 y abandonó el país. Los revolucionarios tratando de llegar a un acuerdo con los Tratados de Ciudad Juárez aceptaron la presidencia provisional de Francisco León de la Barra.

Oficio de renuncia de Porfirio Díaz

Acá en Guanajuato desde el mes de marzo habían hecho su aparición varias gavillas de bandidos que a la voz de ¡Viva Madero, abajo la tiranía¡, cometían asaltos, asesinatos y toda clase de depredaciones en los pueblos de la entidad. Por ejemplo, el ocurrido en la madrugada del jueves santo, aquel 13 de abril de 1911 cuando un grupo de 40 bandidos asaltaron el mineral de la Luz, liberaron a los presos y asesinaron al alcaide Cándido Almaguer para luego tomar $1,500 de la tesorería dejando gravemente herido a Cosme Espinosa.

O bien el del 4 de mayo de 1911 cuando 50 sediciosos asaltaron el poblado de Marfil saqueando los comercios y hasta las viviendas más humildes logrando un botín de $2,000. O el ataque del grupo revolucionario comandado por Cándido Navarro y 500 hombres a Silao el 15 de mayo dejando incomunicada la plaza por haber cortado la comunicación telegráfica y telefónica, saqueando oficinas, quemando los archivos y tomando $20,000 de botín.

Es que las cosas tampoco marchaban bien en Guanajuato, desde el inicio de la campaña presidencial de Francisco I. Madero surgieron al menos dos grupos en Guanajuato.

Uno representado por Toribio Esquivel Obregón, un prestigiado abogado e intelectual originario de León que confiaba al principio en Madero y que acusaba al gobernador Joaquín Obregón González de abusivo e inepto y que llegó a ser vicepresidente del centro antirreeleccionista de México y que luego, enojado porque Madero no lo apoyó para obtener la gubernatura de Guanajuato, criticó las políticas agrarias y terminó siendo ministro de hacienda de Victoriano Huerta y señalado como participe del régimen golpista.

El otro representado originalmente por Alfredo Robles Domínguez, un empresario de minas y de ranchos en Guanajuato que no creía que Madero tuviese los suficientes arrestos para derrotar a Díaz, fue de los fundadores del Partido Nacionalista Democrático y un impulsor de Cándido Navarro, el profesor nativo de la Aldea en Silao que vino a hacer la revolución a Guanajuato.

En realidad, en Guanajuato no es fácil comprender si hubo o no un liderazgo único, todo apunta que hubo diversos grupos que enarbolaron la bandera agrarista como el referido Cándido Navarro que logró hacer alianzas transitorias con otros líderes, que luego fue arrestado por 23 meses y que terminó su vida luchando valientemente contra el usurpador Victoriano Huerta.

Otro importante líder fue Juan Bautista Castelazo, un abogado funcionario del poder judicial del Estado que intentó sustituir al gobernador Joaquín Obregón González que había salido del estado y del país a finales de abril de 1911, luego se sumó a la causa maderista y se convirtió en el primero gobernador y enfrentó los violentos motines que se presentaron en Silao, Acámbaro, Salvatierra, San Miguel, Yuriria, Abasolo, Comonfort, Atarjea, Xichú entre otros, donde se pedía la desaparición de los jefes políticos y el fortalecimiento de los presidentes municipales.

El revolucionario Cándido Navarro originario de la Aldea en Silao.
Fotografía tomada de internet.

Hubo más líderes en la región como Francisco Franco o Moisés García, Adolfo Azueta y Catarino Guerrero que en realidad tuvieron una ruidosa pero efímera participación.

La revolución en el municipio de Guanajuato transcurrió entre sustos y disgustos provocados principalmente por la presencia intermitente de esos grupos de bandidos que ya asaltaban el mineral de Peregrina, Calderones o el Mineral de la Luz, que sufrió diversos ataques y fue escenario de enfrentamientos como el ocurrido en mayo de 1911 entre la tropa de Cándido Navarro y los oficialistas mayor Ignacio Septién y teniente Enrique Montenegro.

El 28 de septiembre de 1911 Madero estuvo en Guanajuato, fue recibido con mucho entusiasmo y una lluvia de confeti. Luego el 2 de noviembre fue declarado presidente y el 6 de noviembre asumió el cargo. En Guanajuato el 28 de noviembre asumía el cargo de gobernador Víctor Lizardi. Los asaltos a los poblados continúan y, en medio de la zozobra, también proseguía la vida cotidiana de la ciudad.

Madero descubrió pronto una serie de ilegalidades y alianzas entre algunos empresarios leales a Díaz y los intereses norteamericanos, despertando la inconformidad de un grupo encabezado por Victoriano Huerta que protagonizó un golpe de Estado conocido como la Decena Trágica.

Solados atrincherados en el zócalo de la Ciudad de México durante la Decena Trágica.
Imagen tomada de internet.

Simultáneamente Madero tuvo serias diferencias con Emiliano Zapata exigía en el Plan de Ayala un cambio más profundo, haciendo del problema agrario un tema central de la revolución.

A la muerte de Madero, Victoriano Huerta asumió el control en medio del desprestigio, sin fuerza social y sin capacidad de convocar a una restauración del orden. Fue entonces cuando surge la figura de Venustiano Carranza que agrupa a varios revolucionarios bajo la bandera de restaurar el orden constitucional y derrocar al traidor Victoriano Huerta.

Los revolucionarios tuvieron importantes victorias en Torreón, Zacatecas, por ejemplo, logrando que Huerta dejara el poder en 1914.
Carranza trató de disolver la estructura militar del porfiriato y buscaba fortalecer al gobierno y la economía. En Guanajuato tuvimos interesantes episodios carrancistas.

Para julio de 1914 los carrancistas se aproximaban a Guanajuato, todo era miedo y desesperación, la gente buscaba refugio desesperada. Cuentan las viejas crónicas que un vecino del barrio de Cata, don Porfirio Garza, sabiendo de la cercanía de los carrancistas se anticipó a dialogar con ellos en Santa Rosa pidiéndoles que si iban a entrar a Guanajuato lo hicieran de forma pacífica, que Guanajuato era un pueblo laborioso y que sus habitantes odiaban la guerra y el derramamiento de sangre y que la humanidad se imponía.

El jefe rebelde le respondió que ellos tampoco venían a derramar sangre y que otorgarían las garantías de ello comisionando al propio Porfirio Garza para que hablara con ellos. Las tropas del ejército constitucionalista eran la brigada 21 de la División del Norte dirigidas por el general Felipe Castro. Luego vinieron una serie de negociaciones telegráficas y telefónicas que por diversas razones dilataron la toma de la ciudad.

Así pasaron varios días hasta que las negociaciones de paz fueron insuficientes y el 28 de julio iniciaron las hostilidades con fuertes tiroteos en la zona de Tepetapa. El 29 de julio prosiguieron por los Dos Ríos y el Terremoto, los presos de la Alhóndiga fueron liberados y los archivos de la cárcel quemados. Hubo también tiroteos por la Calzada de Guadalupe, se lanzaban ¡Vívas¡ a Carranza y se ocupó el palacio de gobierno.

Adelitas durante la revolución. Fotografía tomada de internet.

El 31 de julio llegó el general Jesús Carranza por el rumbo de la presa de la Olla, fue recibido con música y repique de campanas. Saludó al pueblo desde el balcón del Palacio de Gobierno y la banda tocó una y otra vez La Cucaracha y La Adelita. Comerciantes, gerentes, directores y funcionarios fueron desfilando ante los jefes carrancistas.

El 1 de agosto de 1914 el ingeniero Manuel G. Aranda fue nombrado presidente municipal de Guanajuato por el general en jefe de la 2ª División del Centro Jesús Carranza. También nombraron a Pablo A. de la Garza gobernador provisional del Estado.

Pero la revolución no se detenía, contrario a ello cada día se hacían evidentes más y más problemas sociales. Carranza fue cuestionado por otros caudillos, se celebraron dos convenciones una en México y otra en Aguascalientes que no llegaron a un acuerdo unánime. Carranza optó por ejercer un gobierno más enérgico y atender los temas urgentes, pero la fraternidad revolucionaria no resistió.

Villa rivalizó con Álvaro Obregón, Emiliano Zapata era enemigo de Carranza de tal suerte que las famosas batallas de Celaya eran una suerte de victoria y derrota para los revolucionarios. Finalmente, triunfó el constitucionalismo que desde una postura liberal impulsó la igualdad jurídica y procuró la igualdad económica y social a través de nuevos derechos.

Mujeres revolucionarias. Fotografía tomada de internet.

Zapata murió asesinado el 10 de abril de 1919 en Chinameca, Morelos. Venustiano Carranza fue asesinado el 21 de mayo de 1920 en Tlaxcalantongo. Francisco Villa murió asesinado el 20 de julio de 1923 en Parral Chihuahua.

El mejor legado de la revolución fue la Constitución y las instituciones que buscan forjar, desde entonces, un mejor México cada día.

© J.E.V.A.2020. Noviembre 20.