El espacio de Escipion

Gatell y la deconstrucción de una súper estrella

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Las estrellas también tienen ciclos de vida: nacen, crecen, algunas se reproducen, maduran y mueren, luego pasan al olvido. Algo similar pasa con los políticos y algunas figuras públicas del espectáculo, el arte o la cultura. Unas perduran, nunca mueren. Pero otras son llamaradas de petate: surgen, se encumbran, derrochan la fama, se creen invencibles e insustituibles, y luego ensoberbecidos terminan cayendo, apagándose hasta colapsar.

Utilizo el título de esta colaboración con el apellido compuesto del subsecretario Hugo López Ramírez porque, como una estrella mediática, es su mote de batalla y sello de identidad como súper estrella del sector salud de la autollamada “4T”, al cual parece que su brillo tiende a opacarse y ya ni siquiera figura entre quienes los futuristas veían en la boleta electoral del 2024.

La fugacidad de los líderes carismáticos se repite todo el tiempo y en todo momento. Y eso parece estar ocurriendo con el súper subsecretario de Salud Hugo López-Gatell Ramírez, a quien no se le culpa de provocar la muerte de los más de cien mil fallecidos por la pandemia de covid-19 sino de haber asumido un papel más de activista que de técnico científico y de emplear el poder que el Ejecutivo federal le ha conferido para su agenda política personal, como militante social contra los alimentos chatarra (Poder del Consumidor de la Alianza por la Salud Alimentaria, imponiendo pautas a las legislaciones estatales), como operador político queriendo pasar por encima de los gobernadores y la jefa de Gobierno (por cual más de una vez han exigido su renuncia) y ahora en una cruzada para que sea él y no el canciller Marcelo Ebrard quien administre —políticamente— el arribo de las vacunas contra el coronavirus en México.

Los más de cien mil muertos y más de un millón de contagios, que algunos organismos especializados nacionales e internacionales han considerado estar por debajo de los que realmente son, se han convertido en un malestar que contradice al discurso presidencial de que “ya se domó la pandemia” repetido desde abril pasado. 

En estos días, diversas plumas, afines y no a la 4T han comenzado a hacer un recuento de la inconformidad contra López-Gatell, la cual nada tiene que ver con sus méritos académicos o científicos, sino que nació con esa frase “políticamente correcta” de que “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio” que lo condenó a ser objeto de mofa y crítica, tal cual marcará la tristemente célebre “como anillo al dedo” a todo un sexenio si no corrigen, reorientan y atienden otras voces que han advertido de las deficiencias de la estrategia que seguirá cobrando vidas.

El momento es crucial porque hay un serio problema de grillas que amenazan la salud pública alrededor de los convenios que tiene para traer a México la vacuna: Pfizer, de Estados Unidos; AstraZeneca, de Inglaterra, y CanSino, de la alianza entre China y Canadá.

Roberto Rock, en El Universal es quien soltó el primer disparo en el sentido de que “reportes de empresas internacionales, así como denuncias de funcionarios de diversas áreas del gobierno de López Obrador, señalan al subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, como artífice de una conspiración contra la vacuna. De acuerdo con estos señalamientos, López-Gatell presionó a la Cofepris para tener en sus manos, y en las de un irregular «comité», la autorización de las vacunas. Sea por arrogancia, por ambición política o por motivos peores”.

Este 23 de noviembre, un trascendido de Milenio Diario apunta que “tremendo jalón de orejas se llevó el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López­ Gatell, de parte de su jefe y titular del sector, Jorge Alcocer, luego de que la semana pasada citara en su conferencia una investigación de la revista The Láncet en el sentido de que la vacuna china de CanSino aumentaba el riesgo de contraer VIH. El canciller Marcelo Ebrard entró al quite, calificó de irresponsable la declaración y recordó que ese eventual remedio contra el covid-­19 también va en la fase tres de aplicación.”

Jorge Zepeda Patterson, una de las plumas aplaudidas por AMLO, en El País y SinEmbargoMx fue directo: “Hay cosas que el Gobierno de López Obrador está haciendo en la dirección correcta, pero el combate a la pandemia no es una de ellas, punto. El riesgo de sostener a rajatabla las directrices del Dr. Gatell (como lo llama la opinión pública) para no concederle la razón a los adversarios de AMLO, puede costar más muertes de las que irremediablemente se llevará este flagelo, por no hablar del daño que le está causando a su propio Gobierno. Si queremos ser honestos, México sale bastante mal parado”.

Más aún: “¿Significa eso que el subsecretario de Salud es ajeno a los terribles números que hoy padecemos? No. No es necesario ser un epidemiólogo para darse cuenta de que México decidió operar a contrapelo de lo que fueron criterios aplicados en la mayoría de los otros 150 países. La única ventaja de que se trate de un fenómeno mundial, es que hay mucha evidencia de lo que sirvió y no sirvió. Y en eso López-Gatell no sale bien librado. Al margen de simpatías políticas, los muertos nos duelen a todos sin importar ideologías.”

Así lo publicó Zepeda un día después de que el presidente de la República le diera el enésimo espaldarazo a López-Gatell Ramírez y unos días antes de que dictara sus recomendaciones al G-20 de cómo enfrentar la pandemia, un discurso donde se vio la mano de la agenda del activista subsecretario.

Otro columnista certificado por el presidente, Federico Arreola, el 7 de agosto y el 1 de noviembre, le ha solicitado entrelíneas a AMLO hacer una auditoria a la gestión de López-Gatell antes de que el saldo de muertes y contagios sea más espantoso.

Y así podríamos ir colocando un listado de periodistas, médicos, científicos, analistas de dentro y fuera del país que piden reconsiderar la estrategia seguida y que han costado muchos muertos. Es claro que entre más se golpea a un consentido del presidente, más se consolida su puesto y hasta podría ser premiado como subir al siguiente nivel, a ser lo que realmente es en los hechos: secretario de Salud;  así pasó con Javier May Rodríguez, quien sin méritos académicos ni administrativos ya es titular de Despacho.

Podrá subir y estar en la primera fila del gabinete en los próximos días o semanas cuando se hagan los ajustes al equipo presidencial, pero llegará como una estrella apagándose. Cuidado, porque cuando las estrellas se apagan, viene también un estallamiento.

Contacto: feleon_2000@yahoo.co