El Laberinto

Planta inmortal

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Para Alice

Tengo el toque de la muerte, planta que llega a mis manos perece de formas absurdas, como aquella que quería que disfrutara de la llovizna y acabó como si hubiese sido pisada por un elefante o aquella otra que recién comprada tuvo una visita al suelo, la primera de muchas que hemos tenido, porque ella sigue conmigo y hasta un hijito le salió (tal vez sea una  estrategia propia de su especie para tomar venganza pero no sé). Mirada pesada, dice la superstición, negligencia respondo yo con la mirada baja.

De navidad me han regalado una “Flor de  Jericó” el  Lázaro de las plantas, pues tiene la capacidad de durante la sequía volverse áspera, tomar forma de pelotita y escapar, pero sin dejar de tener raíces, pues en el momento que vuelve a tener agua para subsistir, reverdece y se abre que da gusto de verla, estas características hacen que sea venerada y que se utilice para predecir las sequias. Su servidora buscó un recipiente idóneo y la acomodó con sus raicitas hacia abajo en una especie de florero con una boca ancha seguida de un cuello angosto, nada podía salir mal… pero salió pues al hidratarse perdió su redondez y fue a dar al angosto cuello y en menos de lo que se termina una taza de café teniendo frio, ya estaba atascada y poniéndose amarilla de los extremos.

Alarmada, salí a buscar una pecera, de esas de caricatura que asemejan a una esfera sin cúpula, pero el confinamiento hizo que encontrara calles tan apocalípticas como mis pensamientos y de peceras, ni hablar así que terminé comprando en un supermercado un recipiente redondo y con una profundidad aceptable como para colocar botanas en las reuniones y regresé a casa a realizar la mudanza vegetal. Creo que funcionó, se ve feliz y a sus anchas y el amarillo aquel de alerta, ya casi no se nota, a su resistencia hay que sumarle que además se recupera con velocidad asombrosa.

Pero como siempre, esto siempre me hace pensar en mil cosas y como botánica no soy, me vino a la cabeza el hecho de la adaptabilidad  de la planta que sabe escapar de la adversidad renunciando y adaptándose pero sin negarse la posibilidad de   volver a florecer en un futuro y como esta habilidad de acomodarse puede ser interferida, incluso con buena intención, con el apego o incluso el cuidado equivocado al malinterpretar nuestras necesidades, e incluso de como todos podemos crecer y embellecernos en un recipiente adecuado. Pues dicho está, aplíquense esta reflexión como mis mejores deseos de año nuevo.