Del “grito” de Dolores al Plan de Iguala

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Bandera del ejército trigarante. Fotografía J.E.V.A.

La lucha insurgente por la Independencia Nacional comenzó el 16 de septiembre de 1810 en la Congregación de Nuestra Señora de los Dolores bajo las órdenes del cura Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende y otros caudillos. El movimiento pronto contó con adeptos en diversas partes del país. Criollos que se sentían sin espacio para la participación política, indígenas que no tenían propiedades y que estaban sujetos a terribles condiciones de trabajo, peones y artesanos desocupados y mucha inconformidad con el maltrato social que recibían. La campaña inicial concluyó luego del fusilamiento, en Chihuahua, de Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Jiménez el 26 de junio de 1811 y el de Miguel Hidalgo el 30 de junio de 1811.

Ignacio López Rayón y José María Morelos le dieron nueva fuerza al movimiento insurgente luego de la muerte de los primeros caudillos. Además, buscaron definir la estructura jurídica de la nueva nación mediante los Elementos Constitucionales propuestos por López Rayón y los Sentimientos de la Nación de José María Morelos que inspiraron la creación y promulgación de la Constitución de Apatzingán de 1814. Rayón fue arrestado y permaneció así hasta 1820. Morelos luego de ser hecho prisionero en Texmalaca fue fusilado en Ecatepec el 22 de diciembre de 1815.

La guerra insurgente prosiguió desde diversos frentes. Una serie de guerrilleros como Albino Gracía, Andrés Delgado, José María Liceaga, Pedro Moreno, Francisco y Encarnación Ortiz -Matías “Los Pachones” o José Antonio Torres “El Amo” por referir algunos, mantuvieron ocupados y asustados a los realistas en la región del Bajío y en otras partes de la Nueva España. Francisco Osorno controló hasta 1816 territorios entre Hidalgo y Querétaro. Manuel Mier y Terán resistió hasta 1817 en la zona de Tehuacán. Guadaluoe Victoria se mantuvo muy activo entre 1812 y 1814.

En 1817 la expedición del español Francisco Javier Mina revitalizó la lucha por la independencia en favor de los insurgentes, ingresó por Soto la Marina, obtuvo triunfos en San Luis Potosí y Zacatecas, luego se internó en territorio guanjuatense y michoacano, pero en octubre del mismo año fue derrotado junto con Pedro Moreno en el fuerte de El Venadito.

Retrato de Vicente Guerrero. Oleo sobre tela Anónimo.

Parecía que con la derrota de Mina y las estrategias desplegadas por el virrey Juan Ruiz de Apodaca, que buscaban la conciliación para acabar con la insurgencia y reactivar la economía, la guerra llegaría a su fin y comenzaría la reconstrucción. El virrey trajo maquinaria para extraer el agua, impulsó el establecimiento de fábricas textiles, se incrementó la extracción de minerales y por ende las utilidades de la minería, la Nueva España experimentaba el inicio de la Revolución Industrial.

Ruiz de Apodaca logró atraer de nueva cuenta algunos capitales y un significativo número de nuevos residentes españoles en el territorio, además de los más de 20,000 soldados que desembarcaron para fortalecer al ejército realista. El virrey ofreció indultos a los insurgentes y algunos aceptaron como el cura de Huatuxco José María Fernández que se acercó al brigadier Ciriaco del Llano.

Guadalupe Victoria reaccionó a esos indultos con un manifiesto que decía que se concedería el perdón general a los  que viviendo en poblaciones dominadas por los realistas dieran el grito de libertad y llamaba a los militares desertores a sumarse a la causa independentista.  

Guadalupe Victoria lanzó, el 20 de julio de 1817, un manifiesto donde explicaba que la razón de la lucha y del grito de libertad era redimir al pueblo  de la esclavitud en que vivía. Además recordaba los tiempos de miseria y dolor en que vivieron durante la dominación española y convocaba a confiar en la República como referente de igualdad.

Pero fue Vicente Guerrero y sus tropas conformadas por indios,  mestizos y mulatos como él, quienes se mantuvieron en pie de lucha hasta el final. Guerrero había sido soldado de Hermenegildo Galeana y heredero de esa fuerza combativa que caracterizó a los insurgentes de esa región.

Fernando VII.

Pero todo cambió en 1820. En España triunfaron los liberales que eran comandados por Rafael del Riego y Antonio de Quiroga quienes mediante un golpe de Estado obligaron a Fernando VII a restaurar la Constitución de 1812. Aunque en la práctica los peninsulares no estaban tan convencidos de aceptar el estatus de legalidad y la equidad para los territorios americanos. La noticia llegó a Veracruz el 24 de marzo de 1820 y corrió como rayo por toda la Nueva España.

De este lado también algunos penínsulares consideraron que la Nueva España debería separarse  de la Corona española para evitar así que se pusiera en vigencia la Constitución liberal. Para conseguir sus objetivos se reunieron en La Profesa varios ministros católicos presididos por Matía de Monteagudo y José Tirado. A esas reuniones se les conoció como la conspiración de la Profesa y su plan era que el virrey Apodaca asumiera el poder mientras el rey Fernando VII  recuperaba su libertad y abolía la constitución.

Para lograr su objetivo los integrantes de la conspiración de la Pofesa requerían del apoyo del ambicioso militar Agustín de Iturbide, quien debería acabar con la insurgencia y fue así como el realista inició su participación en la política.

El virrey Apodaca nombró a Iturbide comandante del ejército del Sur y se le encomendó que acabara con la guerrilla insurgente de Vicente Guerrero que estaba casi neutrailzado por las tropas de José Gabriel de Armijo. Guerrero fue seducido durante casi todo el año de 1820 para que desistiera de las armas, ya fuera con cartas o con sus contactos entre los realistas. Iturbide llegó en lugar de Armijo y estableció su cuartel en Teololoapan el 1 de diciembre de 1820.

Entre diciembre de 1820  y enero de 1821 se desarrollaron algunos enfrentamientos entre las tropas de Iturbide y las de Guerrero. La última cerca de un lugar conocido como la Cueva del Diablo fue ganada por los insurgentes. Luego vino el acercamiento epistolar para posteriormente concretar la unión de las dos fuerzas, el 10 de febrero, mediante el acuerdo convenido en Acatempan y formando así juntos el ejército de las Tres Garantías.

El 24 de febrero se dio a conocer el Plan de Independencia conocido como Plan de Iguala, redactado por Iturbide, donde se declaraba la independencia de la Nueva España y que “ofrecía” la corona del nuevo Imperio Mexicano a Fernando VII o algún príncipe español y a pesar de que el virrey rechazó la oferta pronto se adhirieron al Plan de Iguala los principales oficiales realistas.

Retrato de Agustín de Iturbide. Óleo sobre tela. Anónimo

Se diseñó una bandera, la de las tres garantías: religión, independencia y unión que constaba de tres bandas diagonales en los colores blanco, verde y rojo que tenía al centro un óvalo blanco con una corona imperial y con una orla con las palabras religión, independencia y unión; alternadamente cada banda tenía una estrella de seis puntas.

El 2 de marzo de 1821 fue leído el Plan a las tropas reunidas en Iguala y en el acto Iturbide renunció al cargo de Coronel realista para convertirse en el primer jefe del ejército trigarante. Luego Iturbide realizó una gira por diversos puntos de la Nueva España para proclamar su plan de independencia en circunstancias que abordaremos en otra oprtunidad.

Concluiré refiriendo que el Plan de Iguala declaró la independencia de México estableciendo la religión católica sin tolerancia de ninguna otra y establecía también la monarquía moderada como régimen de gobierno; a pesar de ello se trata de un documento de mucha importancia para nuestra historia, ya que a través de él se logró conciliar los intereses de grupos contrarios en favor de la idea de independencia.

Seguiremos, en otros momentos, con estas importantes efemérides en el año del Bicentenario de la Consumación de la Independencia Nacional 1821-2021.     

Ó J.E.V.A.2021. FEBRERO 26.