El Laberinto

Elección

Compartir

Hace un par de días un amigo me comentó que se encontraba en conflicto con respecto a si votar o no y para mi sorpresa me encontré pensando que tal vez no tenía muchos argumentos para ayudarle a decantarse por alguna de sus opciones.

Casi nadie, excepto los políticos, los medios de comunicación y los trabajadores electorales, se toma muy en serio las elecciones, un poco por nuestro nihilismo endémico como por la convicción de que votar no es precisamente la cosa más útil, tanto como que uno no es ninguno como por que ninguno es diferente.

Viniendo de una evolución particular en cada territorio no puedo poner la democracia en etapas sin verme totalmente evolucionista y pasada de moda, más pensando que el objetivo de estos escritos no son lucir una erudición que en realidad no tengo y que mucho menos ustedes necesitan teniendo toda la información del mundo al alcance de una búsqueda en su navegador de confianza, por lo que solo quisiera mencionar que como rasgo compartido la tendencia es cada vez incluir a más personas, siempre empezando por los privilegiados ya sean estos económicos, sociales, de género o raciales y después escurriendo hacia abajo.

Que diferentes grupos hayan luchado con tanto empeño para conseguir este derecho que ahora nos da confusión y pereza, haciendo énfasis en las sufragistas que hasta sus vidas sacrificaron a la causa, me hace pensar que tal vez es, o fue, mucho más importante de lo que nosotros sabemos en estos momentos. 

El propósito con el que acuden  a las urnas quienes si votan consiste en  castigar a los que están en el poder para inclinar la balanza hacia otro lado,  sin conocer a los candidatos, ni sus proyectos, ni a las organizaciones a las que pertenecen y sin saber a ciencia cierta que hacen los funcionarios la mayoría del tiempo, más que cuando por alguna escandalosa razón estalla los medios.

Creo que el problema recae, justamente, en una total carencia de participación ciudadana que evidentemente no consta de ir a las urnas, si no de informarse, vigilar y presionar y ese es un trabajo de todos los días, no importa si votemos o no, si algo queremos cambiar tenemos que empezar por hacerles saber que aquí estamos y que ellos están a nuestro servicio.