Histomagia

Entre muertos

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Luego nos reencontraremos, amiga. Descansa en paz. GB

La vida es siempre una caja de sorpresas. Cada experiencia vivida es parte de un todo que nos conforma y que nos permite seguir adelante, pase lo que pase. Guanajuato es un lugar clave para el desarrollo de actividad paranormal. Las leyendas que siempre han contado la vida anterior de la ciudad le dan un aire de misticismo, por ello, muchas de las personas que han llegado para quedarse, la mayoría es por querer cambiar de vida drásticamente o huir de algo o alguien. Lo malo es cuando ese alguien te sigue a todas partes y, aquí en Cuévano, se conjunta con tanto espíritu que vive y convive con todos y cada uno de los que habitamos esta hermosa ciudad, vivos y muertos.

La muerte de un ser querido siempre es un hecho que nos marca y más si es tu esposo. Una amiga mía me contó recién cómo es que ella ha en verdad sufrido la muerte de su marido, y ello implica desde cuando perdió la vida allá en  México hasta las recientes apariciones que él ha tenido a bien regalarle aquí en Guanajuato. No sé en verdad si el dolor o la pérdida de un ser querido puede llevar a extrañarlo tanto que lo puedas sentir a tu lado aún en las noches: sentir su respiración, el movimiento de la cama, el aroma de su cuerpo, su perfume, pero para ella sí es un tormento porque este espíritu sólo se le aparece, no le habla ni nada, sólo la ve y se va.

Me relata que la visita más impactante que ha tenido de su difunto esposo es cuando, una noche, estando ella sola en su casa, se disponía a llorarle una vez más para desahogar su pena. Y en verdad le lloraba, las lágrimas salían a borbotones, pero no le impedían decirle y reclamarle el por qué la dejó tan sola con su hijo, sola para no saber ni qué ni cómo ni nada sin él. Tirada en su cama dice que de repente sintió un frío en su cuerpo, pensó que había dejado la ventana abierta ante tal trance de desahogo, se levantó de la cama y no, la ventana y la puerta estaban cerradas. Sintió entonces como una mano helada le tocaba la cara, pero ante sus ojos no veía a nadie. Desesperada llorando otra vez le suplicó que por favor le dijera porqué se había dejado matar, que su sufrimiento es eterno. Fue entonces que lo vio. Vio cómo se formaba una silueta humana con una bruma gris que salió del piso y jura, ante Dios, que era él. Sin pensarlo se acercó poco a poco a él quien le sonreía y le decía que no la dejaría sola nunca. Ella lo abrazó y sintió su piel como una especie de gelatina helada, que no permitía en verdad acariciarlo, sus dedos se llenaban con una viscosidad que cuando volteó a ver qué era se dio cuenta que esa consistencia pegajosa estaba putrefacta, era gris verdosa, entonces fue cuando miró el rostro de ese ser que ella pensaba era su esposo: era un espectro de bajo astral que sólo quería aterrorizarla, gozar  con su dolor jugando cada vez que ella le lloraba a su marido y en verdad lo consiguió.

Envuelta en el terror, ella salió corriendo de su casa hasta la plazuela cercana y se sentó en una banca a llorar ahora sí amargamente, temiendo por su vida y la de su hijo que Dios salve no estaba con ella en ese momento. Y ahora sí pensó en los que quedaban vivos y desde esa noche se prometió no llorarle más a sus muertos, sea quien sea, porque ahora sabe que las personas queridas deben de descansar y nosotros si les lloramos, las atraemos a nuestra pena, su alma puede perderse en el camino y un demonio o ser de bajo astral tomar su lugar para  representarlo ante nosotros.

Mi amiga ha cumplido el trato que hizo consigo misma y a veces le llora a su esposo pero con la resignación ante lo inevitable, la muerte no es que siempre se desee, pero siempre es así, llega y no avisa. ¿Quieres conocer más sobre esta historia? Ven, lee y anda Guanajuato.