Histomagia

Hechizo en el tiempo

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Dicen los que saben que una ciudad que tiene muchos pirules es sin duda un lugar de brujos. Guanajuato es un lugar con pirules, posee magia desde su fundación y cada lugar aquí está misteriosamente situado generando una energía invisible que supera en mucho a ciudades como Brujas en Europa, incluso Catemaco en Veracruz, aquí en nuestro país, México. Casas embrujadas, aparecidos en las calles, en las plazas, en las casas, en los panteones. Y sí, también hay magia en las personas, magia buena y mala, brujas buenas de alta magia y brujos malignos que reverencian a los demonios, al mal. La energía de ambos trasciende el tiempo, y esta historia es un increíble ejemplo de ello.

Para ser bruja se necesita saber ver, saber soñar, saber imaginar, saber invocar a los seres espirituales o de la naturaleza, con el fin de lograr un objetivo que, por medio de la palabra en sortilegios, hechizos, salmos, canciones, pensamientos, llegan al objeto del deseo de alma, cuerpo, espíritu, hechos que parecieran imposibles. El confluir de energías pueden lograr lo inimaginable, saltando por completo las leyes de la física, de la química, la palabra es la clave, la intención es lo que lo hace real, tan real que lo ves y eres testigo de que la histomagia existe.

En esta ciudad,s in duda algunos de los sitios más concurridos por los brujos de por aquí es el panteón de Santa Paula, la sierra de Santa Rosa, el mismo Cerro del Cubilete, los cruces de cuatro caminos; sabemos por otras histomagias, que Guanajuato es mágico por el caminar nocturno de las estatuas, las voces que se escuchan y provienen de las tumbas, es sobrenatural, pero sobre todo es cotidiano que muchos brujos y brujas utilizan la tierra de panteón para encapsular las energías de los muertos en su petición hechiza y hacer que su voluntad se haga en la realidad, en este plano.

Pues bien, me cuenta mi amigo Pablo, guanajuatense de arraigo, que esta ciudad es bella incluso en su segundo plano, sí, el cuenta que hay una hora del día, no está fija esa hora, en que el otro Guanajuato hace brotar su energía de las piedras, de las cuevas, de los cerros, los árboles y arbustos, y las aguas que rodean la ciudad, dice que ese lugar permite ver el rostro real de las personas, que puedes ver si son malos o buenos, si son vivos vivos, muertos en vida, muertos muertos que se pueden manifestar en espectros o fantasmas que hacen que vivir en este lugar.

Él me dice que ha estado ahí, que una madrugada en que regresaba a su casa ahí por el callejón de Tamazuca, al pasar por la calle Insurgencia vio que a un lado de él pasó caminando una muchacha con faldones largos y rebozo iba con su cántaro a la toma de agua cerca de la Alhóndiga, Pablo pensó en ese momento que era alguien disfrazado, pero no, su teoría se cayó de facto cuando ve a un grupo de niños de pantalones cortos jugando con un trompo afuera de la casa donde ahora es la entrada del Túnel de Tamazuca, mi amigo paró su andar, sacudió su cabeza y cerró los ojos como negando y tratando de despertar de eso que él creía que era una visión, pero no, no dio resultado. Abrió sus ojos y entonces decidió observar. Vio que la gente bajaba de los callejones, las pocas casas eran de adobe, no estaban pintadas, los bloques de ladrillo de barro, el polvo se adhería a los huaraches y pies de los descalzos, volteó a ver los cerros y no había casas, sólo los cerros verde seco de siempre. Sí, no había duda, estaba seguro de estar en otra dimensión, en el Guanajuato del pasado, y entonces la vio: era hermosa, el vaivén de su larga falda al caminar, lo hipnotizó, pudo ver que no caminaba, casi levitaba. Volvió su cara a su rostro y una inolvidable sonrisa, con una mirada de profundos ojos verdes, lo encaró, y le dijo: “¡sí llegaste! El hechizó funcionó, me da gusto ver a mi bisnieto, anda regresa y lleva este mensaje: dile a tu mamá que me viste y que por favor ya busque de una vez en el patio, las ollas de barro que les dejé, que no tenga miedo, que ya sea tan bruja como yo, que los cuide, que no dude de sus dones, eso, mi´jo, no se puede borrar, viene desde antes de mí, imagínate…¿qué haces aquí?, debes de regresar a tu tiempo, anda regresa, y llévale este pedazo de tela, ella sabrá qué hacer con él, esto los protege y cuida de los otros brujos que andan, vuelan y se arrastran por aquí”. Acto simultáneo se rasgó su faldón negro y este trozo de tela lo puso entre sus manos. En ese preciso momento, Pablo despertó, pero ya no estaba en la calle, estaba en su cama, acomodadito, somnoliento miró sus manos y no tenía nada, sonrió para sí, negó con la cabeza y pensó que había sido un sueño. Pero no, eso el creía pues al voltear y ver la ventana miró los cerros tapizados de casas tal como hoy día, pero al bajar su mirada vio que en el buró estaba el pedazo de tela que su antepasado le entregó. Sin pensar, muerto de miedo, le gritó a su mamá, quien llegó de inmediato a su lado, extrañamente vestida de negro, sonriente, tal como aquella mujer, su mamá para calmarlo le agradeció el mensaje y le dijo que no se preocupara. No dijo nada más, y lo abrazó.

Pablo me cuenta que desde ese día su mamá sale cada martes y viernes por las madrugadas, regresando ya muy temprano casi a las seis de la mañana. Dice que la ve rejuvenecida, amorosa, y sobre todo sonríe tanto, tal como su bisabuela, alegre, feliz, con su nueva esencia.

Dicen los que saben que este lugar siempre fue de brujas, que los pirules protegen este lugar, los cerros son las murallas de piedra plata, oro y cuarzo que lo protegen, el agua lava los pecados de los habitantes comunes, los brujos solo se ayudan de estos elementos para poder hacer devociones a sus santos que interceden y proyectan las energías necesarias para poder hacer su magia. Quien no es de aquí, no lo sabe, quienes llegamos no comprendemos la estirpe de brujos que luchan entre ellos en esta ciudad y entendemos por qué en cada casa hay santos de protección desde la Niña Blanca hasta el Santo Niño de Atocha y la virgen.

Mi amigo sabe y ahora entiende la distribución de las pequeñas cosas de magia en su casa: cruces, santos, cazuelas, hierbas secas, plantas vivas como familiar de protección, gatos y perros de compañía, cántaros con agua viva, de lluvia, piedras grandes y árboles refugio para los seres elementales, herraduras en la puerta y gárgolas pequeñas. Así que pon polvo de ladrillo con sal de mar afuera de tu casa, una planta viva de romero, una mazana cortada a la mitad para que el pentagrama te cuide en cada esquina de tu casa, barre hacia afuera con escoba de ramas, pon agua bendita en un tazón, tus plantas familiares en la entrada, té con canela y agua de uso para evitar los robos, en tu cocina que no falte la sal de mar, las plantas secas de ruda, pirul, eucalipto, romero, manzanilla, hay tanto por aprender y hacer  aquí, créeme no está de más en este sobrenatural lugar, ¿quieres conocerlo? Ven, lee y anda Guanajuato.