La Santa Casa de Loreto

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Cúpula de la Santa Casa de Loreto. Fotografía de Amneris Preciado.

La época dorada de la construcción de templos católicos en Guanajuato ocurrió en en siglo XVIII. Lo esencial, en lo ideológico, para casi todos los integrantes de la sociedad novohispana fue el catolicismo. De alguna manera los españoles tuvieron, en América, la oportunidad de poner en práctica nuevas formas de vivir un cristianismo renovado.

Muchos indígenas encontraron en la religión católica una alternativa a su orfandad ante la muerte de sus dioses y señores y, en general, la sociedad novohispana se pudo unir en torno a una serie de principios y relaciones afectivas, sobre todo por la fe.

Guanajuato como centro poblacional definió muy tempranamente dos de sus vocaciones características: la minería y la religiosidad. Casi a la par del descubrimiento de los primeros yacimientos de plata, entre 1548 y 1550, se erigió la primera iglesia-hospital en el Real de Santa Ana con el propósito de ofrecer ayuda espiritual a los pioneros.

Para 1556 se estableció la capilla del hospital de indios mexicanos en un solar que donó para ese efecto la señora María Aguirre. En 1557 Perafán de Ribera trajo a Guanajuato la venerada imagen de la Virgen María que fue depositada en la capilla del hospital de indios mexicanos y en 1565 fue trasladada al hospital de indios tarascos, donde permaneció hasta 1696 cuando fue llevada al templo parroquial de Santa Fe donde aún permanece. 

Planta arquitectónica del templo de la Santa Casa de Loreto. Imagen tomada del Catálogo de bienes inmuebles de propiedad federal. Municipio de Guanajuato. 1976.

La minería fue el principal activo económico de nuestra población y alcanzó su esplendor en el siglo XVIII. Como consecuencia de ese fortalecimiento económico  se construyeron múltiples templos, demostración de la fe y profunda devoción religiosa de los guanajuatenses, el boato y la ostentación.

Entre 1725 y 1798 se construyeron y dedicaron los siguientes: templo de Cata del Señor de Villaseca 1725; templo de San Roque 1726; templo de San Juan Bautista (San Francisco) 1728; Santuario de Guadalupe de arriba 1732; templo de Nuestra Señora de la Merced 1757; templo de la Compañía (Santísima Trinidad) 1765; San Sebastián 1782; San Diego 1784; San Cayetano (Valenciana) 1788; templo del Señor del Buen Viaje 1798 y el templo de Belén 1798. La fecha que se inserta es la del año de dedicación.

Las obras de esos templos que hoy distinguen y engalanan a nuestra ciudad  representaron en su momento un esfuerzo increíble del ingenio constructivo. Una actividad minera adicional para extraer las canteras y materiales necesarios para su construcción, la gestión de los terrenos, el transporte de los materiales y los andamiajes, el desplazamiento de talladores y aparejadores y luego todo lo necesario para la elaboración de los altares, los retablos, las pinturas y la ornamentación. Los campanarios y las campanas, una verdadera proeza humana en la ciudad minera.

El templo de la Santa Casa de Loreto visto desde la plazuela del Ropero. Imagen de archivo.

A principios del siglo XIX vino la guerra y la decadencia de la economía, múltiples dificultades para construir la nueva nación y el nuevo estado libre y soberano de Guanajuato, pero la devoción estaba siempre presente en la población.

A mediados del siglo XIX se erigió otro templo en la ciudad, el de la Santa Casa de Loreto que tiene una singular historia que se remonta al año de 1737 cuando el bachiller, clérigo y presbítero José Antonio de Busto adquirió una casa en la antigua plazuela de San Juan Bautista, que lindaba por sus lados con el callejón de Mezquita, con la casa de Joaquín de Priego y con la iglesia del Señor San Juan Bautista (actual San Francisco).

La casa fue vendida en 1776 a don Pedro Sereno Covarrubias. Para 1803 don Manuel Abad y Queipo,  juez ordinario, visitador de testamentos y capellanías del Obispado de Michoacán, reconocía la existencia en esa casa de un hospicio de los padres franciscanos que administraba José María Félix de Covarrubias, hijo de don Pedro Sereno Covarrubias.

Para 1820, la casa en la que se había improvisado un templo, estaba en ruinas, aunque funcionó así hasta 1836 cuando fue reparado y aseado por el presbítero José María Fuentes Lazo de la Vega, quien determinó que se dedicara al culto de la Santísima Virgen bajo la advocación de Loreto.

En 1845 el presbítero Fuentes Lazo de la Vega decidió derribar por completo el templo para reedificarlo con la mayor dignidad. El 2 de febrero de 1846 se desarrolló una procesión con un magnífico carro alegórico en el que iba la imagen de la virgen de Loreto, unos veinte niños transportaban en charolas de plata los tesoros que se colocaron en la parte de lo que sería el altar del nuevo templo y llevaban además la cuchara, el nivel y otros instrumentos de albañilería y todo lo necesario para la celebración de la colocación de la primera piedra por la tarde de ese día. La ceremonia estuvo a cargo del señor cura José Toribio Hernández. 

Otra vista del templo del templo de la Santa Casa de Loreto. Imagen de archivo.

Finalmente, el 8 de septiembre de 1854 se estrenó con toda solemnidad y en un ambiente de alegría entre los católicos  guanajuatenses el templo de la Santa Casa de Loreto. Los recursos para finalizar la obra fueron proporcionados por muchas personas, entre las que destacaron don Agustín Godoy y el padre fundador José María Fuentes Lazo de la Vega.

El arquitecto que trazó y dirigió la obra desde sus cimientos fue el profesor Cleto Salinas, un hombre humilde y sencillo pero con mucho talento que no llegó a ver concluída la obra por haber sido víctima de un asalto que le costó la vida poco antes de terminar la construcción.

La bendición del templo corrió a cargo del sacerdote Nicanor Corona ante la presencia del gobernador Francisco Pacheco. La fiesta por el acontecimiento comenzó el día 8 con misas y fuegos artificiales. El impulsor de la obra y capellán del nuevo templo, don José María Fuentes Lazo de la Vega, dedicó además a los bienhechores que contribuyeron en la construcción unos hermosos poemas que fueron leídos los días 8,9 y 10 de septiembre de 1854.

Imagen del altar principal de la Santa Casa de Loreto en Guanajuato, Gto. México

En octubre de 1990 el templo fue el escenario para la presentación del espectáculo “Siempre es hoy” bajo la dirección del maestro Juan Ibañez y con la participación del ensamble de música antigua Los tiempos pasados la actriz Martha Verduzco y el actor Gastón Melo, en el marco del XVIII Festival Internacional Cervantino. La obra fue puesta de nueva cuenta en escena en el año 2000 bajo la dirección de Sergio Vela como un homenaje póstumo al maestro Juan Ibañez.

A propósito, el 8 de septiembre de cada año se celebra a la Divina Infantita en la Santa Casa de Loreto y en otros templos de la ciudad, es una devoción que se inició en nuestro país el 6 de enero de 1840 por Sor Magdalena de San José en el entonces convento de San José de Gracia en la Ciudad de México.

  © J.E.V.A. septiembre 10 de 2021