Ecos de Mi Onda

Búsqueda, encuentro y fe en la Navidad

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Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad.
Lucas 2: 13-14

La búsqueda

Te he buscado en los confines de la materia
En la argamasa de las moléculas
Entre las partículas cuánticas
Y no te encuentro

Te he buscado en los límites del universo
Más allá de la Vía Láctea
Entre las galaxias y las nebulosas
Y no te encuentro

Te he buscado en los silencios de los monasterios
En el bullicio insolente de los antros
En el murmullo de los crepúsculos y auroras
Y no te encuentro

Te he buscado adentro y afuera
En la luz y entre las sombras
En los susurros del viento
Y no te encuentro

Ha sido muy áspero el camino
Y hoy al decidir la vuelta a casa
No sólo reparé en mis propias huellas
También en la fascinación discreta de tu estela
La realidad de la revelación y del encuentro

Encuentro en Navidad

¿A dónde se dirigen los pastores?
A honrar al Señor de los señores
¿Y dónde se encuentra el noble personaje
para mostrarle respeto a su linaje?

Se trata de un rey recién nacido
que con el óleo divino ha sido Ungido
tal como lo proclamaron los profetas
y fue salmodiado por poetas

El Niño Dios nació en humilde cuna
La enorme magnitud de su grandeza
Reside en el amor que es su fortuna

Paradoja que nos muestra con certeza
Desvaneciendo lugar a duda alguna
Jesús Hijo de Dios es con certeza

Del tamaño de un grano de mostaza

El corazón se agita por tu ausencia
presentida por el embargo de las dudas
que me azotan sin clemencia.

Otras veces el ánimo me mudas
sintiendo que te acercas a mi lado,
extiendes la mano y me saludas.

Así mi espíritu mantiene un altercado
donde una parte te acepta y otra te rechaza,
inhibiendo mi fe que no ha alcanzado
ni el tamaño de un grano de mostaza.

Del tamaño de un grano de mostaza
al menos Señor permite el crecimiento
de la fe que ilumine nuestra casa,
sin que se apague fácilmente por el viento.

No pretendo cambiar a las montañas
para observar mejor el nuevo día,
ni personificar las más grandes hazañas.

Quiero tan sólo Señor tu cercanía,
para que sea la luz de tu mirada
el faro del camino que me guía.