Histomagia

Cantos nocturnos

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La vida de las ciudades del mundo entero en las madrugadas es un misterio que pocos se atreven a indagar o a saber. Curiosamente la vida nocturna está llena de seres de luz o de sombras que solo hacen acto de presencia cuando los vivos se guardan en sus casas cubriéndose con sus techos de los peligros que la noche revela a unos cuantos, sólo a unos cuantos.

Me cuenta mi amigo Esteban que la vida en Guanajuato, para él, has sido maravillosa. Él llegó hace mucho tiempo, ya a sus 62 años ha vivido y conocido a tanta gente que son sus historias lo han hecho viajar por medio de sus palabras a los diferentes países y continentes a veces tan extraños que lo han impactado, pero sin salir de aquí. Guanajuato es cosmopolita, esa característica lo hace intrigante, misterioso. Así ha conocido las noches en París, en Londres y en Madrid. Pero, me cuenta, lo que ha vivido aquí no se compara con nada de lo que le han contado.

Me narra mi amigo que hace más de 40 años el barrio de Pastita aquí en Guanajuato, era mucho más arbolada, había árboles tan grandes y altos que cubrían el sol por las tardes, así que la noche caía más temprano en ese lugar. Tal vez por ello los pájaros trinaban y cantaban cuando ya caía el sol como es su costumbre, sin embargo, lo que a él siempre le pareció extraño, es que muchas de las madrugadas en que regresaba a su casa caminando, los pájaros pareciera que recién llegaban para dormir, y los cantos y a veces graznidos evidenciaban las peleas por una rama para descansar. Y precisamente una de esas noches de trinos de madrugada, le sucedió algo que hasta la fecha no puede explicar.

Resulta que esa madrugada los cantos de los pájaros estaban mucho más fuertes que de costumbre, él recién llegando de la bohemia, solo les dijo que ya callaran y descansaran como él pronto lo iba a hacer en un momento al llegar a su casa que se ubicaba cerca del callejón de Montenegro. Los pájaros callaron de pronto, por un instante solo se escuchaba el silbido del viento que baja de la sierra de Santa Rosa, de pronto gritos desgarradores envolvieron la noche. Paralizado por el miedo y ante el silencio de las aves, mi amigo buscaba con desesperación con la mirada de donde venía ese casi aullido doloroso. Miró a los lados y nada, miró hacia el río pensando que era la llorona y no, no había nada, seguían los gritos que envolvían la noche y entonces volteó hacia arriba y la vio y ubicó: era una mujer en harapos parada en la copa de uno de los árboles, su pelo largo el viento lo enmarañaba en su cara, ella intentaba quitarlo con sus huesudas manos con uñas enormes, era tan delgada, me dice que el aire la levantaba y parecía que levitaba, sus gritos seguían aturdiendo a Esteban hasta casi enloquecer, en un intento por mantener su cordura, se tapó los oídos con sus manos heladas, quiso gritar también, y fue cuando vio que esa mujer comenzó a brincar de copa en copa de los árboles yéndose hacia la sierra, prácticamente volaba, pero esos gritos nunca cesaron hasta que se perdieron en la oscuridad de la noche. El silencio regresó un instante, y de inmediato los pájaros siguieron si parloteo para dormir, parloteo que cesó al momento que Esteban entró a su casa, sintiéndose ya a salvo.

Para mi amigo, pese a los sustos que ha vivido aquí por las madrugadas es el encanto de esta ciudad es el misterio que sus noches y madrugadas tiene para todos quienes habitamos aquí, nunca supo quien era esa mujer, sólo piensa que el alma en pena buscaba un consuelo, y tal vez lo encontró en otro lugar en el mundo, nunca jamás la volvió a ver. Esteban piensa que la desventura de ella es lo que hizo posible esta increíble aventura que vivió hace más de 40 años.

Dicen los que saben que tal vez estos pájaros que cantan por las noches traen mensajes de los seres difuntos que se encuentran en el cielo, y tal vez sea que esa mujer pensó que alguna de esas aves le traía algún mensaje para ella, pero no fue así. Ellos guardaron silencio al sentir esa presencia, porque saben que esos seres tienen como castigo la soledad eterna en este plano por haber sido indiferente a los sufrimientos de sus seres queridos, de la gente que los rodea. No sé, sólo sé que la muerte debe de terminar con la entrega de este cuerpo físico, pero el espíritu sigue tal vez en penurias para poder comprender ese dolor que tuvo en vida su familiar. Piden perdón a los gritos, buscan quien los perdone, buscan los mensajes, pero nunca los encontrarán en su muerte eterna, ese es su castigo. ¿Quieres conocer Pastita? el río sigue aquí. Ven, lee y anda Guanajuato.