El espacio de Escipion

El 2022, el año para decidir el futuro de la 4T

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El año del Ómicron está aquí, amenazante para llevarse al hospital o al panteón a quienes se han resistido a las vacunas y a atender las campañas de prevención, pero igual de impactante que en la sociedad, está en la economía, que a nivel mundial enfrenta los coletazos inflacionarios y el desplante de promotores de los mercados cerrados.

Bienvenidos al 2022, que viene muy acelerado con varios temas de la agenda política nacional y que se perfilan para marcar el destino final de la autollamada “Cuarta Transformación” que, después de leer los dimes y diretes entre Ricardo Monreal y Andrés Manuel López Obrador, nos queda claro que será difícil que ese muégano llamado MORENA sobreviva en la unidad para cuando este año concluya.

Fuera máscaras y fuera las simulaciones democráticas al interior del partido más fuerte y más arrasador del momento, cuyo líder moral y caudillo, además el presidente de la República llamó a dejar a los vulgares y ambiciosos fuera del proyecto transexenal. Nadie le hace caso, porque los golpes bajos, puntapiés e insultos corren un día sí y otro también desde que el propio Andrés Manuel abrió el juego del calamar al interior de su partido, enlistando a algunos y excluyendo a uno solo.

Y aunque también hizo un llamado en el vacío, dado que nadie atendió el llamado, a que quienes tengan aspiraciones político-electorales deberían abandonar sus cargos públicos y de representación popular para que no abusen de dichos espacios y sus recursos para su promoción personal.  Silencio absoluto de Sheinbaum, Ebrard y Monreal

Por supuesto, no debe ser uno mago para adivinar los últimos mensajes políticos van directos al senador y líder de la Cámara Alta, Ricardo Monreal Ávila, quien en días recientes ha sido muy dado a abrir entrevistas a diversos medios que, por supuesto, están lejos de comulgar con los gobiernos morenistas. Respondón, el ex gobernador zacatecano, acusó que “los radicales acabarían con el país”, y por eso el caudillo fue más allá al ratificar que “somos radicales porque queremos arrancar de raíz el régimen de injusticias y privilegios”.

Nada que nos sorprenda, porque será este año el decisivo para que veamos si se consolida el proyecto partidista de Morena o simplemente será una expresión más de la “Cuarta Transformación”, en donde hay más líderes políticos, partidos y grupos sociales que no siempre comulgan con el proyecto “radical”, “moderado” o “mientras me den chamba”.

La disputa por la candidatura presidencial del 2024 parece ser el principal motivo de estas disputas, pero no es así, se trata de cómo mantener la línea de continuidad de la cuarta transformación sin el peso político del actual presidente de la República, quien prometió irse a su rancho en cuanto termine el sexenio.

Y es que no es nuevo, pues el muégano morenista está compuesto de varias facciones que van de las izquierdas nacionalista, universitaria y social a las derechas conservadoras, liberales, neoliberales, confesionales, ex panistas y ex priístas.

Sin embargo, este origen está rebasado ante lo que ha ocurrido en MORENA desde que asumió el poder, donde se han colocado tres grandes grupos: los lopezobradoristas puros o radicales (cuyas cabezas apuntan a la corriente de Andy López Beltrán y Martí Batres y los “intelectuales”); los moderados o pragmáticos (donde están Monreal, Ebrard y otros efectivos funcionarios), y los adherentes (siendo el más visible Alfonso Romo), que son pocos, pero con mucha fuerza, pues representan intereses de poderes fácticos que se sumaron al proyecto de la 4T sin militar en el partido, aunque sí lo financian y sí le siembran cuadros.

Los choques entre los tres grupos han ido escalando del partido al gobierno, de los estados a municipios, de las oficinas públicas a las candidaturas. No hay forma de contener las divisiones y confrontaciones y, en este 2022, todo indica que la paciencia de Andrés Manuel López Obrador está colmada y ya urge una depuración y ruptura para sostener su proyecto.

En septiembre de 2019, cuando estalló el primer conflicto entre radicales y moderados hubo un diferendo entre Martí Batres Guadarrama y Ricardo Monreal Ávila en el Senado de la República evidenció la real disputa detrás: el control de la dirección MORENA y de sus candidaturas. De ahí para el real, ocurrieron divisiones por las candidaturas a los gobiernos estatales, siendo Guerrero el estado más incendiado por las acusaciones de violador contra el senador monrealista Félix Salgado, pero también las hubo en Querétaro, Sonora, Sinaloa y Baja California. En el 2022, las divisiones afloran entre las corrientes de moderados y radicales, llevándose entre las broncas a los adherentes, como está pasando con las complicadas candidaturas para Oaxaca, Durango, Hidalgo y Tamaulipas.

Vienen varios temas complicados para la 4T que, de no caminar con mayor serenidad, les podría salir muy caro. La consulta de revocación de mandato, por un lado, depende de la acreditación de las firmas del casi tres por ciento del padrón electoral y, por el otro, que no sean los mismos morenistas los que pongan el cascabel al gato y en una de esas la popularidad no sirve para que AMLO gane el “sí”.

Está también en la antesala la Reforma eléctrica o reforma Bartlett, la cual pende de un hilo en el T-MEC, pero más depende de los hilos de Morena, PT, Verde y posibles aliados del PRI en la Cámara de Diputados, donde Rubén Moreira el coordinador es el esposo de la candidata a la gubernatura de Hidalgo, Carolina Vigiano, y el futuro de esta reforma se definirá después de dicho proceso electoral.

La cancha política del 2022 está incendiada por la carrera por la candidatura presidencial adelantada y tienen a Morena contra Morena como protagonistas de una ruptura casi inevitable, donde por ahora predomina el juego sucio, el uso faccioso de recursos públicos y el aprovechamiento inmoral de los foros que brindan los propios cargos de los aspirantes en el Senado, la Cancillería, Gobernación y la jefatura de Gobierno de la Capital.

No queda claro si el protagonismo de Ricardo Monreal sea para beneficiarse él o a alguien más, quizá su aliado Marcelo Ebrard, y su enfrentamiento con “los radicales” se deba a que buscará la candidatura a jefe de Gobierno de una nueva coalición opositora, alimentada por los disidentes de Morena.

Por esta razón es que los partidos aliados e inflados artificialmente alrededor de Morena (PT, PVEM. PES, RSP) son quienes buscan explotar el chantaje para llegar al 2024 con fuerza y con muchas canonjías, como siempre lo han hecho sean con el PAN o con el PRI, como ahora con el partido guinda.

Año 2022 para tener presente que será de la consolidación del liderazgo de AMLO, más popular, con un arrastre como a él le gusta y con más fuerza en su persona que sobre su partido y su gobierno. Cuidado, diríamos, porque la egolotría política no es gratuita y quedará la duda si este arrastre se mantendrá sin el pago de ninguna factura.

APUNTES AL CIERRE:

Uno. Ajustes en el equipo presidencial que saben a fines electorales con la incorporación de la bejaranista Ariadna Montiel como nueva secretaria del Bienestar. El Grupo Tabasco también se consolida con Rogelio Jiménez Pons como subsecretario de SCT y Javier May como nuevo director de Fonatur. El nombramiento de Carlos Morán, director general del AICM, quien cuenta con experiencia y será el encargado de ordenar el incierto arranque de las operaciones con Santa Lucia, hoy AIFA.

Dos. El 15 de diciembre del año pasado se presentó la última edición y actualización del libro Días de Radio (Tintable, 2021), de Gabriel Sosa Plata. Un texto que hace una revisión de la historia de la radiodifusión mexicana. En esta obra participamos el autor Gabriel Sosa Plata, junto con Perla Olivia Rodríguez Reséndiz, Alberto Esquivel y un servidor.

Contacto: feleon_2000@yahoo.com