No hay límites en el aprendizaje para nosotros: Paolo

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Síndrome Down, Asperger y Parálisis, son algunas de las condiciones que presentan los 10 autores artísticos, cuyas obras se exhiben en el Centro Glam del Congreso del estado de Guanajuato. Son 18 piezas que usted podrá observar en el Palacio Legislativo colgadas en ese breve corredor de 18 metros lineales que destina la Cámara de Diputados, para la colocación de cuadros. 

Hoy sin embargo, nos vamos a centrar en otro tipo de arte  que está relacionado no con los reflejos de colores en los lienzos, ni las formas y figuras en ellos retratados; sino en el disfrute de llevarse al paladar un rico postre que te sabrá a gloria si no has probado bocado. Más específicamente nos referimos a las donas de chocolate, que hacen los jovencitos con síndrome Down, que ingeniosamente han bautizado este negocio como: Downuts. 

Hay que recordar que  el síndrome de Down no es una enfermedad; “es una condición resultado de una alteración genética ocasionada por la presencia de 47 cromosomas, en vez de los 46 usuales. En la mayoría de los casos tienen una copia extra del cromosoma 21, de ahí que también se le llame “Trisomía 21”. 

“Ocurre aproximadamente en 1 de cada 691 nacimientos y la mayor recurrencia de nacimientos con este síndrome se da en mujeres que se embarazan después de los 35 años de edad”, según cifras presentadas por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) federal. 

Los chavos que hacen donas, están en el municipio de León en la colonia Valle del Sol y pueden solicitar pedidos a través de redes sociales en face y en Instagram, donde se les encuentra como se llaman las donas: downuts. 

En su página se identifican  como “una empresa incluyente que busca apoyar a la verdadera integración de los jóvenes con Síndrome de Down brindándoles un trabajo, el cual puedan desempeñar sin riesgo alguno y con alta calidad”. 

Paolo.

Los muchachos participan en la preparación y el decorado de donas, galletas, pasteles y pan dulce de diferentes tipos. De esta forma, ellos se integran, socializan, perciben un salario y lo más importante desarrollan su independencia, añade la presentación. 

Paolo, un adolescente de 16 años, es un experto en la elaboración de  donas y en su promoción; de hecho asegura que las familias que tienen algún integrante con este síndrome, deben de leer, colorear, ir a la escuela  y a sus terapias, porque no hay límites para las actividades que deseen emprender.