Desde el Faro

AMOR A LA TIERRA

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En la comunidad Llanos de Santana, sobre el camino que conduce a la Montaña de Cristo Rey, Andrés Hernández Quintana continúa esa vida que le ha permitido levantar en 21 años un invernadero de plantas de ornato y medicinales, así como un apiario y un laboratorio donde elabora diversos productos derivados de la miel; trabajo no le falta, todos los días riega las plantas, las acaricia, habla con ellas, prepara el abono, revisa las abejas, observa que nada falte.

Está consciente de que su trabajo no tan solo sirve para el sostenimiento de la familia, sino también para mantener el equilibrio ecológico en la Cuenca de La Soledad, área natural protegida, para ello, ha reforestado la zona con plantas de nopal, maguey, palo dulce, garambullos, y otras especies nativas del lugar. Desde el año 2 mil se ha dedicado a esto; la idea surgió al plantar magueyes para delimitar algunas hectáreas de su propiedad, después, el espíritu emprendedor lo empujó a experimentar la explotación apícola.

Adquirió unas cuantas colmenas, luego, se lanzó a la producción de plantas de ornato y medicinales; debido a su esfuerzo y compromiso con el medio ambiente, se fue a Cuba para capacitarse en el manejo de la apicultura orgánica y en la elaboración de productos derivados de la miel. En la nación caribeña, a la que ha ido en 2 ocasiones con sus propios recursos, aprendió a elaborar cosméticos y suplementos alimenticios; también a extraer las sustancias básicas de las plantas medicinales.

Cremas suavizantes, shampoos, lociones, cremas para los párpados, jabones, desodorantes, miel con jalea real, polen, propóleo, mezclas energizantes – propias para personas que realizan trabajos exhaustivos, son parte de la línea de 84 productos que elabora, además, cuenta con los extractos de plantas medicinales, como: romero, ruda, cedrón y el chilcuagüe, esa plantita casi mágica, originaria del norte de Guanajuato.

UN MUNDO MEJOR

Por su profundo amor a la tierra, ha logrado que sus productos obtengan la Marca Guanajuato, y que cada año los exponga en la Feria de León y en la Expo Agroalimentaria. Asegura que algún día su miel llegará al extranjero; por ahora, está confiado en que el coronavirus se irá pronto y dejará muchas enseñanzas, “tal vez seremos mejores seres humanos, más solidarios, más respetuosos con el medio ambiente”, dice.

Junto con Andrés, Elvira González Camarillo, su esposa, comparte esa forma optimista, esperanzadora de ver al mundo, “donde todos podamos vivir en armonía, donde todos seamos felices con lo que nos ofrece la tierra”. Parece ser una utopía, pero esa es la forma de pensar de esta pareja de campesinos, enamorados de la vida y de “la madre naturaleza”..