El espacio de Escipion

México, la “Doctrina de la Alineación Múltiple”, Trump y la Unión de las Américas

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Fernando Bossi Rojas, director del portal ALBA, “Alianza Bolivariana de las Américas”, si bien financiado por el gobierno de Venezuela, no por ello deja de ser interesante el artículo que recapitulaba la posición rebelde de varios gobiernos frente a las grandes potencias, titulado “La irrupción de la doctrina de alineación múltiple, un dolor de cabeza para el imperialismo”.

Y se refiere a la actitud de la India, “que no ha aceptado condenar a Rusia, dejando perplejos tanto a los gobiernos estadounidenses como a los británicos”. Abunda el autor que “parece ser que la doctrina de la ‘alineación múltiple’, del canciller indio Subrahmanyam Jaishankar, volcadas en su libro “The India Way: Strategies for an Uncertain World” (El camino de la India: Estrategias para un mundo en cambio), no sólo está siendo aplicada por el país presidido por Narendra Modi, sino que también la vienen practicando –quizás sin previa teorización y más allá del caso puntual de la guerra en Ucrania–, gobiernos como el de Turquía, Kazajistán, Serbia, Sudáfrica, México, Argentina, Iraq, hasta hace apenas unos días Pakistán y en menor medida Arabia Saudita”.

Es decir, naciones que, por geoestrategia, acuerdos comerciales, alianzas coyunturales o sometimiento militar o político, “eran fieles seguidores de las órdenes emanadas de Washington, hoy ya no acatan a pie juntillas los requerimientos de la potencia norteamericana”, como es el caso del gobierno mexicano, al menos en el discurso, aunque en los hechos suceda otra cosa.

La nueva doctrina no es una réplica del otrora “Movimiento de Países No Alineados”, porque no está inmersa en un contexto de “guerra fría” de la disputa del comunismo contra el capitalismo, pero sí en la coyuntura geopolítica de una invasión de Rusia a Ucrania que ha puesto a Occidente contra las cuerdas, porque los aliados de Putin no son pocos ni débiles, como son China o Venezuela.

Los gobiernos de la “alineación múltiple” no están en la lógica de un coqueteo o alianza de facto con Rusia, pero tampoco en el alineamiento las potencias de la OTAN. En los hechos, se ha puesto en marcha la multipolaridad y no la unipolaridad como estaban acostumbradas las potencias occidentales.

La circunstancia de cada país es muy particular y es claro que las naciones de las llamadas economías emergentes como la mexicana están interesadas en construir acuerdos más allá de los Estados Unidos, Alemania o Gran Bretaña, como son las economías de China, las de los “Tigres Asiáticos” o del Mundo Árabe. 

En el caso de México, nuestro gobierno ha tenido poco interés en explicar o justificar si está respondiendo o no a la doctrina de política exterior similar a la India, o quizá aún no define si quiere construir su propia directriz diplomática, que por ahora parece dividida, desorientada y hasta confusa respecto a la relación con nuestro socio principal, Estados Unidos.

Por esta razón es que la lectura más allá de México que se ha dado sobre las posiciones del presidente Andrés Manuel López Obrador sean poco entendibles, como, por ejemplo, haber realizado el mejor discurso neoliberal en defensa del acuerdo comercial norteamericano en su última visita a Estados Unidos; pero, en contrasentido, no asume con claridad las condenas a las acciones de Putin en Ucrania como lo hacen nuestros dos principales socios comerciales; peor aún, a estas alturas, la prensa estadounidense lo retrata como el saboteador de la Cumbre de las Américas, organizada por Joe Biden, y un involuntario promotor del regreso de Donald Trump a la presidencia de su país; claro, sin generar buen sabor de boca, los reclamos a Estados Unidos en su reciente gira por Centroamérica y Cuba.

La doctrina mexicana de política exterior con López Obrador, si nos atenemos la tesis inicial de esta columna, tiene matices muy particulares y fines un tanto contrariados, como la gran carga idealista del mundo feliz, en que se puede unificar a las Américas en un gran pacto como en Europa sin importar nivel de democratización o totalitarismo tenga cada nación; también, fundamentalmente tienen gran peso los acuerdos comerciales que siguen tan vigentes y pujantes, que son inevitables por la posición geoestratégica de México entre las economías del mundo; y finalmente, la doctrina de alineación múltiple de nuestro país, buscaría ser factor de peso para alcanzar acuerdos internacionales e incluso de conciliación ante conflictos bélicos o de alta complejidad.

Una vara muy alta se ha puesto AMLO para participar en los reacomodos geopolíticos, para lo cual requiere de un equipo experimentado, algo que por ahora sigue faltando en la Cancillería; un liderazgo consolidado en la región, que no está del todo fuerte, y una claridad total de si interviene o no en las decisiones políticas que tiene cada país, como lo hace ahora en el proceso interno de los mismísimos Estados Unidos.

REFILÓN.  La Guardia Nacional con un cuartel en San Lázaro. Muy interesante la nota de Erika Flores en La Silla Rota sobre el acondicionamiento en la Cámara de Diputados de 233 metros cuadros para albergar a elementos de la GN, lo cual costaría 6.2 millones de pesos y que supuestamente, de acuerdo con el programa inicial, debió haberse entregado en diciembre del año pasado. ¿Con qué fin instalan un búnker para los guardias nacionales? ¿Por qué en San Lázaro? ¿Qué mensaje quieren mandar los diputados? Nadie ha dado respuesta a estas dudas.

Contacto: feleon_2000@yahoo.com