Histomagia

Las Culebras

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Guanajuato es una ciudad en cañada, entre cerros, que muestran cada tiempo de lluvia pequeños riachuelos que cantarinos bajan al río de Pastita y llevan el mensaje de vida a cada uno de los poros de la tierra que absorbe el agua para poder seguir viviendo y ofrecer a los habitantes de el frescor y verdor de la serranía que cada año besa al cielo con las nubes.

Dicen lo que saben que esas ondas nubosas se ven llegar desde el horizonte, y si eres observador puedes predecir si las lluvias serán copiosas o si sólo serán de pasada. Don Moisés nos precisa que sí, que a veces las Culebras solo rozan la tierra y se van, y las lluvias se alejan porque no creen que la tierra esté preparada para recibir el agua, no nos castigan como dicen muchos por ahí, sólo encuentran que los cerros deben descansar de tanta agua, para que la valoren y necesiten, eso esperando que los humanos también lo hagamos, pero creo que no somos lo suficientemente sabios para conocer esos secretos que de a poco él nos ha mostrado.   

Pues de acuerdo con Don Moisés, cuya edad es de casi los 100 años, nos contó que esta vez sí habrá lluvias copiosas para Guanajuato, pues ya han bajado las Culebras, y no se han llevado nada, sólo bajan con movimientos suaves como coqueteándole a la tierra para poder darle el beso de humedad que la tierra necesita cada vez que se encuentran. Y sí las culebras bajan y besan, pero a veces primero limpian la tierra, la remozan y con vientos tempestuosos levantan piedras, pastos, para poder dejarla limpia y que al agua al caer sea absorbida totalmente para nutrir la tierra y enverdecer los árboles para poder dar de comer a la gente, nos dice, “porque si no llueve todo se muere. Cada cerro tiene su historia, cada uno cuenta que alguna vez tuvieron vida como gigantes, pero eso nadie lo quiere oír, mejor lo dejamos así”. Y sí, Don Moi entrecerró los ojos y se quedó callado, viendo al horizonte. Respetamos su silencio.

De regreso en el auto, vimos cómo las culebras llegaron a la ciudad, imposible no creer que los cerros y la tierra gozan al sentir el agua en su faz, nosotros agradecidos con Don Moi y con la naturaleza, sabemos en verdad la suerte que tenemos al contar con esas culebras que nos bendicen cada año, ya sea para besar con lloviznas o amar con total entrega de agua de lluvia por meses aquí donde siempre se necesita.

He leído respecto a este tema, y muchos historiadores dicen que estas creencias están arraigadas en el mito de Quetzalcóatl (aztecas) o Kukulcán (mayas) que como serpiente emplumada vuela y revuela la tierra trayendo la vida así clarito como llegó a traerle vida y conocimientos a los indígenas en el pasado.

Yo creo que las culebras se mueven y van por todo el planeta ayudando a quien ellas deciden, tienen vida propia, sí, tienen sus hermanos mayores que son los tornados, pero ese es otro fenómeno que no nos llega hasta acá, lo que nos llega es la caricia de lluvia que vive en cada pulmón, árbol, de nosotros los seres vivos. Esa es la magia del agua caída del cielo, la magia que nos trae, de misteriosas y mágicas maneras vida a esta serranía y el valle del Bajío en estos tiempos de lluvias. ¿Quieres verlas?, ven, lee y anda Guanajuato.