Cierre del Callejón del Beso pudo preverse si hubiera reglamento turístico para la capital

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Guanajuato, Gto. La regidora de Movimiento Ciudadano, Liliana Preciado Zárate, sostuvo que clausurar el Callejón del Beso durante a madruga de este martes no era la solución pues se debió llegar a un acuerdo, y esta situación solo puso en evidencia la falta de un reglamento de turismo, del cual nadie se ha preocupado por emprender.    

Dijo que la ciudad es la única que está perdiendo por la mala imagen y  los dueños de los comercios aledaños y los propios fotógrafos, perderán también la derrama económica por la falta de visitantes.   

Sin embargo, señaló que los propietarios de la Casa de Ana, la Casa de Carlos y los fotógrafos, en una ocasión, no asistieron a una reunión  y posteriormente acudieron con las autoridades municipales, es decir no les interesó el apoyo que les podía ofrecer.   

Fue en la madrugada del miércoles cuando trabajadores de la Dirección de Imagen Urbana y Gestión del Centro Histórico, la madrugada del martes cerraron los accesos del callejón del Beso, debido a los conflictos laborales entre los dueños de la Casa de Ana y del Balcón de Carlos con los fotógrafos que laboran en este sitio turístico en Guanajuato capital.   

La tarde del martes, el presidente capitalino Alejandro Navarro Saldaña, advirtió que en caso de que no llegaran a un acuerdo entre las partes en conflicto, el callejón sería cerrado y únicamente se permitiría el paso a los dueños de los locales vecinos, porque aunque se trata de un problema entre particulares, están dañando la imagen de la ciudad hacia el turismo nacional e internacional.   

Tras el cierre, Norma Gámez, dueña de la Casa de Ana, mencionó que la misma tarde del martes, las partes involucradas se reunieron con el alcalde Navarro Saldaña y con el secretario de Seguridad Ciudadana, Samuel Ugalde García, para buscar alternativas que ayuden a solucionar las inconformidades.

Esta decisión provocó que los narradores que ofrecen su servicio a cambio de una propina se quedaran sin percibir ingresos económicos para llevar a sus casas, por lo que solicitaron a los involucrados en el conflicto que soluciones pronto el problema.    

Con el cierre del lugar, al menos entre 5 y 7 narradores resultaron perjudicados, por lo pronto se sumaron a la cuadrilla de Servicios Públicos Municipales para pintar la fachada de los locales aledaños al callejón, para mantenerse ocupados y ayudar en la rehabilitación de la zona.   

Carlos Gutiérrez, narrador de la historia del callejón del Beso, comentó que el conflicto daña la imagen turística de la ciudad y afecta los ingresos económicos para el resto de sus compañeros que viven de las propinas por parte de los visitantes.