Desde el Faro

¡QUÉ RICO EL MAMBO!

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Sí, qué rico es el mambo, sobre todo cuando logra que la gente libere su estrés e incluso, consiga nuevas amistades, nuevos amores, porque así es este ritmo que también enloquece a quienes observan a los bailarines y solo escuchan la música.

En el Jardín de la Unión, mientras arriba, en el kiosco la Danzonera Pegaso, con sus metales y percusiones producía el sonido tan sabrosón, abajo, parejas de todas las edades, se desinhibían, olvidaban los sentimientos negativos, se quitaban el estrés y se fundían en emociones positivas para sentirse bien. Y por supuesto, quienes los veían también experimentaron ese alud de emociones.

La felicidad se contagiaba al ver cómo las parejas de bailarines sincronizaban sus movimientos a gran velocidad al escuchar el Mambo del Politécnico, ese que rememora el grito de batalla del IPN:”huelum, huelum, gloria/ a la cachi cachi porra, porra…”, o “Lupita”, con: “que baile Lupita, sí sí/¿qué quiere bailar?, maaambo, sí, sí…”; letras muy simples, pero que acompañadas de una música explosiva mueven todo tipo de sentimientos.

Y qué decir de la canción tan sensual, cadenciosa, que se debe bailar con los cuerpos muy repegaditos y que remonta a oyentes y bailadores hasta el Edén: “en el jardín de los cerezos puse un altar de nuestro amor….”.

También se bailaron danzones, chacha chás y tangos; fueron casi 2 horas de raspar el piso, mover caderas, pies y de darle al cerebro un buen masaje, porque ese es uno de los beneficios del baile, rejuvenece las neuronas, estimula al sistema nervioso y a la actividad mental. Sí, el baile es pura medicina contra las dolencias físicas y sicológicas.

Quienes no pudieron asistir, tendrán este fin de semana la oportunidad de recetarse algunas cuantas cucharadas de esta pócima que alivia todas las enfermedades, porque la Danzonera Pegaso volverá a sonar en el marco de la edición 50 del FIC.