Desde el Faro

La Estudiantina de la UG y el Regocijo Popular

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60 Años de Alegría

Bajo el cobijo de una noche fresca, propicia para el romance, se reunieron en San Roque, tenían la sensación de que iban a pasar un buen rato, estaban deseosos de oír esas canciones que en la ciudad se viven de forma muy diferente; unos revivieron gratos recuerdos, muchos más comenzaron a construir experiencias; los viejos volvieron a vivir ese momento, y los jóvenes supieron cómo hace 60 años nació la Estudiantina de la Universidad de Guanajuato.

Parejas de novios y adultos mayores integraron ese ávido público, no eran más de 300 personas, pero su presencia fue suficiente para llenar todos los espacios; al poco tiempo se reunieron en el centro de la plaza unos jóvenes cubiertos con capas y pronto, comenzó la fiesta al escucharse – tal y como sucedió en abril de 1963- esa canción que aún no envejece: “ de colores, de colores brillantes y finos se viste la aurora, de colores, de colores son los mil reflejos que el sol atesora..”, después, todos se lanzaron a “callejonear” .

En San Fernando más gente se unió al grupo, turistas nacionales y extranjeros parecían felices, tal vez porque en sus lugares de origen no hay jolgorios como este; luego, la Plaza de los Angeles, recibió a las mandolinas, guitarras, panderos y contrabajo con verdadero gusto, y ya en la Subterránea, cuando brotaron las notas: “ya no paso por tu casa por el respeto a tu tío, ya no paso por tu casa, por el respeto a tu tío….”, alguien se acercó para contar cómo surgió “El Silbidito”. En el debut de la estudiantina, Pedro Luis Martínez, quien era el director, pidió llevar serenata a su novia, pero ella no salió a recibirlo porque su tío, un sacerdote, le advirtió que afuera estaban unos borrachos cantando “como locos”; la anécdota inspiró al estudiante y así nació la canción.

Y la caminata siguió por debajo de la tierra, los túneles se llenaron de canciones y entusiasmo, como el de unas jóvenes turistas europeas que no se cansaban de caminar al mismo paso de la estudiantina y tomar fotos que seguramente tendrán siempre como un grato recuerdo; también la gente de Guanajuato estaba feliz porque no es común vivir una fiesta animada y bulliciosa en la Subterránea.

Y es que al caminar y escuchar canciones, como esa que dice: “enredándose en el viento van las cintas de mi capa y cantando a coro dicen: quiéreme niña del alma…” todos los problemas desaparecen, se renueva el entusiasmo y dan ganas de que el jolgorio no termine, sobre todo si la canción continúa con esta imagen: “son las cintas de mi capa, de mi capa estudiantil con repique de campanas, con repique de campanas cuando yo te rondo a ti..”.

Después de estar un buen rato en el Jardín de la Unión y en El Baratillo, la caminata nocturna concluyó frente a la escalinata de la Universidad. Ahí, las canciones de José Alfredo –como prueba de que tampoco envejecen – fueron cantadas por todos, hasta por los extranjeros que trataban de seguir al coro de más de 400 personas que cantaban con todas sus ganas “El Rey”, “Ella” y el eterno “Camino de Guanajuato”.

Y al final, como para reafirmar la identidad que tal vez se ha perdido, la estudiantina y la mayoría de las personas cantaron: “entre sierras y montañas y bajo de un cielo azul, como en una inmensa hamaca bañada por el sol, está mi tierra, tierra de mis amores, tierra bendita, tierra que me vio nacer..”.

Así fue el festejo por los 60 años de la Estudiantina de la Universidad de Guanajuato; regocijo que sirvió para fortalecer los recuerdos de unos, y motivar a los más jóvenes a buscar experiencias, como lo ha hecho la estudiantina universitaria, que además de tener un repertorio con música popular lo amplía con temas clásicos como “Huapango”, de José Pablo Moncayo, y El Vals no. 2, de Dimitri Shostakovich.