El Laberinto

Que resuelva

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Aquí estoy, quemándome las pestañas ante esta pantalla para poder llevar hasta sus dispositivos algunas pistas que les ayuden a entender el nuevo misterio que azota al internet y de cuya respuesta, además, depende el que muchos cumplan su propósito de año nuevo de no morir solos ante un cambiante y oscuro panorama para relacionarse de manera romántica. Si, vamos a hablar de “resolver” como la característica masculina más codiciada entre las mujeres y al parecer menos clara entre los hombres.

En este primer párrafo acabo de enunciar (de modo sarcástico, para más placer) el primer error que opaca al término, no existe tal cosa como “las mujeres” o “los hombres” así en abstracto, dejemos de lado la idea de que por pertenecer a un género en específico pensamos de un modo o nos gusta algo, hay millones de formas de ser hombres y mujeres y, por lo tanto lo más deseable para uno puede ser lo más espantoso para el otro. Y entonces aquí viene la primera pregunta: ¿por qué si hay tantas formas de ser mujeres todas esperan que “les resuelvan”? 

Es un tema de reciprocidad, es decir, resolver es hacer ante los diferentes desafíos de la vida conjunta, lo que se espera de ti según los roles de pareja que hayas adoptado y de los que le pides a tu pareja adoptar, es simplemente corresponder a lo que están recibiendo, es decir esto de resolver va para ambas partes y si las mujeres lo ven como un criterio de selección de pareja esto, principalmente, se debe a que no están recibiendo  su parte, es una cuestión histórica, aunque en ambos casos hay individuos o colectivos desubicados que piden mucho más de lo que ofrecen y normalmente son aquellos que esperan roles tradicionales de los otros sin querer darlos a cambio o los que piensan que alguien les debe algo porque ellos hicieron lo que supusieron que el otro género en abstracto quería.

De esa multiplicidad de significados y el cruce de canales de los que entienden de uno u otro modo  el término es que nace la polémica que se ha desatado, donde se ha dado rienda suelta a la misoginia, a la misandria, al resentimiento entre géneros e individuos y es que si uno está hablando de una torta entendida como un pastel y otro como un bocadillo salado de pan y relleno, el primero sugiere mermelada al segundo le va dar asco, tanto como si el segundo pide mayonesa. Así como no hay un solo significado de resolver no hay una forma única de vivir nuestros géneros o de relacionarnos siempre que esto no lastime a nadie más.

Vamos a cerrar aclarando algunos puntos, hay que ser honestos con lo que queremos tener y lo que podemos dar, no hay que dejar nada sobreentendido o esperar que nos lean la mente y mucho menos creer que la leemos y que sabemos lo que el otro necesita, no hay ningún misterio en ello.