El Laberinto

La onda

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“Yo si estaba en onda pero luego cambiaron la onda ahora que traigo no es onda y la onda de onda me parece muy mala onda. Y te va a pasar a ti.”

Abraham Simpson.

¿Qué es la onda? Tuve una regresión a mis épocas preparatorianas, mi mayor preocupación era una hoja con preguntas de física impresas en ella y sentía que iba rockear para siempre por que estaba en onda siendo todo lo joven y soberbia que se necesitaba para burlarme por igual de los “ancianos” de treinta años y los mocosos de doce, pero todo lo cabeza dura para no entender absolutamente nada de esa materia o de que los treintones  aunque se vean cascados, no llegan a ser ancianos.

Mi profesor de física de ese entonces, que se mantenía en onda haciendo apuestas futboleras con sus alumnos a los que les ganaba tortas de higiene dudosa gracias a las victorias de sus “poderosísimas águilas” y cuya muerte lo convirtió en una popular leyenda urbana cuando se la atribuyeron justo a estos juegos, volvería de su tumba si me viera tratando de darles a ustedes una definición científica de esto así que ¡Agárrate Rodolfo, que ahí te voy!

La onda es una perturbación que viaja a través del espacio o de un medio material, dependiendo de qué tipo sea: las electromagnéticas lo pueden hacer en el vacío, como cuando una propuesta no llega a ser moda, no me extraña que las ondas de radio sean de estas últimas, sobre todo si tienen payola y están las que más me gustan, las mecánicas, que llevan energía consigo pero no transportando materia, lo cual no evita que si la ponga  oscilar en sus posiciones de equilibrio o zonitas de confort, es la magia de la onda es intangible pero sacude lo establecido. Obvio que la música es de estas últimas y si no me crees es por que no la has escuchado y sentido en vivo o por lo menos a todo volúmen, si es tu caso, he de decirte que has desperdiciado tu vida.

Volviendo al tema, las ondas tienen características como la longitud, que es la distancia entre dos puntos idénticos en una onda y en el sonido hace que una nota no se parezca a otra, es decir es lo que le da carácter; la frecuencia es el número de oscilaciones de una onda por unidad de tiempo, determina su intensidad, llevado a un plano social, la relación entre lo que caracteriza a esa onda (longitud) y lo mucho que se repite entre los receptores (frecuencia) es la velocidad, lo viral como diría la chaviza, si es que aun dicen así, que ya no sé por culpa del efecto doppler que hace que hace que percibamos nítidas y potentes las ondas que se emitieron cerca pero bastante distorsionadas las que no, como en la cita del inicio.

Ya casi para acabar esta anecdótica y amorfa lección de física o de literatura o de antropología, usted elija, hay que mencionar que hay ondas longitudinales, que se quedan en la misma dirección de donde vinieron, tendencias que solo quedan en una clase social o grupo de edad o locación geográfica, pero que también existen las transversales que logran atravesar diferentes estratos, países o generaciones.

Por si no tenían sospechas sobre mi repentino interés por una materia que nunca pude aprobar, les diré que todo fue para hablar de “La onda” de José Agustín (1944-2024) que es valiosa porque logró con la literatura algo que es casi imposible en la física, transformar una onda longitudinal, un sentir específico y local en una onda transversal, que acabó llegando con rock,palabrotas y sustancias incluidas, a lo académico y al día de hoy, además de darle unas patadas deliciosas a la historia oficial de nuestro país mostrándonos a los políticos en su ridiculez y excentricidad.

Espero que Agustín no se una a mi profesor de física esta noche para jalar juntos mis pies por todas las burradas dichas y que ambos se encuentren descansando en la mera onda, que como dirían en la película  “Sangre por sangre” (1993): «es a toda madre o un desmadre», lo que les sea más placentero.