El Laberinto

La maldita primavera

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Se dice que cuando no se tiene nada de qué hablar, se habla del clima porque en teoría en menos polémico que hablar de política y fútbol y digo en teoría porque últimamente las batallas de el team calor vs. el team frío han ido escalando como los grados marcados en el termómetro y pareciera un insulto a tu interlocutor decir que te encuentras estupendamente bien con las mejillas rosadas y la colita sudada. Como si alguno de los bandos pudiera hacer algo con respecto a las temperaturas que experimentamos, a menos que prenda el abominable aire acondicionado.

Ciertamente disfruto mucho del calor, las cervezas y los helados son más deliciosos cuando tienen justificación, me tardo menos tendiendo la cama que cuando tengo que ponerle tres cobijas y me encanta mostrar mis huesos enfundados en ligeros vestidos, pero últimamente me ha dado por tratar de recordar las sensaciones térmicas de mi infancia y creo que nunca había tenido tanto calor como en estos últimos años ¿Habré cambiado yo y no el clima? ¿Son los niños menos sensibles al estado del tiempo? era mi primera hipótesis, que por algo nuestras madres siempre tienen que recordarnos el uso del suéter, pero la hipótesis quedó descartada, los niños y los adultos mayores son los más susceptibles a sufrir golpes de calor.

Para salir de dudas, le pregunté a San google si es que el clima ha cambiado  en mi ciudad y la respuesta es bastante sorprendente, tan solo por calentamiento global, llevamos un grado y medio en los últimos cien años pero el cambio más dramático se puede explicar con el concepto “islas de calor” que se refiere a que la actividad humana sube la temperatura, de por sí que cada humano aunque no haga nada genera el calor de un foquito de cien whats, ahora sumemosle el cemento, la industria, la contaminación, la deforestación y tenemos como resultado que ciudad monstruo ha aumentado por esta causa y en el mismo periodo de tiempo tres grados centígrados más.

Si estos números no les parecen alarmantes (cuatro grados en un siglo) vamos a ponernos en contexto con respecto a temperaturas, para tener hipotermia leve basta con que nuestra temperatura corporal  descienda de uno a dos grados, con eso ya no podemos utilizar adecuadamente las manos temblamos y traemos piel de gallina, de dos a cuatro grados menos ya es fase dos, se empieza uno a poner azul, acompañado de entumecimiento, confusión y hasta parálisis intestinal, para el otro lado para que vean que mi amor a la primavera no mata mi imparcialidad, con tres grados por encima de nuestra temperatura normal (37° centígrados) ya tenemos golpe de calor y los síntomas tampoco son nada agradables en cluyen confusión mental y taquicardia.

Ahora si pensamos que ese aumento ha sido gradual, nos equivocamos de nuevo, en marzo de 1997 la temperatura media fue de 25°, tres más que hoy, que apenas inicia la primavera y no es de extrañar pensando en que los factores que empeoran el calor, también han empeorado, entonces para cerrar, nos queda adaptarnos, disfrutar de lo bueno de cada temporada y trabajar para que en un futuro las estaciones no sean solo un recuerdo, eso queda en manos de todos. Y tomen agüita, por favor.