El espacio de Escipion

El chapulineo fase superior del pragmatismo político

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El chapulineo político da un salto en el escalafón del pragmatismo partidista en México, a sabiendas de que éste no sólo pervierte, corrompe y traicionada el mandato del sufragio efectivo, pero, sobre todo, que debilita la fuerza ordenadora de las ideologías políticas. Y no, no es un asunto menor, porque pone en entredicho al dominante modelo democrático liberal de elección popular y la vigencia de los partidos como entes que agrupen posiciones en una sociedad tan plural como la mexicana.

Son tiempos de híbridos/ de salvajes y científicos/ panzones que estaban tísicos/ en la campechana mental, diría el profeta del nopal Rodrigo González, aunque más bien estamos viviendo el final de los partidos tradicionales, como ha pasado en otros países, por bloques pragmáticos buscando victorias temporales, que ni Maquiavelo mismo habría imaginado, pues mientras en otros países de occidente lo que es tendencial es la reagrupación de posiciones extremas y tribales entre ultras de derecha y de izquierda, aquí es apertura total no importa juntar viejos comunistas con promotores de la derecha más conservadora del mundo.

Esto es algo que se ha venido acelerando y descomponiendo. Durante los últimos años, y si mal no recordamos, desde 1988, dentro de las legislaturas, locales y federales, nunca faltan los legisladores que pasen de un partido a otro por mandato de sus bases, de sus dirigentes o por conveniencia pragmática. A esos les comenzaron a llamar chapulines y desde entonces han surgido y repetido este fenómeno, aunque siempre saltando de un partido a otro sin perder la identidad ideológica: el naciente PRD entre 1988 y 1994 sufrió la compra de varios legisladores neocardenistas, quienes se fueron y regresaron a los brazos del otrora poderoso PRI, del salinismo o del maoísmo salinismo y viceversa, del PRI al PRD, porque eran como “primos hermanos”, dijera Emilio Chauyffet siendo secretario de Gobernación de Ernesto Zedillo, no tendrían por qué andar distantes (algo grado de que un prominente cuadro perredista fue tentado a ser candidato a gobernador de Tabasco por el PRI-PRD en aquellos años, según cuenta George w. Grayson).

A la llegada del PAN a la Presidencia de la mano de Vicente Fox, más allá del voto útil, varios priistas se mudaron de partido por así convenir a su ideología neoliberal. Así ocurrió a lo largo de la docena trágica albiazul, en que el panismo reclutó e infló sus afiliados tanto provenientes del PRI como de la mal llamada sociedad civil organizada (según sus propios datos, el padrón de militantes panistas subió de 2000 a 2012 en 85.7%).

En el regreso del PRI, otra vez, el PRD y Morena fueron los partidos cuyos cuadros fueron atraídos por cargos públicos y eventuales candidaturas, como ocurrió con al menos tres fuertes militantes del lopezobradorismo.

Sin embargo, todos estos casos que llevaron algunos meses o años en cocinarse, durante la semana pasada, en un proceso exprés pocas veces visto diputados o senadores electos por un partido político brincan a otro desde el primer minuto o en cuestión de horas: dos senadores del PRD pasan a Morena para acercar al bloque oficialista a la mayoría calificada. Luego el Partido Verde Ecologista de México anuncio que cederá 15 diputados federales a Morena con el objetivo de que dicho partido, como primera fuerza política en el Congreso, mantenga la presidencia de la Junta de Coordinación Política durante los tres años de la próxima legislatura. Hace 4 días, en los primeros minutos de instalado el Congreso de la Ciudad de México, tres diputados opositores del PRI, PAN y PRD recién entrados en funciones, se mudaron a Morena para alcanzar la mayoría calificada al sumar 46 legisladores locales.

El Diccionario Político de Norberto Bobbio argumentó weberianamente que es difícil explicar y definir a un partido político, porque éste cambia según la temporalidad, el lugar y las condiciones de competencia o lucha, pero que siguen siendo asociaciones de interés público, que se conducen de acuerdo con ciertos principios e ideas con objetivos fundamentales: beneficios para los ciudadanos que representan, poder político y honor para sus líderes.

Hoy las condiciones son diferentes, sólo buscan el poder político por el poder político, sin importar los medios, las tácticas o las ideologías. Así, desfilan prominentes liberales, neoliberales, conservadores, ultraconservadores, socialistas, socialdemócratas, anarquistas, comunistas del marxismo leninismo, del maoísmo, del trotskismo, pro vidas, pro derecho a morir con dignidad, pro nuevos derechos femeninos, pro comunidades lesbicogays, pro homofóbicos, pro xenófobos, católicos en acción política, prostestantes históricos y evangélicos militantes, paracristianos como la Luz del Mundo, pro nacionalisas, pro integracionistas al imperialismo, entre otros, mezclados, aliados o compartiendo la misma mesa en frentes únicos, confundiendo al ciudadano y su decisión de elegir por la opción más afín a sus intereses.

El filósofo Jean Baudrillard en Cultura y Simulacro reflexionó sobre lo que podría estar pasando con esas pérdidas de identidad. Explica en el texto que la sociedad habría devenido en una sociedad del espectáculo, “no se trata ya de imitación ni de reiteración, incluso ni de parodia, sino de una suplantación de lo real por los signos de lo real”, es decir, consumista de la maquinaría de “índole reproductiva, programática, impecable, que ofrece todos los signos de lo real y, en cortocircuito, todas sus peripecias”.

Estamos viviendo el desdibujamiento ideológico de los partidos políticos en su forma tradicional para dar paso a frentes políticos netamente pragmáticos, donde ya no caben los principios, los programas y su andamiaje ideológico que les dio origen, pues son “partidos-aparato del Estado/gobierno al servicio de la élite dominante o partidos/Atrapa todo que sólo desean la desestabilización o conquistar el poder para suplir al grupo que lo detenta. Claro, dirán que esto es producto de la apertura, del fin de los sectarismos o la cerrazón que tuvieron muchos institutos políticos de antaño, que es incluso el proceso natural de la clase política para ajustarse y no perder su función mediadora ante la sociedad, pero ¿Qué surgirá después de ello, cuando hayan ganado más el envilecimiento de la democracia y la perversión de la política que tanto han pugnado los defensores del liberalismo político?

¿Qué discurso habrá de creerles a sus próximos candidatos a representantes de elección popular? ¿Será que hay espacio para que, como en el siglo XVII repensamos en la refundación de los partidos de ideología y de clase y reforcemos las puertas del laicismo para evitar el ascenso de liderazgos carismático proto religiosos?

Dejemos estas preguntas antes del próximo cañonazo que doblegue al resto de los legisladores opositores.

+ AMLO y la nueva religiosidad… El último informe del presidente Andrés Manuel López Obrador tuvo más que los anteriores, un fuerte aroma de religiosidad, en el cual los datos duros y la verdad no importan, sino la palabra del Señor (sic) para creerle, aplaudirle y no cuestionarle…Franz Kafka le diría «Levántate, entonces. Enmenda tus caminos, empieza a ver lo que eres en lugar de calcular en lo que deberías convertirte”.

+ Parlamento Permanente Metropolitano: la nueva política de vivienda… En otro terreno, más de 64 organizaciones sociales se reunieron el pasado 31 de agosto en el Foro Iztacalco para trabajar en propuestas complementarias de reformas de ley y políticas de vivienda social que están cocinado desde los congresos federal y local y desde los próximos gobiernos federal y de la CDMX. Las mesas de trabajo estarán conducidas para defender los intereses del movimiento urbano popular y de izquierda social del Valle de México.

Contacto: feleon_2000@yahoo.com