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ASUNTOS DE FAMILIA

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“Cuando algún familiar se te aparezca en sueños, haz caso de lo que te digan que debes comunicar o hacer, por algo se te aparecen”, eso me dijo mi amigo Manuel cuando estuvimos hablando este fin de semana mientras tomábamos un café en el Jardín de la Unión de Guanajuato capital, en pleno Cervantino.

Parece ser que el regresar después de tanto tiempo a la ciudad, lo hace recordar sus vivencias y a sus antepasados. Manuel es un gran amigo que estuvo conmigo en la Universidad de Guanajuato, él cursaba la carrera de Derecho, ahí en el Edificio Central, siempre los de derecho han estado ahí y pese a que hay nuevos campus, no dejarán las antiguas aulas donde desde hace mucho tiempo reciben cátedra. Legado dicen.

Manuel me contó que en la casa familiar del centro donde vivía, estaba una puertita trasera que daba a un callejón, esa puerta no se abría nunca, por eso el día que soñó que su abuelo -fallecido hace meses- iba a salir por esa puerta, lo sorprendió y lo que le dijo, lo dejó sin palabras, sumergido en cavilaciones…

Clarito recuerda que le dijo que recogiera la caja enterrada en la loseta que estaba pisando en ese instante, mi amigo lo veía tan nítido que se espantó tanto cuando el abuelo le señaló con el dedo la loseta, sin dejar de mirarlo fijamente. Cuando el abuelo dio el paso para salir y le dio la espalda, al momento volteó y le dijo: “no te olvides, saca esa caja y entrega lo que hay ahí a tu madre”, diciendo esto, salió cerró la puerta azotándola y se fue.

Al despertar, mi amigo se quedó pensativo, tratando de entender lo que había pasado en sus sueños. Aún adormilado, salió de su cama y fue directo a contarle a su mamá lo que había visto en sueños y el mensaje que su abuelo le dijo. Su mamá le dijo que habría que ver, y acto seguido lo acompañó a que le señalara la loseta. Fueron y vieron que esa loseta estaba suelta, como si alguien la hubiera movido, incluso hasta tierra escarbada se veía, su mamá le preguntó si había sido él, Manuel el dijo que no. Extrañados, fue entonces que se dispusieron a levantarla y sacar la tierra de adobe que aún quedaba y efectivamente ahí estaba una pequeña cajita de 20 x 20 centímetros cerrada con un candado. La cajita era de madera, como un pequeño baúl con cinchos de hierro. La sacaron, la tomaron y fueron al comedor para abrirla y saber qué es lo que su abuelo quería entregarle a su mamá.

Con el miedo en las manos y en todo su ser, su mamá se encargó de quitar con un martillo el pequeño candado para poder ver qué era lo que su padre había guardado ahí. Antes de abrirla, ambos se miraron a los ojos, suspiraron al unísono y con un asentimiento con la cabeza la mamá abrió la cajita. Para su sorpresa, lo primero que vieron fue una foto antigua en donde estaban ella de niña y su padre, el abuelo sonreía y ella también directo a la cámara. Ella no recordaba cuándo había sido tomada esa foto, y sonrió al sacarla de su prisión, debajo había solamente un anillo, envuelto en una tela de terciopelo negro, tenía varias piedras incrustadas, era de oro, su mamá lo tomó y revisó la joya, era preciosa, nunca había visto una joya así, el anillo era grueso, y la señora vio entonces que al interior del aro había una frase que decía: “alquimia-protección-silencio”. Curiosa se lo probó en su dedo pulgar, que era donde podría quedarle, y sí, al principio quedó suelto un poco, pero para sorpresa de ambos, como por arte de magia el anillo se ajustó a su dedo perfectamente, a la vez que la caja se cerró fuertemente. Asustados, ella intentó quitárselo, pero no pudo. Resignada, pensó que por algo su papá se lo había enviado, que era una forma de demostrarle su amor desde el más allá.

Manuel me cuenta que desde ese día, las cosas en su casa mejoraron: las deudas que tenían sus padres fueron pagadas tras un golpe de suerte de ganar una suma importante en la lotería, pudieron solventar una mejor vida sin carencias ni preocupaciones. “Por eso yo pude viajar a Europa y al Cono sur, -me dijo- ¿no te acuerdas que te envié la postal de una gato a los pies de Constantino?” asentí, porque en verdad sus viajes en esa época eran fabulosos.

Caminamos por las calles llenas de turistas, yo lo dejé ahí en el portón de su casona ahora ya vacía, nos despedimos con un saludo lejano… cuando él entró a su casa quise ir a ver la puertita de atrás, pero no, pienso que los asuntos de familia son de familia, y nadie, puede meterse en ellos, porque existe el riesgo de que se te aparezcan en sueños o mejor dicho si les molesta que te entrometas para ti serían pesadillas.

Dicen los que saben que por algo se te aparecen los muertos en sueños, y sí, cuando desees comunicarte con alguien ya fallecido, pide que se te aparezcan en sueños, ellos sabrán si aceptan tu invitación y si sí de repente estarán contigo en tu mente, en tu cama, en ti. ¿Quieres conocer es puertita? Ven, lee y anda Guanajuato.