El Laberinto

Asintomático

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Nunca había escuchado el término asintomático hasta que la pandemia, ahora ya lejana por un lustro, avanzaba y anunciaron que era posible tener  el virus sin desarrollar la enfermedad, como una pavorosa nueva forma de andar contagiando a los demás sin saberlo, casi en impunidad. Estoy consciente de que existen asintomáticos en muchos otros padecimientos, pero es algo de lo que no me gusta aprender en absoluto, me carcome la hipocondría, aunque he de confesar que de vez en cuando me dan momentos masoquistas de curiosidad innecesaria.

Para no ponernos a pensar en cosas tan turbias, la palabreja empezó a rondar mi cabeza con aplicaciones distintas y es que lo síntomas no son más que avisos de que algo anda mal y hay muchas ámbitos  que pueden ir mal, además de la salud y es posible que no lo notemos por que  no sentimos o no reconocemos los síntomas o peor los vemos de modo aislado y entonces uno corre el riesgo, disculpen aquí la analogía médica, de que confundamos una pulmonía con un catarro y no actuemos a tiempo.

El los cargos de poder, por ejemplo, es común que las cosas nunca sucedan con normalidad en nuestra presencia, viví de primera mano cómo pintaban exclusivamente las  calles por las que iba a pasar un político y toda la serie de reglas que se nos dieron para interactuar con él y la pregunta aquí sería ¿cómo iba a resolver problemas que ni siquiera le permiten ver que existen? La sinceridad que recibimos igual depende de muchos factores, entre ellos la forma de responder a la crítica que tenemos o la cantidad de personas que necesitan de nuestra buena voluntad. Además hay que tener en cuenta que una observación de ese tipo conlleva una confrontación y no a todos les importamos lo suficiente como para pasar ese momento incómodo por nuestro propio bien.

¿Los cretinos, los abusivos, los idiotas, los inoportunos sabrán que lo son? Me pregunto mientras miro de nuevo al reloj exasperada y cierro un poco más la puerta ante una vecina que no para de hablar, que no escucha y que no se va. Me lo pregunto también cuando alguien es notablemente dañino para los demás y navega con bandera de víctima y con esos que te ametrallan con comentarios incómodos. Tal vez no relacionan la respuesta de los demás con su propio comportamiento y piensan  que la gente es grosera, que los odia sin motivo o tal vez en un caso extremo, que así son y ni siquiera se sienten agraviados.

En las noches ansiosas mirando el techo a veces me pregunto si no seré insoportable sin saberlo o si hay cosas sucediendo que me niego a ver. Pero ahí está el opuesto a no presentar síntomas  y esto es sentirlos sin tener nada, por lo menos en el inicio y esto puede venir de una mala percepción personal o de un entorno cruel que nos dice lo malos que somos, aunque no sea verdad, hasta que se torna cierto. Aquí queda recomendar, como con la información de las enfermedades, no sugestionarnos pero si conocer las señales.