Ignacio Ramírez Calzada: protagonista de la historia y la literatura de México

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Mónica Daniela Ramírez

Guanajuato, Gto., 23 de junio de 2010.- El 22 de junio de 1818 ve por primera vez la luz, en la ciudad de San Miguel el Grande, Gto., Ignacio Ramírez Calzada, poeta, filósofo, escritor, periodista y científico guanajuatense. Un 15 de junio de 1876, a los 61 años, después de una vida llena de impetuosos acontecimientos históricos, unidos a los cataclismos políticos que cambiaron y formaron a la nación mexicana, muere el vate guanajuatense, también conocido con el sobrenombre de “El Nigromante”.

Currículum. Y yo que soy, por dicha o por desgracia, un ser no muy impresionable, me decidí a investigar sobre este exquisito personaje guanajuatense. Desde su juventud combatió contra poderosos y apasionados enemigos, tanto en la prensa como en el terreno revolucionario. Muchas veces preso, otras a un pie de la ejecución; algunas veces desterrado, pero jamás desalentado ni vencido; patriota, liberal desinteresado, gobernante con gran potestad. Atacó instituciones invertebradas, sistemas inviolables, teorías que eran credos religiosos; hirió infinitas vanidades, desafió a autoridades que se creían divinas. Denunció reiteradamente que para sus adversarios la ciencia era el primero de los pecados.

Referencias. Justo Sierra pronuncia en su funeral una poesía en la que le llama “el sublime destructor del pasado y el obrero de la Revolución”. Ignacio Manuel Altamirano lo definió como “varón insigne a cuyo genio y a cuyos trabajos deben tanto la República, la Libertad y la Reforma, y al profundo pensador a quien las ciencias y las bellas letras mexicanas deben también una de sus glorias más brillantes y más puras”. Finalmente, Alejandro Gascón Mercado dijo de él: “El pensamiento de El Nigromante no era mecánico ni vulgar, con brillo manejaba la dialéctica, todo tenía un origen que explicaba a cada paso hablando de cualquier tema.”

¿Por qué “El Nigromante”? Así lo describe Ignacio Manuel Altamirano: “Su semblante moreno, pálido y de facciones regulares, tenía la gravedad melancólica que es como característica de la raza indígena; pero sus ojos, que parecían de topacio, deslumbran por el brillo de las pupilas; la nariz aguileña y ligeramente deprimida en el extremo, denunciaba una gran energía, y labios sombreados por un escaso bigote, se contrarían en una leve sonrisa irónica. Era una de esas fisonomías… de profeta, de apóstol, de tribuno, con rasgos extraordinarios, y que decididamente no pertenecen al género vulgar”.

En cuanto a su modus vivendi, hago el planteamiento de dos sucesos que me parecieron de los más trascendentes en la vida de Ignacio Ramírez, “El Nigromante”.

Planteamiento 1. Antonio López de Santa Anna, hijo de Doña Manuela Pérez de Lebrón y de Don Antonio López de Santa Anna, quien era Subdelegado de la Provincia de la Antigua Veracruz. De joven se dedicó al comercio, primero por deseo de su padre, y segundo porque fue su padre quien le consiguió el puesto; puesto que le duró poco tiempo. No pudo estudiar y se alistó en el ejército realista en el Regimiento fijo de Veracruz. Se decía liberal, pero practicaba muchas ideologías conservadoras.

Ignacio Ramírez Calzada, hijo de Doña Sinforosa Calzada y de Don Lino Ramírez, quien llegó a ser vice-gobernador de Querétaro. Desde muy joven comienza sus estudios en Querétaro y luego en México. No era un liberal clásico. Su voz, su pluma y sobre todo su actividad política-científica y cultural, así como su actitud ante cualquier hecho de la vida, estuvieron siempre enmarcados por las ideas liberales radicales. Defendía la libertad de expresión y el respeto a las garantías individuales. Estaba al lado de los trabajadores y en contra de los capitalistas; no era partidario de la libertad de explotar.

Santa Anna encarcela a Ignacio Ramírez, en 1846, a tan sólo un año de haber publicado el periódico Don Simplicio, por atacar en la prensa al gobierno conservador.

Análisis 1. Nótese el claro ejemplo de falta de congruencia. Si Santa Anna se decía liberal, ¿por qué suprimir la libertad de imprenta que Ignacio Ramírez practicaba con su periódico Don Simplicio? Cuando no checa el audio con el video, algo definitivamente anda mal. No basta con tan sólo predicar los ideales, la tarea completa implica predicarlos. Y practicarlos.

Con peras y con manzanas (o sea, ejemplo). Está una joven repitiendo en voz alta, para que obviamente todos a su rededor escuchen, “ya me voy a poner a dieta”. Su incongruente acción será la de empacarse un paquete de galletas, tres tortas, dos sodas y unas mentitas para el aliento, y en el inter de esta odisea gastronómica continuará, como disco rayado, repitiendo la frase “ya me voy a poner a dieta”.

También, se presenta una cara de la moneda, la que menciona que es Don Antonio de Santa Anna (padre) figura política de gran peso en el pueblo, quien le consigue su primer trabajo al joven Don Antonio de Santa Anna (hijo), quien a pesar de lo antes mencionado no conserva su puesto por mucho tiempo.

Y está la otra cara, la que menciona que Ignacio Ramírez, también hijo de un figurón político en su pueblo, logra desarrollar su talento con grandes resultados, no utilizando a su ancestro como carta de presentación, y desarrollarse intelectualmente de forma independiente.

Situaciones similares, en las que una joven figura consigue un cargo público y desempeña onerosamente sus funciones, se repiten continuamente a lo largo de la historia de este país; logran sobresalir los talentosos. Me decido pausar para no lastimar algunas susceptibilidades.

Planteamiento 2. Emilio Castelar, nacido en España, fue presidente de la Primera República Española. Escribió que en cada época el progreso encuentra su propia fórmula. En su época, el siglo XIX, se refería a la democracia.

Estudió, en la escuela de Sax, latín y gramática. Realizó sus estudios universitarios en Madrid, abandonando la carrera de Jurisprudencia para cursar la carrera de filosofía y letras. Autodidacta, aficionado a la lectura de los autores clásicos. Estudió historia antigua, lengua latina y su literatura, lengua y literatura griega.

Ignacio Ramírez, nacido en San Miguel el Grande, Gto., predicó siempre el progreso en todos los sentidos, aniquilando con sus inmortales sarcasmos todo lo que era falso, todo lo que él consideraba era innoble.Comenzó sus estudios en Querétaro. En México, en el colegio de San Gregorio, realizó los estudios de jurisprudencia. Continuó con lo que se llamaba Curso de Artes. Formó parte de la academia de San Juan de Letrán. Autodidacta, estudió matemáticas, física, química, astronomía, geografía, anatomía, fisiología, historia natural, economía política, historia de México, historia general, ciencias del lenguaje (como filología y lingüística), filosofía, hasta la teología escolástica. Y “el que dude de esta aseveración, no tiene más que discutir con él” decía el prefecto del Instituto Literario de Toluca.

Tanto Ignacio Ramírez como Emilio Castelar recibieron formación intelectual en la medida en que sus respectivos países, en esa época, se podía recibir; es decir, no demasiada, pues el nivel exigible para los alumnos no era demasiado. Ambos personajes dan la impresión de ser filólogos profesionales, ambos se movían en el terreno de las ideas; era éste el medio en el que se encontraban cómodos. Ambos tenían gran afición por la lectura.Emilio Castelar irritó a Ignacio Ramírez cuando exhortó a la “unión de España y América”, con quien sostuvo una polémica sobre colonialismo e hispanoamericanismo. Una vez finalizada la tan mencionada polémica, Emilio Castelar le hace llegar un retrato con la siguiente honrosa dedicatoria: “A D. Ignacio Ramírez, recuerdo de una polémica en que la elocuencia y el talento estuvieron siempre de su parte, el vencido, Emilio Castelar”.

Análisis 2. Investigar a fondo sobre Emilio Castelar e Ignacio Ramírez fue fundamental, esto a fin de no encasillar mi perspectiva en una de tipo malinchista (por tratarse de un español) ni en una de tipo nepotista (con eso de que se apellidaba Ramírez…).

Con peras y con manzanas (o sea, otro ejemplo). Me queda claro que rival no es aquel a quien sabes que puedes vencer, rival es aquél que sabes que te puede derrotar. La preparación intelectual debiese ser considerada como fundamental y continua.

Revisión final. “El Nigromante” (nacido Ignacio Ramírez Calzada, también conocido como “El Voltaire de México”, fallecido el 15 de junio de 1876 en la ciudad de México, y sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres, antes de los Hombres Ilustres) recibió un homenaje in memoriam en su natal San Miguel de Allende, Gto., del 19 al 22 de junio recién pasados.