Tomar las riendas

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LAS COSAS COMO SON (columna de asuntos terapéuticos)

Jorge Olmos Fuentes

En días pasados tuve ocasión de charlar con una persona a quien agradezco el favor de su atención para este segmento. Durante esa conversación, me regaló la oportunidad de percibir una acción concreta y efectiva de este reconocer las cosas como son.

Sin entrar en detalles, sólo comentaré que a partir de su experiencia de vida, obviamente, ella observó la inestabilidad poco provechosa de sus relaciones familiares. Así que un día, acompañada por su marido, reunieron a los involucrados, siempre con mucho respeto y consideración a la dignidad de las personas (me dijo), se plantaron y dijeron poco más o menos “las cosas entre nosotros son de esta manera, y a partir de ahora van a funcionar de este modo”.

El efecto que me refirió fue efectivo, pues cada muchacho tomó el lugar que le correspondía, se dedicó a lo suyo, y además permaneció integrado al dinamismo familiar. Hasta aquí la alusión brindada por esa persona. Tal referencia nos ilustra, incluso así, sin pormenores, una serie de indicios que muy bien podemos asumir.

El primero de ellos podría ser que cualquier momento es el adecuado para decidirse a cambiar un estado de cosas que trae consigo beneficios reducidos en la experiencia de vida si no es que perjuicios. Hacer la oportunidad sería en este caso la consigna, y mantenerla vigente con determinación.

Un segundo aspecto tiene que ver con la necesidad de reconocer las cosas como son para echarse a andar a partir de ellas. Esto fue lo que sustentó la autoridad del matrimonio al que me referí. Trátese de lo que se trate, nada favorece tanto las relaciones, todo tipo de relaciones (familiares, interpersonales, laborales, filiales, amorosas), y también el actuar, como la transparencia. Y esta se consigue, a nivel personal, cuando uno no se niega a reconocer hacia dónde, mejor dicho: hacia quién está uno mirando que no es del conjunto de personas con quienes se convive a diario. Sabemos que esto ocurre si no podemos mirar a los ojos de nuestra cónyuge o de nuestros hijos o de nuestros padres, y mantener en ella la vista sintiendo comodidad, sosiego.

También se consigue transparencia cuando uno declara, en principio para sí mismo, cuál es la situación en que está viviendo, o cuáles sentimientos padece, tal como se presentan en calidad de hecho o sucesión de hechos, sin emitir juicios ni prejuicios, repito: trátese de lo que se trate. Lo esencial es no otorgarle espacios al secreto que carcome, ni etiquetar lo sucedido con adjetivos que sentencian, como imperdonable, indebido, o el muy habitual de “malo” y todas sus gradaciones. El indicio siguiente nos llevaría a tomar la responsabilidad por nuestros actos, los pretéritos y los actuales, ubicada en su exacto nivel. Directamente relacionada con mirar las cosas como son, esto quiere decir que, en tanto adultos, podemos asumir el costo de lo que hicimos, repito: como un hecho consumado, sin juicios ni prejuicios, sin culpa ni intentos anticipados de auto-castigo.

Un paso por ahora final consistiría en exteriorizar este reconocer las cosas como son, en hacérselas saber a quien le corresponda. Por lo general, aunque pueda provocar molestia, enojo o reclamos, por cierto legítimos, la persona aligera su carga, fortalece su dignidad y puede comprender en qué consiste el respeto a los demás o la necesidad de hacer válida su experiencia y autoridad, por ejemplo, en la crianza de los hijos. Entonces, detectar a quién estamos mirando en nuestro interior, observar qué sentimiento es recurrente en nosotros, percibir de qué nos culpamos o por cuál asunto estamos auto-castigándonos, reconocer qué deuda contrajimos que no está saldada, constituyen puntos fundamentales. Y como no hay quién esté a salvo de ello, o de otros factores condicionantes, ahora mismo es posible comenzar a verlos.

Con base en esta actitud, dice Bert Helinger, a veces la vida nos concede otra oportunidad. Por eso se dice que cualquier momento es el adecuado para impulsar un estado de cosas que traiga consigo beneficios altos e intensos en la experiencia de vida…