Charles Bukowsky: una estética particular e influyente

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Yunuen Alvarado Rodríguez

10 de septiembre de 2010

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El escritor Charles Bukowsky es originario de Alemania aunque vivió la mayor parte de su vida en los Estados Unidos de Norteamérica, específicamente en la ciudad de Los Ángeles, California.

Sus padres emigraron cuando él era un niño pequeño y se instalaron en la ciudad de Baltimore, a causa de la Primera Guerra Mundial. Más tarde se trasladarían a Los Ángeles, donde Bukowsky crecería y mostraría su inclinación prominente hacia la lectura.

Se dice que Bukowsky era un niño maltratado por su padre y además poco aceptado entre sus compañeros de la escuela debido a su aspecto físico; por eso puede darse fácilmente una interpretación biográfica de su obra, pues aparentemente muchos aspectos de su vida están relatados ahí a través de sus heterónimos. Sin embargo, abordar esta perspectiva limitaría bastante los alcances de la estética que Bukowsky maneja con tanta naturalidad y fluidez en sus textos.

Sus primeros relatos fueron publicados en revistas cuando Charles estaba en sus veintes, aunque pronto el proceso que debía seguir para que estas publicaciones se llevaran a cabo era complicado. Por ello, desilusionado se retiró de la escritura durante diez años, aceptando trabajos provisionales que le permitían vivir al día y de manera muy austera.

Años más tarde comenzó a trabajar para la oficina de correos de Los Ángeles, donde permaneció tres años; después de ese periodo un incidente grave de salud lo llevó hasta el hospital. Cuando abandonó su convalecencia comenzó a escribir poesía. Poco después contrajo matrimonio con la escritora Barbara Frye, mismo que duraría sólo dos años. Tras el divorcio, Charles continuó su trabajo como poeta y volvió a su puesto en la oficina postal por diez años más.

Por algunos años vivió en la ciudad de Tucson, donde conoció a los Jon Webb y Gypsy Lou, quienes lo influenciaron e intentaron convencerlo para que viviera de sus creaciones literarias, pues eran originales y bien podrían tener éxito. A partir de entonces lo contactaron con editores y más de sus textos fueron publicados.

En 1969, le fue ofrecida una pensión de cien dólares mensuales de por vida. Charles aceptó, dejó su empleo en la oficina postal y se dedicó de lleno a la escritura.

Pero es tiempo de enfocarnos en la propuesta estética que encierran los textos de Bukowsky. Éstos se caracterizan por un estilo peculiar de apertura y sinceridad absoluta, sin ningún apego quizá a las normas sociales.

Bukowsky muestra sin tapujos lo que un hombre que vive en Hollywood hace dentro de su departamento: desde preparar la cena más simple del mundo hasta orinar, dormir entre sábanas sucias, sacar la basura después de observar lo que contiene, etc.

Hoy en día se habla de un estilo llamado “Realismo Sucio”, se dice que está influenciado por algunos poetas de la generación beat, aunque muchos definan a Bukowsky como su principal iniciador. Su sagacidad para construir literatura, arte con base en lo más ordinario, grotesco e incluso vergonzoso para toda una sociedad, posibilitan su caracterización como pionero de este estilo.

Pero qué es y en qué consiste el Realismo sucio? Recordemos que el realismo en su definición estricta “se refiere a aquellas obras que se basan en hechos reales, en cosas que al artista se le presentan en la realidad” (Barros, Cristina y Arturo Souto, p. 73).

Por lo tanto, el estilo del realismo sucio se caracteriza del este modo: “Las historias que nos cuenta el realismo sucio prescinden del exceso de adjetivos, de situaciones imaginarias y de grandes historias. Como su propio nombre indica, las historias están centradas en la simple y sucia realidad cotidiana que nos rodea” (http://espaciolibros.com/el-realismo-sucio/).

Este estilo surge en norteamérica cuando un número limitado de escritores decide relatar las vidas de fracaso en el mundo capitalista que les rodea. Los protagonistas de las historias y poemas creados bajo esta estética son parcos, sin muchas emociones sino con múltiples sensaciones; no se habla casi nunca en un nivel sentimental sino meramente sensorial, por ejemplo se habla de comezón, dolor físico, cansancio, gozo, temperaturas, formas visuales, ruidos, olores, etc. Rara vez se hace gran énfasis en un estado anímico. Eso simplemente se transmite al lector mediante la creación de una atmósfera visual detallada, sin mucha complejidad en el lenguaje; se usan palabras simples e incluso del argot más común.

Bukowsky en parte hace eso, aunque muchas veces no deja de lado la reflexión sobre la situación en la que se encuentra. Aunque no la expresa de forma explícita, deja abiertas las posibilidades sentimentales: “Tenía cincuenta años y no me había acostado con una mujer desde hacía cuatro. No tenía amigas. La miraba cuando me cruzaba con ellas en la calle o donde quiera que las viese, pero las veía sin ningún anhelo y con una sensación de inutilidad. Me masturbaba regularmente, pero la idea de tener una relación con una mujer —incluso en términos no sexuales— estaba más allá de mi imaginación” (Bukowsky, Charles, p. 5).

Desde esta cita podemos darnos cuenta de que aunque el autor no esté hablando de su estado anímico nos lo transmite por el tono de sus palabras: el personaje es una víctima del hastío.

El estilo particular bukowskyano aunque posee en germen las características que definen al Realismo sucio, va más allá de este, pues es muestra de gran habilidad lograr a través de un uso tan común y corriente de lenguaje, describiendo situaciones tan ordinarias e irrelevantes, una atmósfera que genere sentimientos diversos en el lector hasta estremecerlo.

“La forma en que se reduce al mínimo el detalle, la palabra dura y directa, la realidad ácida tal cual es, el escenario, los personajes; todo en un par de líneas, escuetas y terriblemente sagaces pero aún así, simples”. Lo anterior es una abierta opinión que expresa una revista virtual respecto a Bukowsky y sus textos (http://vat69.wordpress.com/2007/12/06/realismo-sucio/).

Es posible calificar dicho material bajo la etiqueta de Realismo sucio, sin embargo es importante mantener ciertas reservas al respecto pues si bien Bukowsky pudo ser el motor inicial para que este estilo literario se desarrollara, su estilo de escritura es único y para muchos estudios inclasificable, tanto así que ha surgido entre académicos el término “Realismo sucio Bukowskyano”, resaltando la peculiaridad de la estética que este autor logra crear.

En sus textos, Charles Bukowsky representa, sí, a un fracasado, digno representante del Realismo sucio, pero también a un hombre inconforme, insatisfecho, que lleva a cabo una insaciable búsqueda de un “no sé qué”. “Me serví otro vino. No podía entender qué había ocurrido en mi vida. Había perdido mi sofisticación, había perdido mi mundanidad, había pedido mi dura concha protectora. Había perdido mi sentido del humor respecto a los problemas ajenos. Quería que volviesen todas estas cosas. Quería que las cosas me resultaran fáciles. Pero de algún modo sabía que nunca volverían, por lo menos no de la forma adecuada. Estaba destinado a seguir sintiéndome culpable y desprotegido” (Bukowsky, Charles, Mujeres, Anagrama, Barcelona, 1994, p 261).

En la cita anterior el personaje se proyecta internamente, se abstrae de esa cotidianidad simple que expresa al comienzo de la novela y realiza una reflexión sobre sí mismo.

Bukowsky representa una gran influencia, pues muchos autores deciden adoptar su estilo de escritura y lo utilizan para manifestar su fracaso ante el mundo capitalista y globalizado. En México, este estilo llega un poco tarde pero es bien manifiesto en textos de Guillermo Fadanelli, Pedro Juan Gutiérrez, Guadalupe Nétel, etc. Quienes a su vez siguen la corriente estadounidense encabezada por: John Fante, Raymond Carver, Richard Ford, Tobias Wolff y Chuck Palahniuk.

Hoy este estilo parece ser una moda en México y cada vez hay más estudios al respecto de este fenómeno que manifiesta lo anteriormente indecible dentro de la literatura.

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Bibliografía

Barros, Cristina y Arturo Souto, Romanticismo, realismo y naturalismo, Trillas, México, 1993.

Bukowsky, Charles, Mujeres, Anagrama, Barcelona, 1994.

http://espaciolibros.com/el-realismo-sucio/

http://vat69.wordpress.com/2007/12/06/realismo-sucio/

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Fotografías extraídas del sitio http://bukowski.net, donde se lee: “All photos courtesy of Michael Montfort, unless noted”.