Brillan soles de Contempodanza

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Benjamín Pacheco López

Guanajuato, 9 de noviembre de 2010.- Una reflexión sobre lo que implica ser mexicano en la actualidad, con escenarios espinados e intensos claroscuros pero siempre con la posibilidad de la esperanza, es parte de la propuesta de Memoria de soles (una mirada fugaz al Bicentenario).

Contempodanza, compañía independiente de danza contemporánea, presentó un espectáculo en el Teatro Juárez, dentro de la edición 38 del Festival Internacional Cervantino (FIC), caracterizado por su sentido de reflexión crítica en torno a los festejos del Centenario de la Revolución y Bicentenario de la Independencia Mexicana.

La directora general y coreógrafa Cecilia Lugo se basa en el mito mesoamericano del «Quinto Sol», sobre la creación del mundo, el universo y la humanidad; conforme a los especialistas, este sol es llamado «Nahui-Ollin», e implica el destino de desaparecer por la fuerza de un movimiento o temblor de tierra.

También, de acuerdo con dicha concepción, se decía que desde el oeste aparecerían unos seres con apariencia de esqueletos llamados «tzitzimime» que matarán a toda la gente.

Este panorama desolador es recreado en escena por medio de los bailarines Guadalupe Acosta, Irvin Guerrero, Gabriela Gullco, Saúl Gurrola, Lino Perea, Marely Romero, Ugo Ruiz e Itzel Zavaleta, quienes de manera fluida y utilizando un complejo lenguaje corporal pasan por distintas atmósferas donde las constantes son el dolor y los ecos lejanos de la historia nacional.

Lugo, conforme a una explicación detallada plasmada en el programa de mano, aclara que es una visión personal del Bicentenario: «donde el tiempo, que se mece en ciclos, descubre en el hombre su dimensión de héroe o de villano”.

El baile, de apenas 55 minutos de duración, es intenso y lleno de detalles que envuelven al espectador; destaca el diseño sonoro de Joaquín López Chapman y los textos del historiador Jean Meyer, leídos por el actor Damián Alcázar, que sujetan a la audiencia a lo que ocurre en ese mundo de cuerpos en constante movimiento.

«Esta danza es una metáfora que alude a nuestra memoria ancestral para recordarnos que siempre que termina un sol empieza otro, que siempre que haya tiempo, habrá esperanza.

«Que el tiempo no transcurre en vano y que algo de la índole de lo humano habremos aprendido a lo largo de los soles. Somos la suma de soles», concluye Cecilia Lugo.