Comida y bebidas con plomo y cadmio

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Carlos Olvera

Guanajuato, Gto., 08 de enero de 2011.- Más del 50 por ciento de los alfareros del país utilizan plomo y cadmio en la elaboración de productos como platos, tazas, jarros,  garrafones y salseras,  que utilizados cotidianamente pueden provocar lentitud de aprendizaje, daños hepáticos, renales, digestivos y cáncer.

Según estudios tan solo en Dolores Hidalgo, Guanajuato,  están establecidas  más de 2 mil pequeñas y medianas industrias, muchas de ellas constituidas por talleres familiares  que dan empleo a alrededor de 70 mil personas.

El uso de estos elementos  en la industria cerámica y alfarera además de provocar  daños a la salud,  impacta  negativamente la economía  de estos sectores productivos  ya que al pretender exportar sus productos a otros países, las remesas son rechazadas por no cumplir con las normas establecidas por los estándares internacionales.

Según el director del Departamento de Química de la Universidad de Guanajuato,  Juan José Guzmán Andrade, es muy común el uso del plomo y  cadmio en la cerámica que requiere brillo y lustre, en colores intensos como: rojo, amarillo, verdes y azules, entre otros.

“Es muy común que los esmaltes y los barnices sean a base de plomo y que algunos de los colores como el amarillo en particular sea un producto de cadmio”, señaló.

Si el proceso de elaboración de estos productos, comúnmente utilizados en los restaurantes tradicionales, “no está bien  hecho, es decir, si los materiales que utiliza en sus esmaltes llevan mayor cantidad de plomo en su formulación y además si hace un mal trabajo en los hornos de cocimiento, se corre el riesgo de que el plomo sea soluble, se libere y se disuelva cuando le vertimos algo ácido, como los cítricos, o incluso café”, añadió.

Los líquidos lixivian el plomo y los usuarios de estos productos acaban comiéndolo  si se usa en platos,  o tomándolo si se utilizan para el café o jugo.  “Esto en determinadas regiones puede generar aspectos epidemiológicos en los que la gente pueda estar enfermándose gradualmente, con la ingestión de pequeñas cantidades, pero de manera crónica  y se esté empezando a afectar”, añadió.

En este caso los más afectados por su susceptibilidad son los niños que pueden presentar “lentitud de aprendizaje, lentitud en ciertos movimientos y reacciones, daños hepáticos, renales, digestivos que pueden generar cáncer”.

Sin embargo, Guzmán Andrade  explicó que “muchas veces la gente no se da cuenta y pasan por síntomas que se confunden  con otros tipos de enfermedades más frecuentes, sencillas  y comunes;   pero se van agravando gradualmente hasta que se convierten en un problema muy serio de salud”.

Según análisis que se han realizado “sobre todo en la alfarería, que es hecha de barro a temperaturas baja,  es muy frecuente que le adicionen barnices de plomo, por consiguiente es común que esté asociado con enfermedades”.

El especialista expresó que  “estudios hechos en Dolores Hidalgo, demuestran que la gente tiene plomo  en la sangre y eso conlleva a que haya riesgo no nada más de intoxicación crónica por uso de materiales cerámicos, sino implica también un riesgo laboral de la gente que trabaja en la industria cerámica”.

Advirtió que “si uno consume un miligramo de plomo no tiene mayor impacto, pero si esto es crónico a través de un espacio de tiempo prolongado, entonces si empiezan a aparecer síntomas graves”.

Esos talleres en el país, como en los casos de Michoacán y Guanajuato, han subsistido de manera tradicional y por  inexperiencia, desconocimiento o falta de recursos, no han adoptado nuevas tecnologías para ceñirse a la normativa nacional e internacional.

El laboratorio de la Universidad de Guanajuato

La Universidad de Guanajuato, cuenta con el laboratorio del Centro de Investigaciones en Química Inorgánica (Ciquilab), que recibió recientemente la certificación de la Entidad Mexicana de Acreditación para el  estudio de plomo y cadmio solubles en piezas cerámicas, de alfarería y de porcelana.

Este laboratorio es el octavo en el país  que cuenta con la infraestructura necesaria  para la certificación de este tipo de productos  con fines de exportación y de cuidado de la salud.

Está ubicado en la colonia Noria Alta, en Guanajuato capital, en el departamento de Química y tuvo una inversión de alrededor de 2 millones de pesos.

El director del Departamento de Química de la Universidad de Guanajuato,  Juan José Guzmán Andrade, informó que la Universidad de Guanajuato empezó a comprar los equipos para habilitar el laboratorio desde 2004 y el personal tanto técnico como administrativo comenzaron con el proceso de capacitación.

A pesar de que tan solo 4 personas, entre ellas hay una dirección, una gerencia técnica, una administrativa y personal de apoyo técnico, atienden la demanda, tienen la capacidad de analizar alrededor de 20 muestras diarias, con la extensión de un reporte “con el carácter de un laboratorio acreditado que es ya algo oficial”.

Guzmán Andrade comentó que anteriormente ya se hacía un servicio para este sector productivo de manera aleatoria conforme se presentaban las necesidades de algunos ceramistas, pero ahora que están acreditados y se ha oficializado la apertura, están en disposición de atenderlos de manera puntual.

“Es todo un concepto que incluye también la asesoría de por qué determinado producto ha llevado mal un proceso de quemado o de ornato, con los materiales que llevan como son los barnices y colorantes de tal forma que podamos darles una explicación razonada de cuáles pueden ser sus fallas de proceso, mejorarlo y ver alternativas de esmaltes sin plomo y de un quemado homogéneo en sus hornos”.

La importancia de este laboratorio “es que ya cumplió con todos los requisitos que marca la Norma Oficial Mexicana, de laboratorios de ensayo y calibración que es la 17025, misma en la que se basa la Entidad Mexicana de Acreditación para verificar que estos establecimientos cumplan estrictamente con todas las condiciones necesarias para poder ofrecer un resultado analítico con todos los requisitos de precisión y exactitud y manejo de la incertidumbre”, explicó.

El laboratorio ofrece el servicio, bajo los aspectos de cumplimiento de la calidad de exportación, pero también de los aspectos sanitarios que deben de cubrir y que son muy importantes para la población de la región y del país”.

El riesgo de consumir plomo y cadmio, permanece

El director del Departamento de Química de la Universidad de Guanajuato,  Juan José Guzmán Andrade, comentó que hasta ahora  lo que se puede apreciar en el análisis del laboratorio es que hay bastantes productos que están fuera de norma,  incluyendo muchas piezas de alfarería que son de uso común en los restaurantes tradicionales  en las que “se han detectado hasta 2 mil partes por millón, donde la norma indica que no deben ser más de 2 partes por millón”.

“Las partes por millón es una relación que por ejemplo, en un kilo de producto haya 2 mil miligramos, es decir dos gramos, por una pieza que pesaría un kilo; es una relación de la cantidad de un determinado compuesto en un total, al hablar de partes por millón se está hablando de miligramos por kilogramo de pieza”, explicó.

Cabe señalar que actualmente los productores se cuidan mucho más y recurren a los laboratorios establecidos para tener un resultado previo y acreditado que le dé  validez internacional a sus productos.

Esa certificación  es emitida por un laboratorio evaluado por la Entidad Mexicana de Acreditación misma que tiene reconocimiento internacional, de tal forma que al revisar el trabajo de uno de estos laboratorios,  certifica que el productor trabaja con los parámetros de calidad, de precisión y exactitud que valida el producto en todas partes, concluyó el director.