Benjamín Pacheco
Guanajuato, Gto. 10 de febrero de 2011.- El desenfreno del jazz, con su libertad y fuerza expresiva, son trasladados al óleo por parte del pintor Jazzamoart, quien exhibe durante febrero alrededor de 40 obras en el Museo Casa Diego Rivera (abierto de martes a domingo).
La muestra destaca porque el visitante puede contemplar las piezas mientras escucha distintas melodías del conocido ritmo, así como un video donde aparece Francisco Javier Vázquez Estupiñán (Irapuato, 1951), nombre original de Jazzamoart, mientras trabaja con desenfado en su estudio.
El trabajo, conforme a la curaduría, contiene un lenguaje expresionista rítmico, íntimamente vinculado a la música, donde también se representan las pasiones del hombre y la vida.
La obra, debido a su efecto visual en el espectador, dispara diferentes comentarios como los de José Luis Cuevas: “como si fuera un bailarín de jazz loco que descubre los orígenes de la tierra cada vez que cae su dedo del pie en ella. Orígenes tan antiguos que son como las primeras manifestaciones de la creatividad en la historia de la humanidad”. O de Teresa del Conde: “su obra tiende a ser más fácil que hostil, alegre a pesar de los aspectos agresivos que transmite, que poseen el celo y la fortaleza (es decir, su estilo no es débil)”.
Las pinturas de Vázquez Estupiñán están distribuidas en dos niveles del museo; en el primero, aparecen nueve elaboradas con la técnica de óleo sobre tela y sobre cartón. De ahí destacan las dedicadas a Diego Rivera, así como Saxofón de carne y hueso y El antro de los placeres.
Un aspecto de Jazzamoart es la soltura del pincel —referencia a los múltiples caminos que puede tomar una ejecución de jazz— y la reiterada sobreposición de pintura, pues si se observan los cuadros en perfil, son notorios los volúmenes que quedan sobre el lienzo.
En el siguiente nivel, en el de las salas temporales, están distribuidas más de 30 piezas. En la primera parte, el espectador aprecia otras temáticas como los toros, la selección mexicana de fútbol, Francisco Villa inmerso en la ópera, y aspectos arquitectónicos de El Bajío y el mítico “Cuévano”, que en el código del escritor Jorge Ibargüengoitia refiere a la ciudad de Guanajuato.
Y en la segunda sala, aparecen las piezas de gran formato con temáticas como la crucifixión, cabezas fusionados con música, músicos evocados desde el color azul, grandes escenarios, tríos y cuartetos, y el saxofón inmersa en el mar, rodeado de barcos, e incluso homenajeando al artista Marcel Duchamp.
La propuesta de Jazzamoart ha sido motivo de más de 350 exposiciones en México, Canadá, Estados Unidos, Latinoamérica, Europa Occidental y Japón, así como de improvisaciones visuales y escenográficas en las que han participado algunos de los principales exponentes del Jazz.