Erasmo Mejía Ávila: el don de ser hombre

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Entrevista con Hernán Ferro de la Sota

Jorge Olmos Fuentes

Universitario comprometido, editor y periodista, Erasmo Mejía Ávila, nacido en Celaya, realizó una tarea que incidió en la vida de muchos, estudiantes y no universitarios. Entre ellos se cuenta Hernán Ferro de la Sota, universitario de Guanajuato cuya memoria es una alacena de anécdotas y enfoques. Gracias a los recuerdos de Hernán Ferro de la Sota, se puede atisbar a lo que fue la tarea universitaria de Mejía Ávila así como la trascendencia de su quehacer periodístico en la región, y aun en los buenos oficios de la amistad. Como buen conocedor que es de la evolución de los sucesos de la Universidad, de la ciudad y del estado, Hernán Ferro recupera con el tino de su mirada dos o tres aristas un hombre que fue poliédrico pero con compromisos bien enfocados.

Don Erasmo universitario

Erasmo Mejía Ávila, alrededor de sus ochenta años de edad, en un retrato de Gustavo López que se publicó en el libro "El oficio del tiempo"

Tres aspectos de don Erasmo. En los tres aspectos estuve muy ligado a él. El primero es el ámbito universitario, donde lo conocí como maestro de español. Más tarde supe, ya conociéndolo, que él era el director de la Imprenta Universitaria. Él tenía a su cargo toda la imprenta, una heroica imprenta muy artesanal, artística, con una serie de características, como toda artesanía, y como todo gremio, bastante difícil, pero que él sacaba adelante.

Tenía un don especial y una gran veneración por la Universidad y por su Guanajuato, que nos transmitió. Para los que fuimos sus alumnos, resulta fácil entender lo que es el espíritu universitario, nos resulta muy fácil porque desde el primer día de clases, en febrero de 1961, cuando yo lo conocí, nos hizo descubrir cosas extraordinarias. Recuerdo yo la emoción con que él daba las clases de Español, además de las clases de Analogía. Era un extraordinario maestro, que nos transformó la vida a muchos de sus alumnos y nos insufló el orgullo de pertenece a la Universidad. Él se emocionaba cuando nos narraba aspectos del paisaje de Guanajuato. Hay una figura que me queda muy clara todavía y que la he usado mucho, la referente a las llamaradas de la Bufa, que al atardecer es como si se encendiera en fuego, decía él, con una figura poética extraordinaria, cosa que nos emocionaba. Para uno que llegaba de otro lugar, fue una experiencia increíble tener una gente de esa calidad, con esa elocuencia, vehemencia, claridad de visión.

Don Erasmo periodista

Portada del periódico "Estado de Guanajuato" del 24 de agosto de 1957

Hay otra fase que también es muy importante. Él fue un personaje clave para entender lo que sucedió en el estado de Guanajuato a mediados del siglo XX. Como periodista, él editó un periódico, Estado de Guanajuato, una colección que ahora es un tesoro verdaderamente apreciado y que la colección completa está en el Archivo Histórico del Estado. En ese periódico está la clave para poder entender Guanajuato. Ahí tuvo una colaboradora que es otro gran personaje de Guanajuato, una persona muy guanajuatense, sencilla, Elisa García Carranza, era su jefe de redacción. Y entonces con ella hicieron ese juego de impacto periodístico a nivel estatal.

Estado de Guanajuato

Y me gustaría ahondar en este aspecto del periodismo porque efectivamente lo que el publicó en el periódico Estado de Guanajuato queda casi como el único testimonio coherente y continuado del periodismo en Guanajuato, particularmente, y con una visión que pretendía ser estatal. Me parece que era difícil en aquellos tiempos con la tecnología de comunicación que había. Era un periodismo hecho con el corazón. Esta no es precisamente una frase cursi sino que es un hecho más que probado que él entregaba cuerpo y alma. Lo hacía con esa pasión. Nunca su aspiración fue obtener prebendas o tener riquezas; eso estaba borrado de su mente. Él, teniendo la oportunidad de escribir, teniendo la oportunidad de compartir, de servir a sus semejantes, se sentía muy satisfecho. Las noticias que él publicaba, como se lo confesó en alguna ocasión a don Euquerio Guerrero, en una reunión que tuvimos sobre algunas noticias del periódico Estado de Guanajuato, provenían de varias fuentes; primero, las gentes y los intelectuales de aquí del pueblo, tradicionales, gente no tan famosa pero que en Guanajuato tenía ese hábito de cultura y el gusto por escribir cosas, entonces ahí él los acogía. Además, como él no tenía reporteros, se ayudaba mucho con las fuentes periodísticas de los periódicos regionales.

Don Erasmo y el servicio

Erasmo Mejía Ávila junto a su esposa Esther Pozos Samaniego en un acto social (Foto propiedad de Ana Guadalupe Mejía Pozos)

El tercer aspecto es el hombre de sociedad. Era miembro del Club de Leones, donde fue mi padrino para ingresar al club. Obviamente, era una persona muy comprometida con su medio. Recuerdo como si fuera ayer cuando me dice: “Mira Hernán, si quieres sentir lo que es ser León en verdad, tienes que ser presidente del Club de Leones, porque ahí entiendes el lema del leonismo”, que fue para él un lema de toda su vida. Y también para nosotros. Éel servía a todo generosamente. En esos tres aspectos hay una característica fundamental que rige toda su vida y que yo lo podía ejemplificar muy sencillamente: su calidad humana y su don de hombre.

Don Erasmo en la amistad

Después tuve la oportunidad de frecuentar su casa y conocer sus escritos, sus libros de correcciones al idioma español y demás, conocer a su señora, que era una dama extraordinaria, y a sus hijos que eran niños. Entonces tuve oportunidad de conocerlo en el ámbito de la amistad a quien en algún tiempo fue mi profesor, para ser mi maestro de vida. Fue mi maestro de vida hasta que falleció.

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Hernán Ferro de la Sota es arquitecto, con maestría en Restauración de sitios y monumentos y consultor en urbanismo. Docente en la Universidad de Guanajuato, donde  ha desempeñado diversos cargos.