LA OTRA

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Paloma Robles Lacayo        NUEVA COLUMNA SEMANAL

Hay otra copa de cristal sobre mi mesa, es sin dudas mucho más importante que aquella en la que he bebido yo.

Dentro de ella he depositado todas mis inquietudes y mis esperanzas, de modo que mis ojos me engañaron todo el tiempo al delatar su falsa vacuidad.

La he intuido de noche, cuando despiadadamente impide que la vea, cuando se enmascara con la oscuridad, buscando que su aparente ausencia me turbe. Luego asciende desde las profundidades de mis deseos y llega hasta mi realidad. Está ahí.

A veces me parece que tiene amoríos con el Sol. En ella se cuajan los reflejos. Ella acapara las luces, y las transforma en proyecciones, y las descompone en matices.

Siempre me pregunto si en verdad está hecha de cristal. Cómo es posible que la tempestad que le heredé no exceda su fragilidad… ¿No será acaso una falacia? Por qué tendría que pensar que puede romperse.

Habré de terminar por concluir que está hecha con mis ilusiones, que mis desvaríos fueron una vez consistentes, y que constituyeron un metal, que de ser tan puro se volvió cristalino. Y todas mis ilusiones serán algún día la plataforma que me permita vivir lo que sueño…

Es un objeto imponente, al que procuro evitar para que no me atormente. Agradezco mucho que calle la mayor parte del tiempo, que no me reclame su sinsentido. Está. No existe ahora quien beba en ella. Repentinamente esa terrible mujer se agita, y su voz genera un eco insoportable en la cuna de mi emoción…

¿Cómo puede albergar a tantos sentimientos? —Con toda la transparencia que me ofrece su naturaleza no he conseguido comprenderlos—. Será porque su translucidez le permite derramarlos, inclusive antes de llegar a su borde. Aunque yo, que auténticamente la conozco, sé que no lo tiene. Pero no importa, finge que sí.

En sus cavidades he amontonado mi angustia. Ojalá que nunca se quiebre porque ella regresaría a las mías, cuando lo único que quiero es renovarlas. En realidad, mi corazón se extasía sintiendo que comparte, que se nutre y que espera por quien alguna vez habrá de embriagarse con… lo que la copa… derrame. Siempre he pensado que la imaginación del corazón es mucho mayor que la de la inteligencia.

La otra noche perdía toda mi concentración por el seguimiento de una flama. Yo amo las velas porque suministran la luz suficiente para mirar lo necesario, para mirar lo trascendente, las miradas y las sonrisas. El único cautiverio que valido es el de la luz por la mirada. Sin embargo, yo estaba sola y tenía mucho por descubrir en una vocecita de fuego. Bebí, hasta que se me olvidó que estaba sola. Curioso, al final, la otra copa me orilló a recordarlo. Me encantaría que no viviera recordándome que nadie la toca, que nadie la disfruta. Ella es una rosa en la ceniza del silencio, y la soledad. Ceniza extraordinaria que ha producido mi intensidad.

Gracioso, me pareció entender, por lo que leí de sus labios, que ya está preparada para recibir a otros, y brindarles su infinito contenido.

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Paloma Robles Lacayo se define como La mujer del tiempo, La duquesa del Beso, Un imperio de mujeres junto al mar, Alguien indefinible. Contacto en: fuegoeingenio@yahoo.com.mx