DIA PRIMERO
*
Sol.
Pedernal de luz.
Fuego.
Es falso decir que te hundes
cuando con gesto encendido
la mañana surge.
¿Qué nos empuja
ávidos de sentido,
a querer preservar nuestro deseo?
¿Qué se siente caminar sobre el agua?
El día se resuelve entre voces inciertas.
Se disemina la bruma en espejismos,
mas no me resigno a que desaparezca.
Sólo persiste el estrépito y la furia.
*
Rasga el aire la nítida lanza
ligera y precisa
reposa en su víctima.
No volverá el venado a correr,
y el águila dejará de volar
entre el cielo protector
y la mirada asesina.
Oculto detrás de las cosas
miro a la distancia al lenguaje
asumir su apariencia.
Para quienes han vivido al borde del abismo
ésta es una llamada de larga distancia:
hay un sitio al norte de la ironía,
un lugar en medio de la sombra.
*
Basta con ir herido por el sueño
en busca de quien esto escribe
el poema final en que la piedra gesticula
el otro alfabeto
espesura improbable de tan generosa
rescoldo sonoro
que extiende en su primer día
la raíz del papiro.
Basta con mudar el corazón
hacia una casa más abierta
al margen de la madrugada
y de los gestos hambrientos.
Basta con mirar
el trabajo de las almas.
*
Alguien de golpe se revuelca otra vez bajo la lluvia.
Alguien se abre con la marejada a esa infinitud
que hace titubear nuestras sombras.
Alguien con el rostro impregnado de golondrinas
pasa de una morada a otra
balanceando días tutelares.
Alguien muerde la noche.
En el corazón del corazón
el calendario remonta las estaciones.
Lo sagrado se abre en el lomo gozoso del sueño.
Y la tregua amorosa reúne a los contrarios
en el mismo lecho en donde la sangre
contenida en su certeza
pregunta por el día siguiente.
Ingrávida simetría que se desliza
por el regazo de los dioses
espontánea concavidad de nítidas exploraciones:
rueda perfecta.
La luz gotea en la oquedad sin límite de los días.
Tres pirámides desafían el paisaje
y deshojan la historia común de los pueblos.
¿A qué seguir en este periplo transparente?,
si la memoria guarda el hartazgo de nuestras sonrisas.
Te veo en el juego imaginario de un sueño
en la cima en donde nada se mueve
en la mirada que sostiene el oleaje del tiempo
en la raíz abierta en solemne augurio
en el momento preciso que rasguña el tigre.
*
Habrá que bailar el danzón de la vida
asomar el espíritu a este nuevo siglo
escribir una vez más en el tejado
guardar el asombro nuestro
de cada día en el armario:
cristal remoto que nos devuelve
—aquí y allá—
con un cierto aire
a metáfora encarnada
al marco empobrecido de nuestra plenitud,
¿Señal de que nada espere de esta travesía?
Acercarse a esa luz
hundirse.
Recorrer en vilo lo que me recuerda.