Carlos Olvera / Traducción: Mónica Daniela Ramírez
Guanajuato, Gto. 6 de agosto de 2011.- Una de las cosas que más llaman la atención en la obra del artista neoyorquino Spencer Tunick (1967) es la abundante respuesta a sus convocatorias para participar en sus trabajos. Ocurrió en San Miguel de Allende, donde un grupo selecto de personas pasaron a formar parte de la célebre galería del artista, y pasó en la capital, donde se registraron 200 personas y sólo 20 fueron invitadas a ser fotografiadas desnudas.
El llamado en general fue en la madrugada, a esa hora pocas personas se dieron cuenta de lo que estaba pasando en la ciudad, las calles, callejones y azoteas lucían tranquilos y el grupo de convocados se desplazaba sin contratiempos, para cumplir con su cometido, dejarse atrapar por la lente de Tunick, el fotógrafo reconocido en el mundo entero por su casi obsesiva tracción por el cuerpo humano al desnudo.
Un señor que vende Guacamayas (tortas de chicharrón de cerdo con salsa picante) se sorprendió del norteamericano que le pedía dos piezas grandes de chicharrón, para simular un capullo del que surge una mujer desnuda.
Por la tarde, en el Auditorio del Estado, donde estaba realizándose el Guanajuato International Film Festival (al que el fotógrafo acudió), el artista accede a una breve entrevista, donde comparte su experiencia después de una jornada mañanera de poco más de 3 horas, por los rincones de esta ciudad.
¿Cómo lo recibieron los guanajuatenses, porque tienen fama de conservadores y buenas conciencias?
La gente en las calles resultó ser muy cooperativa. Realizo mi trabajo muy temprano, para no perturbar a la comunidad, trato de trabajar rápido en la creación de mi arte, para no ocasionar confrontaciones; así que encuentro pequeños espacios de tiempo, donde hay pocas personas en la calle y puedo realizar mi trabajo. Hacer arte precioso sin causar alboroto.
Algunas personas de Guanajuato posaron. Envolví a una mujer en dos piezas de… (¿cómo se llama el puerco crujiente? pregunta al traductor) chicharrón. Vimos a un hombre pasar por la calle que traía pedazos grandes de chicharrón en una gran bolsa de plástico, así que tomamos dos piezas para simular un capullo del que salía la mujer.
Otro escenario fue en ese callejón donde la gente se besa —el Callejón del Beso—. Tuvimos a dos jóvenes hermosos, desnudos, simulando un beso, no tocándose realmente; separados por una pulgada. Se inclinaban uno al otro, desde los extremos de cada pared. Eso fue absolutamente hermoso, romántico y fantástico. ¡Como una fantasía!
¿Cuánta gente invitó a participar en Guanajuato?
Más de 200 personas aplicaron e invité a 20 para fotografiarlos. En esta ocasión me sigue un equipo de grabación mientras estoy fotografiando; están filmando cómo trabajo paso a paso y se estrenará la última noche de este Festival Internacional de Cine de Guanajuato.
Así que la noche del sábado se mostrará un corto de la Creación de Mi Trabajo aquí en Guanajuato y en San Miguel, deben venir a verla.
¿Cuántos escenarios escogió para trabajar?
Tuvimos 6 seis locaciones aquí en Guanajuato.
¿A qué hora empezó su jornada de trabajo?
Empecé a las 6:45 de la mañana. Comienzo a trabajar antes de que el sol se asome por el horizonte, por lo que trabajo entre las sombras previas al amanecer. Y hoy terminé a las 9 en punto. Así que fueron 2 horas y media
¿Cuál fue la actitud de la gente que participó en las sesiones?
Tuve a una pareja de padres con su hijito. El niño debe tener como 6 seis años, el papá es músico y la mamá se dedica a los seguros. Los fotografié en el techo de un hotel, teniendo como fondo un sinnúmero de casas coloridas, por lo que parecía que ellos vivían en una de las casas.
La gente estuvo muy entusiasta. Mucha gente ha viajado de otras ciudades, como del D.F., con la única finalidad de posar para mí, pero fue importante que la gente de Guanajuato también posara. Es una ciudad para viajeros, la gente viene a visitarla por el esplendor de sus calles, los colores, el arte y la historia. Así que en esta ciudad no solo he trabajado con guanajuatenses sino con mexicanos de otras ciudades.
¿Visitará las momias?
Supe algo del Museo de las Momias, pero no me fueron enviadas fotografías del museo. Así que se me pasó por alguna razón. Me encantaría realizar un trabajo con ellas.
Le estaba comentando al productor, Axel, porque me reúno con grupos de trabajo en las noches, ¿por qué no se reúne mi grupo en el Museo de las Momias? Así miraría al Dios de las Momias diciendo: ¿por qué? —bromea y gesticula—. Eso es lo que la gente quiere, eso es lo que quiero entregar.
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