Naturaleza mortal

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EXPEDIENTE ECOLÓGICO

Jacinto Jaramillo Rocha

08 de octubre de 2011

Tornado. Fotografía de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos de América.

Resulta sorprendente cómo el país más poderoso de este maltrecho planeta se vea indefenso ante la furia de los elementos. Existen registros desde mediados del siglo XIX en los cuales se detallan eventos meteorológicos extremos sobre territorio de los Estados Unidos de América.

Hoy en día uno de los fenómenos atmosféricos que presentan una furia difícil de imaginar es el de los tornados. Desde mediados del mes de abril de este año y hasta los inicios de este mes de mayo se han registrado una cantidad de tornados que rompen con lo registrado por lo menos en los últimos 137 años.

La cantidad es tan alta y con tanta frecuencia que los daños a la propiedad y sobre todo a las más de 300 muertes asociadas a tales eventos se salen de toda estadística y comprensión. Si bien es cierto que hoy en día la tecnología y los conocimientos sobre los eventos meteorológicos de gran intensidad es mayor, también los trastornos provocados a la naturaleza cobran su cuota.

No existe ningún precedente que hable de más de 20 tornados ocurridos en un solo día (27 de abril 2011). Hoy se sabe que existe un bien definido camino de tornados o bien llamado corredor de tornados que nace desde tierras mexicanas en Coahuila y cruza buena parte de los Estados Unidos, incluso avanzando hasta territorio del Canadá.

Uno de los tantos ingredientes que requieren estos explosivos eventos es la inestabilidad dejada por los frentes fríos en las extensas planicies, la tierra desnuda en grandes regiones y la formación de nubes que presentan características muy especiales como lo son las nubes de tormenta (Cúmulo Nimbos) y muchos otros precursores.

Existen tornados en todos los continentes y cada vez en más regiones. México no es la excepción al presentarse en el norte, pero en los años recientes hasta en la porción oriental de la mesa central. Debemos aprender de estos sistemas atmosféricos y respetar la naturaleza en lo posible.

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Nativo de Guanajuato, se inició en la meteorología a la edad de 17 años con Luis Miguel Campos Castillo. Trabajó con el Ing. Miguel Izaguirre Mendoza responsable de la meteorologia, sismologia y astronomía de la UG. Fue jefe del observatorio ante la ahora desaparecida SARH. Su formación la adquirió con el Servicio Meteorológico Nacional y dentro del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua con sede en el estado de Morelos. Ingresó a la CONAGUA en 1991 y hasta el 2007 como instructor y jefe del Observatorio Meteorológico de Guanajuato. Forma parte del personal de la UG desde 1982.