Sorprenden virtudes de Elena Mahknev al violín

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Benjamín Pacheco López

Guanajuato, Gto., 18 de octubre de 2011.- Con un repertorio centrado en los siglos XIX y XX, Elena Makhnev dejó claro que es capaz de moverse por los diferentes niveles de dificultad que plantean los grandes maestros de la música, según se apreció en la edición 39 del Festival Internacional Cervantino (FIC).

La violinista Elena Makhnev en el 39 FIC (Foto: Especial)

La joven guanajuatense, nacida en 1993, a la fecha ha sido reconocida a nivel mundial por el dominio de técnicas musicales complejas, presentó Concierto para violín virtuoso en la Pinacoteca del Templo de la Compañía, donde constantemente fue aplaudida por el público asistente.

Makhnev, quien se muestra enérgica, segura y con temple al momento de tocar el violín, deleitó con ocho piezas musicales de la autoría de Henryk Wieniawsky, Camille Saint-Saëns, Eugène Ysaÿe, Nicolò Paganini, Ástor Piazzola y Pablo de Sarasate.

Como parte de la presentación, la violinista fue acompañada en el piano por Carlos Adriel Salmerón Arroyo, quien a su vez se ha presentado como recitalista en ensambles de cámara y con orquestas sinfónicas en importantes recintos musicales de México, Costa Rica, Brasil, Argentina, España, Alemania, Hungría e Italia.

También, Stanislav Makhnev, padre de Elena, habló de manera previa a los asistentes sobre algunas características del programa musical.

De esta forma, el público apreció los matices expresivos de la danza italiana “Scherzo Tarentelle” Op.16, de Wieniawsky; el aria “Mi corazón se abre a tu voz” de la ópera “Sansón y Dalila”, escrita originalmente para trompeta, de Saint-Saëns.

Le siguió el popular “Capricho” No.13, de Paganini, pieza breve pero muy difícil por su carácter atormentado y fiero; la “Introducción y rondó caprichoso en la menor”, Op. 28, de Saint-Saëns, de corte majestuoso y con pasajes de alegría desbordada.

Y la dinámica “Sonata para violín solo” Op.27, de Ysaÿe; un “Tango” suave de Piazzola; así como los intensos, a veces trágicos por su sentimiento marcado, de “Aires gitanos” de Sarasate.

Con tan sólo 18 años, Mahknev compartió parte de su formación adquirida en el Conservatorio Chaikovski de Moscú —donde es alumna destacada—, y que el público ovacionó de pie.

Ante todo, Makhnev recuerda que la música es un placer que puede ser muy complejo, pero que vale la pena sumergirse en sus misterios mientras se reconocen las posibilidades virtuosas que puede otorgar un instrumento como el violín.