Benjamín Pacheco
Guanajuato, Gto. 28 de octubre de 2011.- Con malabares aéreos que mostraron la sincronía corporal y actuaciones que fueron desde el circo tradicional al contemporáneo, se presentó la compañía Circo Aéreo & Les Objects Volants en la edición 39 del Festival Internacional Cervantino (FIC).
El espectáculo se realizó en el Teatro Principal, donde el público pudo apreciar diferentes disciplinas y suertes, a cargo de cuatro artistas originarios de Finlandia y Francia quienes recrearon la obra Espresso, dirigida por Maksim Komaro y reconocida por su calidad en Europa y Estados Unidos.
La puesta funciona como un relato acrobático a cargo de cuatro ejecutantes: IIona Jäntti, Antoni Klemm, Denis Paumier y el mismo Komaro, quienes hacen uso de los recursos clásicos del circo, así como de variaciones contemporáneas que incluyen cuerdas y música electrónica.
Al inicio, la atmósfera recuerda un circo errante, donde los artistas ensayan sus malabares con aros y pelotas; de secuencias sencillas pasaron a más complejas, donde incluyeron desplazamientos por todo el escenario al tiempo que mantenían un equilibrio precario.
Una característica que destaca de Circo Aéreo es el humor previo y durante sus presentaciones, mismo que contrasta de manera armónica con las ejecuciones más reservadas.
En la primera parte de la obra destacaron los recursos clásicos en la historia del circo, proyecciones de cine mudo, equilibrio sobre una cuerda, juegos de imágenes para crear la ilusión de caballos amaestrados sobre el escenario, además de un vestuario con alusiones medievales.
También el uso de bastones para manipular una “marioneta-humana”, así como las tradicionales mazas que pasaron velozmente de mano en mano.
Posteriormente se sumó un teclado electrónico con el que se contó una historia que rayó en lo surrealista, pues los actores tuvieron que utilizar las mazas citadas para recrear las coletas de una niña, un unicornio, un conejo, piratas, alas de ángel e incluso ametralladoras.
Con recursos sencillos pero sumamente precisos, Circo Aéreo & Les Objects Volants dejó un buen sabor de boca, pues recordaron la magia del circo y lo hipnótico que puede resultar el malabarismo, donde el espectador se deja engañar por la coordinación del ojo y una mano mágica.
